Calígula era un emperador sanguinario.
Pero se metía con miedo en la cama cuando oía truenos.
Cuando besaba a una de sus amantes, bromeaba: "Basta una orden mía y esta linda cabeza rodará." (D.)
"Se proclamó Júpiter y mandó decapitar las estatuas de los dioses para poner en ellas su cabeza"
También quería dominar el cielo.
Mando a hacer una máquina que imitaba el estruendo de los relámpagos.
Y ésos no le daban miedo.
Calígula sufría muchos insomnios.
Por la noche andaba de un lado a otro en el palacio "exigiendo a grandes gritos que surgiera el día".
La razón no es la misma.
Pero hoy hay muchos que tampoco pueden dormir.
Y a la mitad de la noche, a las dos de la mañana, gritan exigiendo que comience el día.
Pero no ha comenzado.
(Rubem Fonseca, Luis Sepúlveda y Maria de Sousa, in memoriam)
El original de estos textos se está publicando en el diario Expresso, de Portugal. Acento lo publica con autorización del autor
(Traducción: Paula Abramo)