A principios de  mayo de 1965, durante la segunda  intervención norteamericana a la República Dominicana la primera delegación internacional que llegó al país, fue de la Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por Alejandro  Magnet, chileno, a quién le sorprendió que la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) estuviera al lado del movimiento constitucionalista, y había formado el Comando Armado Sindical Cristiano-CASC;  él recomendó al Coronel Caamaño que enviará al exterior un dirigente sindical para explicar esta situación.

La persona indicada era Henry Molina,  Secretario General de la CASC y Comandante del grupo que estábamos en Santo Domingo participando frente a los norteamericanos, pero la persona que tenía los documentos al día, incluyendo visa, era yo, por eso el Presidente Francisco Caamaño me designó  para hacer esa labor en el exterior; Chile, México y Venezuela, que según el Dr. Magnet eran los países que mejor se habían comportados frente a la ocupación norteamericano. La mayoría de los países latinoamericanos estaban gobernados por dictaduras y militares.

Inicié mi periplo por Venezuela, participé en un Consejo  de la Central Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos-CLASC, – que después se llamó CLAT-, en Caracas y con el Presidente Raúl Leoni. A ellos expliqué como se inició el movimiento constitucionalistas,  la llegada de las tropas norteamericana, y otros asuntos internos de la situación.

De Venezuela me trasladé a Chile, donde el presidente era Eduardo Frei Montalva, de la democracia cristiana. Allá me encontré con el amigo dominicano Caonabo Javier Castillo y entre otras actividades públicas participamos en una donde estaban presentes más de mil personas, en el Teatro Caupolicán, el jueves, 27 de mayo de 1965.

En ese acto hablamos;  Héctor Alarcón, de la Unión de Campesinos Cristianos; Pedro Felipe Ramírez, Presidente de la Federación de Estudiantes de Chile; Alfredo Di Pacce, de la Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos-CLASC; Santiago Pereyra, Diputado y Presidente del Comando Nacional de Trabajadores; Luis Quiroga, Presidente del Movimiento Unitario de Trabajadores y de la Central de Pobladores; Fernando Frías, del Movimiento Unitario de Trabajadores de Chile-MUTCH, y yo, en representación de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), y del movimiento constitucionalista dominicano, para cerrar ese acto multitudinario.

Los lemas eran;  ¡Contra la intromisión extranjera en América Latina!,  ¡Por la integración Latinoamericana!,  ¡Viva el heroico pueblo dominicano!  ¡Viva la solidaridad continental!

Nunca en mi vida había estado ante un público tan numeroso, ni en una situación tan delicada, en el aspecto político  internacional.

El maestro de ceremonia me dijo que como era el orador principal tenía 15 minutos, a diferencia de los otros que eran 5 minutos…!hablé 45 minutos!

Comencé mi discurso haciendo  un recuentos histórico desde la primera ocupación de los norteamericanos a la República Dominicana 1916-1924, la subida y dictadura de Rafael Leónidas Trujillo 1930-1961, la elección del Profesor Juan Bosch, primer presidente electo democráticamente, en 1962.

El golpe de estado militar contra Bosch en  Septiembre del mismo año 1963; y el gobierno de facto de un Triunvirato, el cual gobernó ilegítimamente,  motivó el descontento del pueblo, y el deseo de volver a la constitucionalidad.

Dije que la posición de la CASC la expresamos desde el primer momento, cuando el Comité Ejecutivo Nacional se presentó en la televisión nacional, el 24 de abril, y el Secretario General, Henry Molina, hablando en nombre de la organización sindical, expuso el respaldo de nuestra organización al movimiento constitucionalista, y  pedimos el retorno del Profesor Juan Bosch, como presidente electo democráticamente.

Expliqué en mi discurso que el movimiento cívico-militar que derrocó al Triunvirato, el 23 de abril de 1965, demandó el regreso a la constitucionalidad.  La oposición eran las fuerzas aéreas, encabezada por Elías Wessin y Wessin. Los primeros combates fueron entre dominicanos constitucionalistas y defensores del militarismo. Bombardeos indiscriminados a la población civil y al palacio de gobierno, dejando centenares de muertos; niños, mujeres y jóvenes, en su mayoría, entre ellos el diputado perredeista Manolito Álvarez.

Describí  un gran combate por el dominio del Puente Duarte, que separaba la ciudad del lugar de las fuerzas áreas, los combates ocurridos la tarde del 27 de abril en la cabeza occidental de ese puente.

Henry Molina y yo, principales dirigentes de la CASC, fuimos al Palacio Nacional, después de los bombardeos, cuando era Presidente Provisional el Dr. Rafael Molina Ureña. Ahí solo encontraron un pelotón militar dirigido por el Contralmirante Lajara Burgos. En las oficinas estaban Brinio Rafael Díaz, un publicista, y el actor Franklin Domínguez.

En mi discurso denuncié la intervención de 42.000 marinos norteamericanos, que desde su llegada, el 28 de abril, su pusieron del lado de los anti-constitucionalistas, contra la voluntad del pueblo dominicano. Estos acontecimientos fueron los que provocaron la situación, con una confrontación de militares y civiles dominicanos, demócratas, frente a las tropas norteamericanas.

Los norteamericanos declararon que no aceptarían otro país en América Latina al estilo Cuba, y acusaron a 42 personas, entre ellos muchos comunistas de ser los cabecillas de esa revolución dominicana.

Los norteamericanos ocuparon el local principal de la CASC, que estaba situado en la calle Juan Pablo Pina No. 27, y se llevaron todos los archivos.

Dije en ese discurso,  que la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), no era seguidora del Partido Revolucionario Dominicanos (PRD), que presidia el Profesor Juan Bosch, pero éramos defensores de los derechos humanos, de la libertad, y que ese movimiento no era partidista, ni sindical, sino de los dominicanos que amábamos la libertad, y de quienes considerábamos una ofensa la intervención de las tropas norteamericanas.

Explique en mi discurso que el Coronel Francisco Caamaño, era un demócrata, y que había impedido, junto con los grupos constitucionalistas, que los norteamericanos ocuparan militarmente nuestro país.

Dije en mi discurso, que previo a esa manifestación realizada  el jueves 24 de junio de 1965,  había conversado con el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Gabriel Valdez, y con el Presidente Eduardo Frei Montalva, y les había trasmitido las informaciones que tenía sobre la realidad de la confrontación cívico-militar, en República Dominicana, y que existía una posibilidad de que Don Antonio Guzmán, sería la persona indicada para dirigir el país, terminada la contienda de guerra nacional.

Expliqué en mi discurso  dije que el 13 de mayo el general Imbert Barreras comenzó la «Operación Limpieza», eliminando grupos de resistencia rebelde en las afueras del sector de Ciudad Nueva, entre ellos el periodista Luis Acosta, del Sindicato del periódico Listín Diario, afiliado a la CASC, y fue silenciada la emisora de Radio Santo Domingo, esa operación terminó hace seis días,  el 21 de mayo.

El 14 de mayo los estadounidenses habían establecido un “corredor de seguridad” que conectaba la Base Aérea de San Isidro y el Puente Duarte con el Hotel Embajador y la Embajada de Estados Unidos en el centro de Santo Domingo, los estadounidenses acordonaron esencialmente la zona constitucionalista de Santo Domingo. Se bloquearon las carreteras, establecieron patrullaje de forma continua.

También, que las tropas norteamericanas habían dividido la ciudad, y tenían a los constitucionalistas acorralados frente al mar, en una tercera parte de la ciudad, además que las llamadas Fuerzas Inter-americanas, eran un instrumento de los norteamericanos para disfrazar su intervención militar. ¡Por  suerte Chile, México, Venezuela y otros países se habían negado a formar parte de ese instrumento!

En mi discurso dije que el Presidente  John F. Kennedy no había reconocido al gobierno de facto del Triunvirato, pero que  el presidente Lyndon B. Johnson, era un militarista… ¡un vaquero atómico! (Por esta frase luego me quietaron mi visa de residencia de los Estados Unidos).

La última noticia que he recibido es del 19 de mayo, hace solo una semana. La élite militar de las tropas constitucionalistas, comandadas por el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez y el italiano Illio Capocci, entrenador de los Hombres Ranas, el comandante constitucionalista Juan Miguel Román, Euclides Morillo, y otros, intentaron la toma del Palacio Nacional de República Dominicana, el cual está bajo el control de las fuerzas militares interventoras de Estados Unidos. ¡Los constitucionalistas fueron asesinados!

El  Coronel Fernández Domínguez,  era el  líder del movimiento constitucionalista militar,   que propició la insurrección  popular del 24 de abril de 1965 en contra del gobierno de facto del Triunvirato para reponer el gobierno constitucional de 1963.

En el momento que se inició la Gesta de  Abril, Fernández Domínguez estaba  como agregado militar  aquí, en CHILE. El logró llegar a Puerto Rico,  desde allá, con la ayuda del Profesor Juan Bosch, ingresó a la República Dominicana, e inmediatamente se incorporó a la lucha armada contra los norteamericanos.

Al finalizar agradecí a los trabajadores del campo y la ciudad chilenos, a la CLASC, y a los partidos políticos chilenos, que fueron unánimes en su respaldo al movimiento constitucionalista dominicano, en especial el gobierno chileno presidido por Eduardo Frei Montalva.

Resumen de mi discurso fueron trasmitidas por radio, televisión y reseñadas  en los periódicos “La Nación”, ”Clarín”, “Ultima Hora”, “El siglo”, “La Segunda”, “La Tercera de la Hora”, y “El Diario Ilustrado”, de los cuales afortunadamente tengo copias.

La historia de la revuelta del 1965, que en ese momento estaba por menos de la mitad, ha dado razones a los planteamientos de ese discurso, y se ha encargado de situar a la República Dominicana, en una etapa decisiva para demostrar al mundo, que cuando un pueblo es valiente y se defiende, no importa el tamaño ni el poder del enemigo, sino el coraje de sus hombres y mujeres que saben luchar por su dignidad y libertad.

Ese discurso, en el momento preciso, con la razón de una lucha desigual, con un pueblo decidido a combatir para defender su libertad e independencia, me llenó de satisfacción, no sólo por los aplausos de los participantes, sino por considerar que estaba defendiendo mi país.

Nunca en mi vida me he sentido más satisfecho en poder expresar ante una multitud de personas, las palabras como expresión de sentimiento,  dicho oralmente, que conocemos como discurso.

Las felicitaciones que recibí al terminar ese discurso, fueron poco, ante la satisfacción de haber servido como vocero del gobierno constitucionalista, en un momento tan necesario, lejos del país,   sentir la solidaridad del pueblo chileno a la lucha del pueblo dominicano frente a las fuerzas militares norteamericanas.

¡Ese ha sido el discurso de mayor satisfacción en mi vida pública!

Después de mis actividades en Chile estuve en México, donde hice declaraciones a la prensa en apoyo al gobierno constitucional del Coronel Caamaño, y contra la invasión norteamericana a la República Dominicana, que fueron publicadas en los periódicos “Excelsior” y “La Prensa”.

Una entrevista que me hizo el periodista Jaime Plen, de Prensa Unida Internacional, relacionada con el Profesor Juan Bosch, fue reproducida a nivel internacional; el periódico “El Mundo” de Puerto Rico publicó en primera  plana titulada “Llama Bosch prisionero de EU aquí” el periódico “El Imparcial” hizo un editorial titulado HABLE EL SEÑOR  BOSCH, y el periodista Alfredo Margenat  titulo en otro periódico “Juan Bosch calle ante alegación”. Estas informaciones  produjeron algunas confusiones.

El periódico “El debate” de Puerto Rico, reprodujo una entrevista que me hizo el periodista cubano Luis R. Varela, titulado “Bosch dirigía desde Puerto Rico el levantamiento”

Tuve dos entrevistas personales con el profesor Juan Bosch, en Puerto Rico, y le rendí cuentas de mis actividades en Venezuela, Chile, y México, en mi calidad de representante del movimiento constitucionalista ante esos tres países. El quedó muy agradecido, y me dijo que tenía informaciones positivas sobre mi discurso en Chile.

Regresé al país el 28 de agosto, procedente de Puerto Rico. Logré ingresar porque Henry Molina, fingió la voz del Nuncio Apostólico Monseñor Emmanuel Clarizio, dijo que yo era un funcionario internacional y venía ayudar a resolver el problema de confrontación. El encargado del aeropuerto, que recibió la llamada telefónica  me trató VIP, ¡no me revisaron las maletas, y me envió en su vehículo personal, con su chofer! Inmediatamente me integré al Comando Armando Sindical Cristiano-CASC.

El discurso patriótico que dije el  jueves 27 de mayo de 1965, en Santiago de Chile, a mis 26 años, es un orgullo nacionalista, que me llena de recuerdos agradables, en defensa de los intereses del pueblo dominicano frente a la  segunda intervención norteamericana a nuestra gloriosa nación.