Durante las últimas décadas el gobierno dominicano ha invertido más de 2,400 millones de dólares en la construcción de las primeras dos líneas del Metro de Santo Domingo, al igual que en el teleférico que conectará los barrios de Gualey, Los Tres Brazos y Sabana Perdida con la estación Eduardo Brito. Se espera que ambas modalidades de transporte puedan movilizar un promedio de 346,000 pasajeros por día, abarcando un total de 56 kilómetros.
Estos novedosos sistemas de transporte colectivo son para las ciudades que lo poseen, un alivio que fomenta los desplazamientos peatonales y por lo tanto mejoran la salud de cualquier zona urbana. Sin embargo en la República Dominicana estos modos de transporte son como diamantes en la jungla, ya que a pesar de las cuantiosas inversiones realizadas durante los últimos años aún persiste el caos y el desorden en las calles de Santo Domingo.
Hasta el momento, ninguna de estas modalidades se articula con el resto de los modos existentes en la ciudad, lo cual disminuye su potencialidad y continúa siendo una tarea pendiente la puesta en operación de un sistema integrado de transporte público para toda la zona metropolitana de Santo Domingo que permita mejorar la oferta estatal de autobuses por parte del Estado a través de la Oficina Metropolitana de Servicio de Autobuses (OMSA), sustituir los modos de transporte de baja capacidad por los de mayor capacidad, propiciar la integración tarifaria, articular todas las modalidades de transporte colectivo, gestionar el tránsito, al igual que el continuar el proceso de fortalecimiento institucional del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) y su coordinación con los Ayuntamientos.
De manera que la única forma en la cual podemos potenciar los diamantes insertados en la ciudad durante los últimos años, es poniendo orden al caos en donde vivimos, pues no se verán soluciones definitivas mientras no sean reguladas las fieras que accionan en esta jungla urbana y se establezca el régimen de consecuencias para garantizar la armonía de los actores que se desplazan por la ciudad. La cultura impregnada en la sociedad por más de cincuenta años, requiere transformaciones importantes las cuales deben materializarse a través de implementar un nuevo modelo donde predomine el respeto, la educación y el orden.
De manera que en el campo de acción metropolitano se destacan actores claves con roles específicos, los cuales deben ser considerados para tomar las decisiones estructurales como resultado del diseño e implementación de un sistema sustentado en la integración de cinco componentes: la institucionalidad, los modos de transporte, la tarifa, el uso de suelo y las políticas ínter-sectoriales. De esta manera potenciaremos los diamantes que han sido insertados en la ciudad y al mismo tiempo se pondrá el orden que requiere esta metrópolis para hacer de este territorio un espacio más vivible.