El Digital Human es el individuo que ha comprendido los cambios y ha podido ajustar su comportamiento de consumo, de manera particular en términos de adopción de las plataformas digitales. Similarmente eso también ha impactado el comportamiento laboral, potenciando un cambio inesperado a largo plazo –no visto desde 2005- que tiene un impacto en la economía.

En este contexto, en la cuarta edición de Digital Economy Report -publicado por la firma Tabuga- se arroja luz por primera vez sobre los desafíos clave que la COVID-19 planteó a la economía global. Luego, se embarca en comprender los cambios en el comportamiento del consumidor que la pandemia impuso a todos, transformándolos en lo que son hoy: humanos digitales.

Para tener una idea concreta del fenómeno, el consumo en los hogares produjo un impacto en todo el ecosistema digital, reflejándose en un incremento del 44% en el consumo de redes sociales; 67% empezó a consumir más contenido noticioso y 70% de los encuestados ha pasado más tiempo utilizando su equipo smartphone/móvil.

Igualmente se registró un crecimiento del 28% en las suscripciones de video streaming en la región, sumándose a la tendencia el incremento del 80% en sitios de video como Youtube. La industria de los video juegos no se quedó atrás, puesto que las ventas de juegos/descargas crecieron un 39% en los Estados Unidos.

El consumo y el interés en-línea aceleró la adopción de los "supermercados digitales" brindando un nuevo oxígeno a la llama de los medios de información. Según el Índice TOP 100 de sitios web nacionales que realiza la firma Tabuga, para febrero de 2021 los medios de información solo representan el 19.5% del consumo de tráfico en dicho grupo.

Cuando observamos el grupo TOP 1000, el consumo de medios decrece a un 8.8%, mientras que los servicios públicos online mantienen una participación promedio entre un 25% y un 30%.

Llama la atención observar que los sitios de comercio electrónico solo tienen una participación del 1%, pero ninguno clasifica en el TOP 100.

Este hallazgo nos hace considerar que el Humano Digital Dominicano es un consumidor social. Por tanto, su interacción a la hora de realizar transacciones digitales depende de las redes sociales.

La capa social complica más la adopción del consumo digital, porque todo comerciante digital tiene un intermediario evidente, pero que no permite desarrollar la audiencia propia al comerciante.

Dicho de otra forma, sin las redes sociales, estas personas no tienen clientes. Por esta razón usted puede escuchar los gritos y rasgaduras de vestiduras cuando WhatsApp o Instagram tienen algún inconveniente técnico. ¡Se genera una parálisis nacional!

El TOP 100 y TOP 1000 nos muestran cada día que el ecosistema digital nacional está descansando en plataformas transversales de terceros y no enfoca estrategias para la construcción de capacidades locales.

Sin ese enfoque, los recursos nacionales con capacidad técnica –también Humanos Digitales, no tienen una razón para asistir técnicamente a este mercado.

El reto actual de las organizaciones es poder servir bien a los Humanos Digitales –aproximadamente unos 4 millones de dominicanos, pero al mismo tiempo, convertir a aquellos que son considerados ciudadanos de a pie. Este cambio producirá un impacto en la calidad de vida de los ciudadanos, pero al mismo tiempo, generará más clientes al ecosistema digital nacional.