“Cuando el agua te llega al cuello,

no te preocupes si no es potable.”

Stanislaw Lec

Al paso que vamos no será necesario esperar el 16 de mayo para iniciar un nuevo y constructivo proceso de autocrítica con el corazón y la mente puestas en los intereses del pueblo y de sus organizaciones. En esta ocasión todo será más fácil, pues el actual proceso se parece tanto a los anteriores que casi no hará falta esperar los periódicos del día. Tendremos que aceptar que si no fuera por los maltratados “alternativos”, no darían ganas ni de levantarse.

Lo peor de todo es que los oráculos (as) y los viudos de Joao Santana ocupados de los “números” impiden ver el bosque y nos dilataron en despejar y visibilizar lo que estaba ocurriendo. Si algo queda claro es que la reelección no es el problema (no he dicho que sea la solución).  Otra cosa que nadie podrá negar es que se están moviendo los altares y hay hechos que no se tomaron en cuenta y que están empezando a quedar en evidencia.

Después de la llegada de Giuliani y como el transporte también tiene que ver con la seguridad, muchos esperábamos que el “único” resucitara a Jimmy Hoffa, pero nos quedamos cortos pues no reparamos que ya había pactado el tema con uno local mucho más aventajado. Tuvo que llegar la muerte para que, igual que en la OISOE, se pudiera ver la magnitud de la torpeza y a lo que se llega cuando la ambición personal se desboca y se pacta con todo lo que hay. Y hoy ya hay otra acera que necesita de “cadenas humanas”.

El 7 de octubre de 2015 escribí aquí mismo:“Por eso los pactos son perversos, porque hacen el mal, porque no nos acercan a formas de competencia y convivencia democrática, porque más bien quieren eliminar la competencia sumando ‘aliados’ de acuerdo con los tarifarios conocidos. Los pactos están mostrando una perversidad tan notable que incluso se están encargando de destruir a quienes los firmaron.” Lamentablemente no me equivoqué.

¿Y ahora? Aparte de la obligación de que la justicia cumpla con lo suyo, no se deben ocultar los responsables políticos, esos que a oscuras, tratando de que nadie los vea ideaban la “unidad tan necesaria” para hacer posible la ambición de un irresponsable que ideó una boleta en la que creyó que podían caber al mismo tiempo un hombre decente y su matador. No era posible y supongo que luego de lo ocurrido nadie podrá discutirlo.

Es verdad que la política no goza de buena prensa, pero todo tiene su límite. Todavía hay delincuentes esperando el momento del zarpazo, todos sabemos donde están y también sabemos quienes han sido los carpinteros de este horror.

La genética en política no se debe despreciar, por eso es bueno no olvidar que cuando en el PRD se lanzaron las sillas, la solución para la siguiente reunión fue amarrarlas. Entonces el tigueraje comenzó a planear su próxima jugada. Sabiendo que tienen carta blanca esperaron que los invitaran a formar parte del “Frente Opositor” y como la necesidad tiene cara de hereje encontraron que había más de lo que esperaban por el mismo dinero.

Esperemos que se contenga ese “deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama.” Y se le separe un momento a la Política.

Se equivoca el dirigente político (lo llaman líder) que luce arrepentido por haber invitado al ex rector a participar en política y a competir por una senaduría. Es lo mejor que ha hecho: hombres como ese son los que tienen que estar en la política. Los que deben ser sancionados son los que entregan candidaturas a delincuentes, a personas que han sido condenadas. Si los delincuentes resultaran electos todos y todas conocerán la nueva carita del cambio, especialmente en el transporte público. Lo peor es que saben lo que están haciendo, pero la ambición no los deja actuar correctamente: “No seas tan dura con nosotros, según las encuestas es el único que podría ganar la senaduría” (respecto de otro candidato y dirigente “sindicalista”)

Hacen falta en la boleta políticos democráticos. No es responsable querer evitar la competencia democrática para que no existan tensiones en la boleta.

Es igualmente irresponsable y mentiroso aludir a una “violencia generalizada”: al acusado de cometer el crimen lo fueron a invitar a formar parte de la boleta.

También es propio de los viudos de Joao Santana culpar a ‘todos’, la sociedad entera es la responsable. Probablemente si el brasileño no estuviera preso estarían diciendo algo igualmente falso pero menos postizo.

Usted que ha gastado valioso tiempo leyendo estos garabatos pregúntese ¿Qué responsabilidad tiene en todo esto? Ninguna. Los responsables no pasan de setenta. Sí de setenta: tocan de a treinta y cinco por lado.

Nada de griterío contra la “violencia de la campaña”, pues la campaña no ha sido violenta. Lo que nos espanta, la ocurrencia de tres asesinatos, no es atribuible a la “campaña”.   Es algo que ocurrió en dos partidos que se disputan su carrera hacia la decadencia.

Tampoco se atreven a decir la verdad quienes culpan de todo esto a la falta de normas legales. No hace falta una ley para cumplir ciertas prácticas básicas de la democracia como la de no permitir en la política, ni promover al parlamento a gente con antecedentes judiciales o sobre los que hayan sospechas fundadas de comportamientos corruptos. Lo que hace falta son dirigentes (ojalá líderes) democráticos.

Al señor y a la señora de los vaticinios que no evadan esta muerte terrible – que no fueron capaces de prever- pontificando con un gráfico de barras acerca de la “unidad”. Es la democracia la que va perdiendo por mucho, la están matando.

Y vayamos reconociendo que es la hora del homenaje y del reconocimiento a todos quienes se negaron al “frente del horror”.