A partir de la formación de partidos políticos en un país de sistema democrático [supone] crece el tejido de pluralidad y diversidad en esa sociedad. Con la intencionalidad de fortificar sus instituciones políticas, castrenses, públicas y privadas, En otras palabras los partidos políticos son responsables de construir con sus hechos, la paz. De de mantener un clima de respeto entre sus ciudadanos. En especial el rol que debería desempeñar la oposición es de control. De situar al partido de gobierno en los linderos de la Constitución y las leyes. De obligarlo a consolidar la cultura de valores éticos y de moralidad, y no enajenarlos.
Por esa y otras razones los miembros que forman los partidos de la oposición deben tener claro y definido a la nomenclatura o estructura de pensamiento a la que pertenece. Porque su accionar individual afecta positivo o nagativamente el número que completa su matrícula, de lo contario sería un pez de aguas saladas metido en aguas dulces.
En ese sentido, es lógico pensar en la simbiosis de su formación política que revelaría el carácter que predomina en el individuo que ejerce el papel de político antitético, del que supongo, en nuestro sistema político, no abunda.
Creo que su gran mayoría, son individuos que se meten a la política a formar grupos (stakeholders) de intereses dominados por la ambición desmedida, altisonante, fuera de contexto social, y amoral. Caballos de Pasos Finos, con una sola diferencia: que esos tipos de caballos tiene cuidadores y los políticos (amantes al dinero fácil) no tienen cuidadores, ni obedecen directrices, ni respetan doctrinas ni reglamentos de partidos. Sólo siguen su enfoque: el dinero, aunque la forma de ganárselo haga añico su propia ley”.
Para poner en contexto, la semana pasada el diputado Pedro Botello –del “Partido Reformista Social Cristiano”-, (con toda gallardía que amerita las circunstancias según la propia doctrina Social Cristiana) hizo la denuncia de carácter ético y moral que en la Cámara de Diputados se había filtrado la mano (del soborno) "ofreciéndoles 100 MM de pesos para que aprueben 17 días más del estado emergencia; y más aún, para que también den su voto por la aprobación de un préstamo por 44 MM de euros para la extensión del Metro –Santo Domingo"-.
Ése señor (diputado) después que embarró a sus colegas de estiércol, no pudo escupir el pedazo de lengua. Abrió la boca, el galillo y las aletas y cuadrándose como un beta, señaló a 10 diputados y afirmó que ésos eran los que habían cerrado el “negocio” (con el oficialismo). Y en nombre del presidente del Partido, les hizo la siguiente advertencia a los reformistas: "quienes se atrevan a votar por la extensión del estado de emergencia serán expulsados de (este enclenque) PRSC".
(…) llegó el día para aprobar o rechazar la pieza que envió el Ejecutivo al hemiciclo. ¡Increíble!: el mismo que botaba fuego por la boca, extrañamente terminó votando a favor del oficialismo.
Confieso que al enterarme de lo que había hecho el diputado (que “defiende” el retiro del 30% de los afiliados de las ARS), rasgué mi camisa por la rabia y la impotencia que producen algunos “lideres” fabricados por el dinero, y no por la razón. Estoy confundido. Una gigante nebulosa cubre mi cabeza. Bucles se enredan en mi mente tras una situación hostil y depravada.
¿No sé si Botello es de los 10 diputados que él dijo que recibirían 100 MM de pesos?; ¿O su denuncia forzó (una jugada de bola negra) aumentando la matrícula a once? Finalmente, ¿qué hizo cambiar de opinión al legislador, de doctrinas reformistas, de la noche a la mañana?
En conclusión, con una deambulación como la de Pedro Botello (siendo opositor) el Ejecutivo sale ganancioso. Entonces, ¿Qué podría ocurrir con los intereses de AFP o de los afiliados; quién saldría beneficiado?