Como herramienta lingüística y cultural, el diccionario de la lengua española es una memoria lexical útil y técnica que puede servir de apoyo a cualquier tipo, uso o práctica verbal pública o privada. Lo importante es que el idioma español es a la vez una suma de expresiones romances convertidas en dialectos derivadas de la historia latino-romance.
Los diversos diccionarios que ha publicado la Real Academia de la Lengua Española (RALE), desde 1970 hasta hoy, nos informan sobre los diferentes fenómenos lexicales, ortográficos, semánticos, etimológicos y gramaticales que le pueden servir al sujeto o individuo social ubicado en institución, contexto de habla, producción discursiva o verbal especializada en los diferentes campos de interés de la cultura.
Dos monumentos lexicográficos y una Opera magna gramatical marcan el rumbo para los estudios lingüísticos hispánicos: el Diccionario de Autoridades, Ed. Gredos, Madrid, 1994, reimp. , Vols. 1, 2 y 3; ed. Facsímil; el Tesoro de la Lengua Española o Castellana, de Sebastián de Covarrubias Horozco, Edición integral e ilustrada de Ignacio Arellano y Rafael Zafra, Biblioteca Áurea Hispánica, Universidad de Navarra – Ed. Iberoamericana. Vervuert, Madrid, 2006; y la Gramática sobre la Lengua castellana, de Antonio de Nebrija, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, Madrid, s.n.).
Con el uso de los nuevos medios masivos y contextuales, el diccionario de la lengua española ha tenido que admitir o incluir palabras especiales en los diversos rangos, lexicológicos y lexicográficos. Las entradas verbales, llamadas también entradas léxicas, ordenadas de la A a la Z se explican a partir de los usos diferenciados en el habla y la escritura.
El diccionario tiene diversos apoyos, explicaciones específicas, indicaciones puntuales, particularidades léxico-semánticas y otros aspectos relacionados con la función, el uso ortográfico o redaccional.
Actualmente, y debido a la constitución de memorias lexicales especializadas, el diccionario de la lengua española ha tomado en cuenta los usos o acepciones que en los diversos espacios geográficos de América y el mundo, cobran valor desde el punto de vista funcional del habla. El tratamiento de la información lexical tomado en cuenta por la ciencia lexicográfica de los últimos 30 años, hace que los estudios areales del español en América avancen en investigaciones culturales, socio-étnicas, económicas, idiomáticas, políticas y otras.
La necesidad y utilidad de un diccionario de la lengua española hace posible una orientación que no es sólo lingüística, sino también social. El mismo implica hoy una variedad de tratamientos verbales que por la misma naturaleza funcional de la lengua-habla justifica también la necesidad y variedad de nuevos campos de trabajo e investigación en el marco dinámico de la sociedad actual.
Es importante destacar que los nuevos proyectos lexicográficos en el campo intelectual hispánico, han concentrado sus intereses en tareas de recuperación, reconstrucción, tecnificación, procesos de estudio, tratamiento y reconocimiento de informaciones lingüísticas propias del proceso de constitución lingüístico del español peninsular y del español de América. El estudio de la geografía política, económica, lingüística y cultural de América, ha hecho necesario el desarrollo de un proceso biolingüístico y geolingüístico a nivel continental. Se ha producido en este sentido una visión de la lengua con una línea transfronteriza, identitaria, interlingüística y geodialectal.
Todo este argumento de trabajo ha sido llevado a cabo a partir de nuevas propuestas de diccionarios en el ámbito peninsular y en el ámbito continental americano. El proceso ha necesitado de la constitución y recuperación de archivos o memorias lexicales que tiene su base en la tradición cultural de la América continental pero también en el intercontacto de los hablares locales y orales de las diversas comunidades en los diversos espacios de las subculturas.
El conocimiento idiomático recupera y asimila en proceso, informaciones de todo tipo con miras a utilizar y justificar tipos especiales de conocimiento y fórmulas comunicativas prácticas, socializadoras en su ámbito de interés.
De ahí los diferentes diccionarios y memorias instruccionales que han servido de herramientas en los últimos cuatro decenios y en siglos anteriores dentro de la Hispania peninsular y de América:
- Diccionario hispanoamericano
- Diccionario panhispánico
- Diccionario manual de la Lengua Española
- Diccionario de la Lengua Española
- Diccionario del Español Americano
- Diccionario de Americanismos
- Diccionario de Indigenismos
- Diccionario de la Lingua Franca
- Diccionario ideológico de la Lengua castellana
- Diccionario de expresiones históricas.
- Diccionario de lingüística
- Diccionario de las letras hispanoamericanas
- Diccionario geográfico-histórico
- Diccionario de dudas del español
y otros.
Es importante señalar, en este sentido, que debido a la utilidad lingüística de estos diccionarios, existe también una necesidad de normalización o estandarización de registros lexicales, de cultismos y dialectalismos que cada vez más se hacen operativos para el conocimiento práctico y cultural de la lengua española de América.
De esta suerte algunos registros lingüísticos del diccionario de la lengua española, se pueden explicar por la garantía empírica y científica del registro mismo y porque a su vez toda palabra o entrada en el diccionario, es un constituyente de acto del habla; incluso muchas entradas constituyen actos específicos de habla.
Lo que concentra como significación o significado una palabra, acto lexical o lexicográfico es la función de un sentido de la lengua. Se cree en algunas instancias de especialistas que la lengua es medio, mediación, forma vacía y que por lo mismo élla en sí carece de sentido. Todo lo cual conduce a que la misma lengua se constituye en el hablar de cada sujeto en la sociedad y en la cultura, de suerte que es el hablante “el que hace la lengua” y le otorga sentido en el discurso.
El diccionario en este sentido no deja de lado la gramática, léxico y cultura; tampoco deja de lado la fonética, pronunciación y semántica. Estos dominios especiales, pero también constitutivos de la lengua o el lenguaje, se conocen y reconocen como instancias cooperativas de ambos.
El desarrollo relativo de la lexicografía hispánica participa en el proceso de aportes, en cuanto a léxicos generales y léxicos particulares (diccionario marítimo, diccionario de pesca y caza, diccionario agrícola, diccionario de medicina tradicional),de tal manera que la inclusión de suplementos lexicográficos, anexos geográficos o cartográficos y fonéticos, contribuye a enriquecer la misma idea de un diccionario general del español de América y del español peninsular.
Las miles de palabras de un diccionario de la lengua española cobran también su valor y función en la estructura de los llamados retículos verbales o componentes lexicales que constituyen el diccionario. La entrada, la definición, la marca o enmarcado de materia, cuadros, láminas, fotografías, dibujos, esquemas y mapas, van conformando en el proceso de uso del diccionario el sentido y la particularidad de toda entrada en sus diversas acepciones.
Desde el punto de vista funcional el diccionario utiliza también los signos diacríticos de los alfabetos latinos, así como elementos del alfabeto fonético, la acentuación, el modelo para las conjunciones, reglas de concordancia y otros aspectos tales como las llamadas abreviaturas que se emplean para marcar y concentrar las funciones descriptivas del diccionario.
Las últimas versiones del diccionario de la RALE se incluyen suplementos de comunicación y tecnología, así como descripciones de animales y plantas, de flora y de fauna que sirven para completar las funciones de utilidad del mismo.La concepción técnica, lingüística y pragmática del diccionario se produce hoy en el contexto de revisiones, nuevas inclusiones, codificaciones y recorridos socioculturales que admiten, a partir de nuevas experiencias, soluciones lingüísticas más exitosas.