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Un país en el que la prensa no fiscaliza y sus propietarios detentan, además del poder económico, el poder político, junto a la Iglesia Católica, "los grandes burgueses", "los apellidos, los nombres", "los altos militares", los exportadores e importadores, los dueños de bancos, la Embajada Americana y los terratenientes, está necesariamente sometido al yugo de lo que Marx, Engels y Lenin definieron como Frente Oligárquico, que se nutre, no sólo de los recursos del Estado sino, de las políticas que el representante de la oligarquía en el poder ejecuta atendiendo sus intereses. Con mucho acierto Marino Zapete expresa que "En la prensa hay dos o tres individuos que son dueños de casi todos los medios, y esos no son medios rentables de por sí sino que son medios que representan otros intereses colaterales, pero además todos los ricos están juntos… Hay una sociedad que los vincula por otra parte; eso no permite que el periodismo sea ese instrumento liberador, no porque sea una trinchera para hacer la revolución, sino, porque es un camino para llevarle a la gente la verdad".
¿Qué es un Frente Oligárquico en la República Dominicana? "Es la asociación de varios sectores sociales compuestos por los grupos capitalistas más atrasados económica y políticamente, al frente de los cuales, como jefes políticos, económicos y militares, se hallan los norteamericanos. Ese Frente Oligárquico es el que tiene verdaderamente el poder y no la llamada burguesía nacional, como se viene diciendo desde hace algunos años" (El Frente Oligárquico gobierna/Juan Bosch. El Nacional de ¡Ahora!, 15 de junio de 1970). Danilo Medina no es el jefe del Frente Oligárquico, es sólo "el hombre que está en el Gobierno para servir a la oligarquía; el que les entrega a los yanquis y a los oligarcas criollos todo lo que unos y otros quieren sacar de este país, lo mismo minas que concesiones de negocios" (Bosch dice gobierno sirve a la oligarquía/El Nacional de ¡Ahora!, 1º de septiembre de 1970).
El azar no determinará nada bueno en República Dominicana; el cambio debe ser revolucionario y cabal, que eduque la sociedad, por lo menos, por varias generaciones, y la transforme bajo las reglas éticas y morales que hacen del ciudadano común uno responsable e íntegro, como los que conforman las más avanzadas y civilizadas agrupaciones de personas que conviven bajo normas comunes. El país cuenta con un instrumento formidable al que Leonel Fernández dedicó estas palabras: "Al cabo de algo más de dos décadas de haber visto la luz por vez primera, la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular conserva una vigencia inusual, aunque desafortunadamente esa vigencia le venga proporcionada por la tragedia que sufren los pueblos de América Latina" (Dictadura con Respaldo Popular/Juan Bosch. Santo Domingo, Cuarta edición, 1991).
Leonel Fernández, moldeado por el teatro y la simulación, desvirtuó la esencia del PLD, y lo hizo porque las barbaridades en las que sumergió al partido le permitirían alcanzar un poder impropio del tiempo en que sucedió, producto de una campaña xenofóbica que saldría airosa en una segunda vuelta electoral
Paradojas de la vida, ese mismo personaje que plasmó esas palabras en la tesis formulada por el profesor Bosch, que para él tiene, "además de un valor científico y político, un valor afectivo, pues perteneciendo a la generación que se incorporó a la actividad política a partir de 1970, encontró en sus páginas las primeras referencias conceptuales para entender ese universo de conflictos que es la lucha por el poder" (Ibíd.), fue el principal responsable de la degradación de un partido político que había logrado convertirse "en lo que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se había negado ser", y encontrado respuesta "en la historia de la Iglesia Católica y de los ejércitos, especialmente de los de Europa y Estados Unidos", y que, además, había creado "normas de organización absolutamente nuevas, que no eran conocidas en la República Dominicana pero tampoco en otros lugares de América, lo que quiere decir que la manera como se ha organizado y funciona el PLD ha sido una creación política puramente nacional" (El PLD, un Partido Nuevo en América/Juan Bosch).
Leonel Fernández, moldeado por el teatro y la simulación, desvirtuó la esencia del PLD, y lo hizo porque las barbaridades en las que sumergió al partido le permitirían alcanzar un poder impropio del tiempo en que sucedió, producto de una campaña xenofóbica que saldría airosa en una segunda vuelta electoral gracias a la vulgar modificación que propició en el congreso para elevar el porcentaje mínimo con el que se podía triunfar en una primera. "Cometeríamos un error mayúsculo, imperdonable… si nos pusiéramos a hacer del PLD un partido populista como el PRD bajo el criterio de que lo que necesitamos es tener un partido grande en cuanto a número de seguidores en vez de tener un partido fuerte por sus cualidades, entre ellas por su unidad ideológica, su conocimiento de los principios políticos que gobiernan a la sociedad y su capacidad militante para luchar… Si el crecimiento del PLD produce un cambio positivo en sus cualidades políticas, no podemos oponernos a su crecimiento; pero si ese crecimiento es para convertirlo en un partido populista, en un nuevo PRD, entonces caeríamos en un gravísimo error si permitiéramos ese tipo de crecimiento" (Sobre el Partido/Juan Bosch. Vanguardia del Pueblo, 1-15 de enero de 1975).
Es común leer y escuchar acerca de "la dictadura con respaldo popular" con la que gobierna el PLD, en crasa confusión conceptual. Leonel Fernández conquistó triunfos con mayoría abrumadora, pero sus gobiernos, como el de Danilo Medina, han sido los más corruptos. Han controlado todas las esferas del poder, pero de forma despreciable e inmoral, y no han sido utilizadas para servir a las grandes mayorías; por el contrario, han sido utilizadas para fomentar, por vía del saqueo público, acumulación originaria. La Dictadura con Respaldo Popular, como la concibió su creador, es una forma de gobierno destinada a proporcionar trabajo, salud y educación a quienes falte; garantizar la igualdad de los ciudadanos y sus libertades fundamentales; suprimir el hambre, la sumisión, la explotación de una clase por otra, el terrorismo de Estado, la prevaricación, el saqueo al erario y el tráfico de influencias… ¿Existe parecido alguno entre la forma de gobierno que adjudican al PLD y lo que plantea la Dictadura con Respaldo Popular? Si se quiere señalar un verdadero ejercicio de ese modelo político de administrar el Estado, desarrollado por Juan Bosch, basta dirigir la mirada hacia Venezuela y las ejecutorias de Hugo Chávez, asesinado -por el imperio, con mucha certeza- precisamente por dar sustancia a la tesis ideada por el más extraordinario de los dominicanos de todo el siglo XX y lo que corre del XXI.
El proceso de educar al pueblo y desarrollar hombres de bien, que actúen apegados a la verdad y a los preceptos legales, éticos y morales, requiere de una gran epopeya en un país donde la pequeña burguesía ha sido, desde los albores de su fundación, protagonista de primer orden, y el Frente Oligárquico, que nació con la desaparición del tirano, se ha consolidado allegándose, además de los integrantes naturales, burgueses sin conciencia de clase y pequeños burgueses que luchan a brazo partido con el propósito de integrarlo.
Con la implementación de la Dictadura con Respaldo Popular -forma de gobierno que debe constituirse en objetivo primordial de cualquier agrupación política seria que reconsidere el fracaso que la democracia representativa se ha dado en la República Dominicana debido a su deformación social, y que necesariamente tiene que ser el "resultado de un trabajo metódico, que excluya toda posibilidad de acciones aventuradas, descabelladas y precipitadas y que asegure la participación del pueblo en todas las medidas que se tomen a lo largo del proceso de formación de conciencia, de organización y de conquista del poder"- alcanzaríamos las metas de hacer de los hijos de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Caamaño y Fernández Domínguez "ciudadanos sanos, con una práctica de vida ética y moral" que permita a los partidos políticos nutrirse de bondades y valores; y destruir esa sociedad que vincula a los componentes del frente oligárquico y "no permite que el periodismo sea ese instrumento liberador, no porque sea una trinchera para hacer la revolución, sino, porque es un camino para llevarle a la gente la verdad".
Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
7 de mayo de 2016