Los discursos de toma de posesión o juramentación presidencial han tenido una tradición y una formalidad casi imposible de romper, incluso por quien desee hacerlo. Es un tipo de discurso político en el que resulta natural establecer un antes y un después y dar las razones para ello. Regularmente el panorama que se ofrece y al cual se enfrentará la nueva autoridad no es alentador; al recurrir a esta estrategia discursiva, la nueva autoridad se compromete a buscar soluciones a los problemas más graves que afectan a la colectividad.

El discurso del presidente Abinader se ajustó a lo que el meritísimo profesor e investigador Manuel Matos Moquete viene señalando en sus análisis de los discursos presidenciales: dimensionar y justificar su llegada, diagnosticar algún tipo de crisis, referenciar algunas fechas históricas y personajes de altos sacrificios (esto lo añado yo) por la patria, momento para encarar la situación, soluciones que ofrece. En los textos del lingüística y profesor tenemos un buen esquema para abordarlos desde la transdisciplinariedad.

En mi caso, voy a analizar el discurso de juramentación del presidente Abinader bajo tres conceptos: la promesa, el mundo posible, las prácticas políticas. Como en todo discurso político, en el discurso de juramentación se busca declarar un descontento o situación de crisis sobre la cual se monta la promesa de construir un mundo posible para la colectividad. Entre la promesa dada y el mundo posible soñado, en orden al convencimiento del auditorio, se recurren a una serie de creencias, valores, lugares comunes, prácticas y modelos mentales que funcionan como una red de significados en los cuales se sostiene la arquitectura del discurso.

a. La Promesa

De modo inmediato descuella el acto compromisorio, se compromete a realizar algo frente a lo dado, la crisis, y el mundo posible con el que se sueña desde la posición. Por ejemplo: “Hoy me comprometo a dedicarme en cuerpo y alma a situar nuestro sistema sanitario donde los dominicanos merecen que esté: entre los mejores de América Latina” o “para diciembre de este año, la salud pública dominicana será, UNIVERSAL Y GRATUITA”, así lo mismo en términos de seguridad ciudadana, educación, corrupción, institucionalidad.

b. El mundo posible

La situación de crisis nos obliga a mirar al futuro con esperanzas y embarcarse en el cambio. Por otro lado, la prudencia obliga a señalar que “la recuperación no llegará ni rápida ni fácilmente” en vista de la magnitud de la crisis. De todos modos, se representa un futuro promisorio en estos términos: “Este es un cambio que trasformará de una manera sin precedentes nuestro sistema educativo para siempre” o “En una sociedad libre, moderna, democrática y avanzada como la que aspira ser la dominicana todos merecemos desarrollar un proyecto de vida sin violencia”.

c. La práctica política.

La fuerza elocutiva del compromiso y del mundo posible expuesto no se obtiene si no se apela a la crisis del estado actual (Ratio) y a la unidad de todos (Patio): “Tenemos un panorama sombrío, pero será revertido con el esfuerzo de todos” o “Este gobierno no será de unos contra otros. Soy el presidente de todos en una nación de ciudadanos libres e iguales que tienen como objetivo histórico proteger y reconstruir nuestro país”.

Si no hay una inserción histórica en las vicisitudes de la patria, en el que descuella el patriotismo, las referencias tanto a hechos históricos como a personajes de alto sacrificio no son creíbles.

De igual manera, hay un apelo a los valores y creencias que integran a la nación: “Aunque los recursos materiales son siempre limitados, las capacidades de las que depende el éxito —la creatividad, la persistencia, la disciplina, la solidaridad, el valor y la fe— son infinitas y constituyen el mejor patrimonio que tiene este país”.

Las palabras del mandatario en la ceremonia de juramentación ha sido un discurso que, a pesar de que haber dicho en el preámbulo que no sería “una declaratoria de obras a emprender” o un “inventario del penoso legado”, recurrió a las mismas fórmulas del pasado: exposición de la crisis (real o imaginada), magnificación del compromiso frente a la crisis dada, la promesa de un mejor mundo posible, recurrencia a la unidad y al patriotismo histórico. ¿Habrá Cambio?