Luego de varios casos que ha presentado en los últimos días el periódico Acento.com.do, he llegado a pensar que República Dominicana es el país de la discriminación. Aunque se han puesto sobre el tapete los sucesos de los últimos días, el problema es viejo y muy preocupante. Tenemos “los homofóbicos”, que se burlan, persiguen, acosan y excluyen a un hombre o una mujer por tener preferencia sexual por su mismo sexo.
Esto ha llegado a tal extremo que el señor embajador de los Estados Unidos, James W. Brewster, tuvo que salir al frente a las palabras ofensivas de una figura de primer orden en la política del país, el exgobernante Hipólito Mejía. Brewster escribió una carta a Mejía en la que califica de “despectivos” los “chistecitos antigays” del expresidente.
Otro tipo de discriminación que presentó Acento.com.do y me conmovió el alma fue el caso de un señor que para celebrar el cumpleaños de su hermana la llevó a una discoteca, pero no la dejaron entrar porque tiene una discapacidad. Es una barbaridad.
Otro es el de un joven que lo deportaron hacia Haití porque era negro, no tenía 200 pesos para dárselo a quienes lo apresaron, además, de que tenía un apellido “raro”, es decir, haitiano.
Este último caso es común. Hace un tiempo el periodista Panki Corcino realizó un reportaje donde denunciaba que varias jóvenes dominicanas de piel oscura fueron apresadas y deportadas por la frontera de Dajabón porque, supuestamente, eran haitianas. En esa ocasión, fue necesario que el sacerdote de esa localidad, Regino Martínez, interviniera con las autoridades de ambas naciones. El sacerdote recogió las muchachas y las devolvió a sus casas en República Dominicana. Imaginemos el drama de estas mujeres deportadas por ser negras a un país que no es el suyo…
Recuerdo el caso de un compañero y amigo de la universidad que “lo recogieron” en una redada y a empujones lo montaron en el autobús con todos los haitianos, por ser negro. Luego que estaba en el vehículo logró explicar que aunque es muy moreno, es dominicano y que además trabajaba como pasante en un importante diario de circulación nacional. Así fue puesto en libertad, pero con el compromiso de que no difundiera la denuncia en la prensa. Hoy es un destacado periodista y cuenta esa humillación con lágrimas en los ojos.
También fui testigo de un vecino muy querido de tez oscura que cuando un militar lo llamó para apresarlo respondió: “Pero tú eres más haitiano que yo…, coñooooo…”. El militar era bastante negro y mi vecino también. En la ignorancia de ambos no hay dominicanos negros… Allí hubo doble discriminación: Por haitiano y por negro.
Nunca he logrado entender que un país de negros, mulatos y “dos o tres blancos” haya tanta homofobia. Necesitamos educación y crear mucha conciencia para no seguir escuchando frases como estas, refiriéndose a nuestros hermanos haitianos: “El negro es comida de puerco…” “El negro si no lo hace a la entrada lo hace a la salida”.