Mariana Teresa Peguero Moreno vino al mundo muy alegre en Managua sandinista, Centroamérica. Nació en el hospital de la mujer “Bertha Calderón”. Para su alumbramiento, su fértil madre Mariana Mercedes y yo, recibimos el apoyo de nuestro amigo y vecino, el pasado comandante guerrillero M-19 de Colombia, el hoy ilustrísimo Antonio Navarro Wolf, impulsor del primer proceso de pacificación colombiano, gobernador del Pasto, Presidente de la Asamblea Constituyente, ex-rector de la Universidad de Bogotá y past-Ministro de Salud de ese país.
Antonio se encontraba visitando la casa en ese momento. Llegó a nuestro hogar y corazones para quedarse por siempre, originalmente a la casa vino muy atraído por la música caribeña que rebullía de los minicomponentes reproductores que llenaban de dominicanidad nuestro jardín pinolero. En momentos críticos se expresan los amigos, y en esas horas de parto se dice presente. Mariana en sus labores de parto, siempre ha sido una madre muy eficiente y segura, pero el apoyo de Antonio Navarro Wolf nos ayudó sobremanera.
Residíamos en una zona muy acogedora de Managua, denominada “Altamira”, del “Semáforo de Locelsa, una cuadra al Lago y una cuadra Abajo”. Todavía los nicaragüenses localizan las direcciones como en la selva, poniendo referencias territoriales para encontrar las ubicaciones y direcciones de viviendas y negocios. Aún sonreímos al recordar la sorpresa de unos acaudalados amigos y vecinos católicos y adversos al régimen, cuando le anunciamos que la niña se llamaría “Mariana Teresa”. Consideraban increíble que siendo nosotros de alta confianza para el gobernante sandinismo, tuviéramos la osadía de ponerle un nombre tan católico a la niña.
Todavía no intuían nuestra formación y creencias cristianas, y mucho menos que fuera “Mariana”, de la Virgen María y “Teresa” como la Madre Teresa de Calcuta. Además tenemos una familia repleta de “Teresas”. El nacimiento y el nombre propio de nuestra hija en esa “zona aristocrática” de la capital centroamericana, residiendo en una casa que había sido propiedad de un general de Somoza, casi se convirtió en un problema ideológico. Antes de la caída del Muro de Berlín, así se pensaba en ese mundo bipolar.
A Mariana Teresa, todos les llamamos siempre “Teresa”, pero al igual que su madre, la lista de presencia académica de la Escuela de Derecho de la PUCMM, le cambió el nombre por “Mariana”. Su madre se inscribió en Medicina en la universidad llamándose “Mercedín” y también culminó sus estudios siendo citada por todos sus compañeros como “Mariana”. Sus seres queridos, familiares y amigos a Mariana la madre, le decimos “Mechy”, y a Mariana Teresa sólo “Teresa”.
Resulta que las “Marianas”, tanto mi hija como mi esposa, han sido estudiantes aplicadas y brillantes en las diversas disciplinas que han estudiado. Incluso Teresa fue la primera profesional de las familias Peguero Gómez y Moreno García en culminar sus estudios jurídicos con el honor académico de “Summa Cum Laude”. Sean llamadas “Teresa” mi hija y “Mechy”, mi esposa, parece que el primer nombre de “Mariana” ha pautado un futuro de éxito académico.
Teresa fue también una exitosa Guía de la Patrulla “Colibrí” en la Tropa No. 49 en los campamentos del Movimiento Scout. Ganó competencias y concursos a otras patrullas, estuvieran estas formadas por muchachos o muchachas.
He de precisar que Teresa no formó parte de las “Girls Scouts”, sino de los “Scouts” pues desde hace más de 20 años este movimiento tiene patrullas formadas por muchachas que compiten en iguales condiciones con las patrullas masculinas. Ahí Teresa honró y rescató mi nombre, pues en mi caso había sido un “solemne fracaso” para las habilidades exploratorias y también para hacer nudos con sogas. Creo sin quitarle mérito a mis hijos, que por la razón biológica de ser “izquierdo” en mis destrezas de escritura y funcionamiento motor, tenía pocas habilidades para las cuerdas scouts, cuyos manuales venían diseñados para “derechos”.
Teresa desde la universidad participó en los Debates Juveniles de Naciones Unidas, visitando Costa Rica y Colombia en estas labores. Realizó su maestría en Derecho Empresarial en la Universidad de Nebrija de Madrid, España. En un transcurso de casi dos años, conoció varias de las principales ciudades de Europa y del Norte de África, mejorando su dominio del Derecho y del idioma francés. Hoy reside en República Dominicana con nosotros y labora en ACNUR, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, realizando una labor de apoyar la gestión de este organismo para facilitar la dirección y coordinación de la acción internacional de proteger y resolver los problemas de los refugiados en la República. En la otra seguimos con “Mariana Teresa Peguero Moreno”, nuestra Teresa, la niña de las tres sílabas.