He visto en muchas ocasiones que a personas que pregonamos y defendemos los valores, la soberanía y aspectos de la doctrina cristiana, se nos etiquete con falsedad de “discriminadores” y “llenos de odio” cuando en realidad son nuestros acusadores la mayoría de ellos pertenecientes a minorías y líderes de opinión asalariados los más intolerantes.
Se puede constatar que en los últimos dos años, un laborantismo de algunos líderes de opinión asalariados con fondos extranjeros decir erróneamente que CODUE discrimina a la minoría LGTB. A todos les digo tal como lo he repetido varias veces: no discriminamos, lo que rechazamos es la imposición de estilos de vida ajenos a nuestros valores e identidad.
La autodefensa de nuestra fe se ha acrecentado a medida de que instituciones extranjeras con intereses económicos y de poder cuestionables, quieran cambiar de “golpe y porrazo” en pocos años, toda una cultura religiosa cristiana que nos ha caracterizado desde la fundación de la República.
Asimismo, tenemos derecho a defender la soberanía, que en lo referente a nuestra frontera física, podemos al igual que ciudadanos de otros países decidir cuántos y en qué condiciones aceptan ciudadanos de otros países en su territorio. La frontera también es moral, cultural y de valores, que entendemos amenazada.
Al parecer hablar de esos temas y puntos de vista es “chocar” a contracorriente con un pensamiento aparentemente modernista. Ser genuflexo y aceptar imposiciones y estilos de vida foráneos parece ser una moda en estos días.
Todos los que estemos en contra de la corriente de ideología de género, de “fronteras físicas y culturales abiertas” se le considera retrógado y “lleno de odio”, etiquetas que usan los defensores a ultranza y “librepensadores” de esta ideología para cubrir su falta de visión y entendimiento sobe la importancia de poseer una identidad así como la importancia de una sociedad que cree en valores.
Tenemos actualmente en el mundo una nueva “guerra fría” de lo moral y de valores. La ideología de género y sus promotores están siendo enfrentados en muchos países del mundo. Tenemos el caso reciente de Rumanía país en el que se está recolectando tres millones de firmas para rechazar imposiciones de ideologías de género y de aborto.
En nuestro país la lucha continúa y los apólogos de la ideología de género y el aborto, apoyados por organismos internacionales y sus ongs anuentes en el país, han querido imponer en el Congreso Nacional normativas acordes a sus pretensiones.
No obstante han encontrado una fuerte resistencia de parte de ciudadanos dominicanos conscientes de su identidad, sean cristianos o no. Es por esa razón que debemos continuar defendiendo los valores y la soberanía aunque nos etiqueten falsamente.