El estudio de la diplomacia pública es un campo nuevo y en expansión. Definida comúnmente como una dimensión pública e interactiva de la diplomacia, no solo es de naturaleza global, sino que también involucra a una multitud de actores y redes. Es un mecanismo clave a través del cual las naciones fomentan la confianza mutua y las relaciones productivas y se ha vuelto crucial para construir un entorno mundial seguro.
Los estados con frecuencia cofunden la diplomacia pública con ¨marca pais¨. Sin embargo, la diplomacia pública es mucho más extensa, y ¨marca pais¨ es solo un elemento que, junto a “identidad”, contribuye al alcance de los objetivos de política exterior. Se construye con esfuerzo y toma tiempo recuperarla cuando se ve afectada por eventos que están fuera del control del estado o la institución de que se trate. Así, la diplomacia pública requiere de un mayor nivel de planificación ̶ estratégica, si se quiere ̶para que produzca los resultados esperados de acuerdo con los intereses nacionales y los objetivos trazados a nivel internacional, 0, lo que es lo mismo, cómo desea el país que se le vea desde el mundo exterior. La diplomacia pública se construye desde una perspectiva interna a una externa. Sus valores (cultura, gastronomía, deporte, ciudadanos prominentes y políticas públicas progresistas) son algunos de los elementos que pueden ser potenciados para crear una imagen y transmitir un mensaje.
Un ejemplo de cómo estos valores se traducen en fortalezas, es Francia, pais percibido en el exterior en función de su gastronomía ̶ que ha sido reconocida por la UNESCO como patrimonio intangible de la humanidad ̶, su historia, sus museos y sus monumentos. Cuando se habla de Francia, se piensa en su famoso arte culinario y en su legado arquitectónico, lo que la convierte a los ojos del mundo en un pais que tiene mucho que ofrecer. A resultas de eso, Francia es una potencia turística que, en tiempos de normalidad, en el año 2019, por ejemplo, recibió 83 millones de turistas, convirtiéndose así en el primer destino del turismo mundial.
Lo mismo puede decirse de Suiza. Cuando pensamos en este pais, recordamos la belleza de sus Alpes para esquiar, pero también la civilidad de sus ciudadanos, los cuales (a despecho de que, curiosamente, y antes de 1989, sus soldados todavía guardaban las armas en casa y es el tercer país por habitantes con mayor número de ellas por habitante), disfrutan de uno de los mayores niveles de seguridad ciudadana del mundo y tienen, en general, una alta valoración en el cumplimiento de sus deberes.
Pero lo que digo de los países, puede decirse de sus personajes públicos. Tal es el caso de por lo menos algunos políticos, que pueden llegar a convertirse, con sus ejecutorias, en verdaderos iconos nacionales, en, por decirlo así, auténticos (marca pais). Un ejemplo muy claro de esto es Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay, un hombre de extremada sencillez, comportamiento ejemplar y ejecutor de políticas públicas que han impactado y traspasado las fronteras.
Esto quiere decir que los estados modernos planifican las estrategias de diplomacia pública usando sus fortalezas más notables. En el caso de la Republica Dominicana, por ser un país caribeño de una gran importancia geopolítica, punto estratégico del área y poseedor de condiciones climáticas especiales y favorecedoras de un turismo constante, convendría articular una relacion colaborativa y fructífera entre el gobierno, el sector privado, su considerable emigración y otros factores no estatales, a fin de crear una diplomacia pública desde la ciudadanía.
La República Dominicana cuenta con una inmensa riqueza humana, cultural, gastronómica y deportiva a nivel internacional, elementos que podrían ser utilizados para potenciar y poner en práctica un modelo, a través de la diplomacia pública, de revaloración de nuestra identidad, marca, e imagen.
El sector privado ya ha contribuido, desde el pensamiento empresarial, con la infraestructura necesaria en el proceso de convertir a la Republica Dominicana en una industria turística sólida y suficiente para recibir cada año millones de turistas. Sin embargo, se requiere de un mayor nivel de compromiso y cooperación en el ámbito de la capacitación de los que trabajan en esa industria para que podamos seguir avanzando con las metas trazadas desde el gobierno de fortalecerla y mantenerla como eje central de nuestra economía.
Por parte del sector público se espera un aumento gradual de las vías de comunicación, que permitan un desplazamiento más fluido, y el desarrollo y la ampliación de hoteles en zonas que tienen atractivos de igual o mayor magnitud de las que con mucho éxito ha venido ofertando la industria turística tradicional. También conviene que, desde las instancias oficiales, se aliente y se procure que los ciudadanos tengan un mayor nivel de compromiso con la biodiversidad, la preservación de monumentos, el cuidado de los espacios públicos y la capacitación de quienes trabajen en dicho campo. Siempre hay que recordar que el turismo es capital y fuente de ingresos de la que nuestra economía depende para seguir creciendo.