No me simpatiza el diseñador que hoy saca el libreto de una alegada discriminación para explicar su mal momento financiero y de salud.  En el país, estima ahora que por ser gordo recibió una remuneración menor a la de diseñadores con peso en un rango normal.  La obesidad también llevó a organizadores de eventos internacionales de moda a pasar por alto su ingenio de igual volumen, discriminación que evitó tener la fama y fortuna en las capitales del mundo de la moda.  Aparentemente, tener que reforzar las pasarelas cuando saliera al cierre o romper el estereotipo dominante de diseñador en peso normal, se llevó su oportunidad de ser mencionado en “Fashion Police” y tener un buen plan privado de lucro cesante, seguro médico y pensión.

Una enfermedad grave lo encuentra sin esa cobertura que pudo haber contratado cuando sus ingresos superaban con creces la media de la población ocupada.  Es un error en el que no está ni estará solo. Es sorprendente la escasa cultura aseguradora en un país donde la mayoría de las pólizas no son de origen voluntario.  También lo encuentra reflejado en el bolero “La Cama Vacía”, carta desgarradora del enfermo postrado que pide amigo lo visite antes de partir. Creo que hasta esta estrofa parafraseó en sus declaraciones: “Cuando uno está en condición, tiene amigos a granel. Pero si el destino cruel hacia un abismo nos tira, vemos que todo es mentira y que no hay amigo fiel.”

Para rescatarlo del abandono, el diseñador apela a la solidaridad del Presidente de la Nación. Su caso es más dramático que el de su amiga artista recibió pensión cuando todavía era integrante del grupo musical criollo más famoso en el mundo. Esa ingresó a la nómina de pensionados cuando estaban a la mitad de una gira internacional, justo cuando hacía el coro del merengue que denuncia la precariedad y corrupción en los hospitales públicos. También lo que solicita es insignificante cuando se compara con los casi RD$500 millones que la Ley de Cine ha entregado al productor romperá el récord mundial de succionar fondos públicos.  En su lecho, él está ofreciendo contraprestaciones más significativas y menos onerosas que esos y otros ejemplos cercanos.

Mientras espera con fe ese rescate público, el retorno de los amigos, la solidaridad anónima privada y un diluvio de oraciones, debe recordar la forma como Corporán nos enseñó a conjugar los verbos y reflexionar sobre lo que es y no es discriminar.  Al estilo “Yo como Milano, tu comes Milano….”, que diga “Yo discrimino, tu discriminas, el discrimina…”.  En el ámbito de relaciones privadas y libres, discriminar es una actividad tan natural como respirar. Al mismo tiempo que escogemos a alguien o seleccionamos algo estamos discriminando contra el resto. Cuando Cecilia García lo escogía para sus presentaciones, discriminaba contra quienes eran su competencia ejerciendo plenamente su derecho natural a la libertad de intercambio y la libertad de asociación. 

Discriminación sólo es abominable cuando hace ilegal y sanciona el ejercicio de esos dos derechos, como en el Sur de EUA que castigaba a los blancos estaban dispuestos hacer negocios o asociarse con los negros en un gran número de actividades comerciales o personales.  Cuando venga la tentación de sacar alegremente la carta discriminación, hay que comparar la cercanía del caso con la cámara de gas en campo concentración judío de Alemania Nazi, con linchamiento del Ku Klux Klan a negros o blancos contratan negros, con violaciones a homosexuales en ergástulas de la dictadura castrista o en cualquier otro abuso similar permite o da sustento legal el poder político.

Espero que llegue pronto al diseñador de modas la solidaridad para recuperar su salud, que todos sus amigos y relacionados acudan en su apoyo, con fanfarria o en anonimato, la forma no importa, situación es urgente y tiempo apremia.