Al acercarse el momento del cambio de mando, es decir, la toma de posesión del presidente electo, licenciado Danilo Medina, el próximo 16 de Agosto, muchos de los temas que sacudieron al país luego de las elecciones generales del 20 de mayo, han ido perdiendo prioridad, pasan a un segundo plano.  Sobre todo en la prensa nacional que, defendiendo sus intereses, juega a que el Pueblo olvida rápido!

¿Es la presidencia de una institución, cualesquiera que ella sea, en estos tiempos de democracia y globalización y, afinando bien la puntería, en todos los tiempos; una patente de corzo?

Claro qué no!  El que ocupa la presidencia de una institución está obligado, por la posición que ocupa, a una conducta totalmente distinta a la de los meros miembros o militantes de esa institución.  Hay ocasiones en que se le exige a ese líder hasta la entrega de la vida!

La historia está llena de ejemplos de líderes que fallaron o traicionaron.  En Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, el héroe de Verdun, el mariscal Petain, cooperó con la ocupación alemana y, por este hecho, fue condenado como traidor y no se le fusiló por la decisión del general DeGaulle, le perdonó la vida, y cambió la condena de muerte a cadena perpetua.   ¡Porque del héroe o del líder se espera una conducta ejemplar!

Entre nosotros está siempre presente la conducta de Pepillo Salcedo, en la Guerra de la Restauración, y la pena a que fue sometido. La solicitud, que le forzaron a hacer al coronel Pedro Bartolomé Benoit, pidiendo la intervención de las tropas estadounidenses en 1965 ola conducta del general Wessin y Wessin en la Guerra de abril y su carta vergonzosa al presidente Jhonson desde su exilio en Miami.

Sé de antemano que estas son situaciones extremas en casos donde peligra la integridad y la dignidad de la Patria.  Lo que deseo resaltar es que la presidencia, de lo que sea, obliga a una conducta ejemplar.  La cual lleva, en muchos casos, al sacrificio!

Aterrizo ahora al caso de la presidencia del PRD en las pasadas elecciones presidenciales.  ¿Cómo presidente del Partido, no estaba obligado el ingeniero Miguel Vargas Maldonado a defender, al precio que fuera, al candidato de su partido?  Candidato que él mismo juramentó! ¿No debió ser Miguel Vargas, por su condición de presidente, el heraldo de la candidatura de su partido?  ¿No jura, al momento de su aceptación al cargo, el presidente de cualquier institución, a respetar su constitución, en este caso particular, los Estatutos de su partido  y sus Instituciones?   A todo ésto faltó el presidente Miguel Vargas Maldonado!

Su queja de que los peledeístas se infiltraron por cientos de miles y votaron por Hipólito carece de la claridad lógica del razonamiento.    ¿Quién pudo bajar línea a la militancia peledeísta para que votaran por Hipólito, en la estrategia de que Hipólito sería más fácil de vencer que Miguel?  Solo el presidente Leonel Fernández estaba en condiciones de hacerlo.   Se escuchó durante el proceso interno o después del triunfo de Hipólito en la convención, alguna queja de Miguel Vargas contra Leonel Fernández, su aliado en el Pacto de las Corbatas Azules,  por haberlo perjudicado en la convención interna?

He sostenido, y lo sostengo aún, que si los peledeístas participaron en la Convención del 6 de Marzo, votaron por Miguel.

La habilidad y la inteligencia de la campaña de Hipólito fue elevar el tema de la corrupción a condición sine qua non.  ¡No más impunidad!   Esto galvanizó su mensaje y candidatura.   ¡Claro, este mensaje le hizo ver al presidente Leonel Fernández que la cosa ahora era distinta!  No se estaba jugando!  ¡Los corruptos estaban en la cuerda floja!

Ante el peligro de ir a la cárcel el gobierno se tiró de cabeza e hizo lo posible, y algo más, para detener el triunfo del PRD!  A este logro contribuyó la conspiración de Miguel!

Insistir, como ciertos sectores, en llamarle presidente del PRD a Miguel Vargas, es una negación al principio de justicia!  Por su conducta en el proceso electoral fue sancionado por los organismos pertinentes.  Perdió sus atribuciones!  Ya no es confiable!

¿Podemos confiar, los militantes del PRD, en ese presidente porque el Tribunal Superior Electoral señale que él es el presidente del Partido?

¿Puede el presidente de un partido hacer lo que le de la gana?   ¿No tuvo que renunciar Richard Nixon a la presidencia por una conducta indebida, antes de ser sometido a juicio?

El plantear que Miguel Vargas Maldonado no estaba y está, como militante, obligado a respetar los Estatutos y la dignidad de la presidencia de su Partido, es un error histórico.

¿Qué quiere Miguel Vargas demostrar encadenando el local del PRD?  ¿Cree él que nos hay dirigentes o militantes capaces de ir al local y romper los candados?

Esa es la diferencia entre su aguda visión política y la de los demás!   No se le acepta el reto!

Se le exhibe ante el País en la confianza de la inteligencia del Soberano!