Durante los días 7 y 8 de marzo de 2017, se celebró la Conferencia Anual de Cumplimiento Anti-Lavado de Dinero de la Florida International Banking Association (FIBA). Previo a la misma se presenta el “Diálogo Sector Público/Privado EUA/Latinoamérica”, el cual, por lo que implica, concita cada año más interés. El panel 2017 se dividió en tres tópicos, a saber: 1) Brechas entre las Regulaciones de EUA y demás Regiones (Avances en las regulaciones latinoamericanas para cerrar las brechas existentes con la legislación norteamericana y Trabajar en equipo para asegurar las relaciones con los bancos corresponsales), 2) Cómo ha repercutido el costo del cumplimiento de la banca corresponsal de la región (Efectos en bancos pequeños/medianos y Medidas adoptadas por los reguladores locales para estandarizar las medidas de cumplimiento y reducir costos y 3) Cómo han afectado en las regiones las sanciones de EUA a la Banca Corresponsal (Efectos en las economía de la región, Están las relaciones bancarias corresponsales aumentando o disminuyendo y si producto de todo el proceso se está fortaleciendo el sistema financiero latinoameamericano). En síntesis, el entorno del Derisking, sus efectos y proyección.

Con la coordinación del Sr. David Schwartz, Presidente & CEO de FIBA y de Daniel Bolaños, Presidente del Comité Latinoamericano para la Prevención del Lavado de Activos y Financiamiento del terrorismo (COPLAFT/FELABAN) el panel estuvo integrado por representantes de: Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA), The Financial Integrity Network (FIN), Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN). Por Estados Unidos: Departamento del Tesoro, Financial Crimes Enforcement Network (FINCEN), Office of Foreing Assest Control (OFAC), Oficina Legal Greenberg Traurig, P.A., Ofician Legal Holland & Knight, CitiGroup, HSBC, Wells Fargo Bank, N.A. Panamá: Banco General de Panamá, CSMB (Panamá), Ofician Legal Tapia, Linares & Alfaro y Capital Bank, Inc. Honduras: Comisión Nacional de Bancos y Seguros. Argentina: Unidad de Información Financiera. México: Comisión Nacional Bancaria y de Valores. República Dominicana: BST, Global Consulting RD, representada por quien suscribe este artículo.

En función de los temas, tal y como lo hizo cada participante, nuestra presentación fue la siguiente:

Definitivamente, existen vacíos entre las normas de los EUA y Latinoamérica, por lógica siempre existirán por la base anglosajona de uno y francesa de la otra. También existen problemas de aplicación, pero básicamente son los mismos. El problema está en el rango de aplicación y verificación. Todos los países tenemos debilidades en el conocimiento del beneficiario final, tipificar la evasión fiscal como crimen precedente del lavado de activos, cumplimiento poco efectivo de las Actividades y Profesiones No Financieras Designadas (los sectores de la economía real), Personas Políticamente Expuestas y sus vinculados.

Al final, para las entidades financieras y monetarias como para las autoridades, es un asunto de satisfacción de expectativas. Para Rudiger Dornbush, Economista de MIT, para tratar el problema de la deuda y su sostenimiento, indicó: “Los países desarrollados tienen leyes flexibles de cumplimiento rígido y los países subdesarrollados tienen leyes rígidas de cumplimiento flexible”, aunque luego Dornbush se dio cuenta de que para lo de la deuda las cosas son un poco más complicadas.

La diferencia está en la inversión, que aunque en Latinoamérica se ha incrementado, aún dista mucho de un punto mínimamente óptimo. Las entidades financieras norteamericanas, producto de la crisis, naturaleza y diversidad supervisora, así como de su estructura legal, invierte proporcionalmente más y eso hace que se aumenten las expectativas, sin que esto garantice la calidad de las operaciones. Reiteramos que la carga es en algunos aspectos desbalanceada, causando ceses injustos de relaciones comerciales con entidades financieras y elementos económicos extranjeros (Derisking).

El proceso del Derisking no es inclusivo, es desvinculante y las normas deben ser efectivas, no rígidas. Deben ser cumplibles, no imposibles, esto lo decimos por el alto costo que implica, para las entidades norteamericanas, mantener cuentas a entidades y elementos económicos extranjeros bajos las exigencias de las autoridades.

Antes que nada, lo que se debe procurar es generar inclusión para tender a la equidad. Una alta y desproporcionada exigencia genera salidas y tiende a crear paralelismos, informalidad, queremos decir. Esto nos lo ha enseñado la experiencia, a todos, a través del tiempo.

Permítannos aprovechar este momento, y el tema, para tocar lo referente a las Órdenes Ejecutivas emitidas por el presidente Trump, sobre lo que muchos han llamado desregularización. No apreciamos, como se ha indicado, un proyecto desregulador, más bien una suerte de adecuación o flexibilización de las pesadas normas establecidas tras la crisis. En virtud de este proceso les hacemos un llamado a las autoridades norteamericanas presentes para que tomen en cuenta las revisiones de las exigencias desproporcionadas que les requieren a los bancos norteamericanos. Sepan que el efecto de éstas genera un aumento de los costos operativos para todos los clientes extranjeros y los propios los bancos norteamericanos, pero en especial para las entidades pequeñas y medianas, lo que afecta los procesos de pagos que, para muchos, desde hace años habían establecido.

Al perder sus cuentas, las operaciones de pagos se tornarán más caras y ese aumento de costo se reflejará en el precio de producto que finalmente se comercializará. Es decir, se golpea la inflación perjudicando al consumidor. Pero además, afecta a los suplidores norteamericanos y de otros lugares al tender a dilatarse, aunque mínimamente, el proceso de pagos. 

Desregularizar es nocivo, híper-regularizar también. Es necesario buscar un equilibrio, el cual a través de un enfoque basado en riesgo, sin dudas, sería una solución efectiva, pero debe ser equitativo, bajo la aceptación y cumplimiento por todos los países. Estamos conscientes de que cada realidad es diferente, pero es de rigor forjar confianza entre las autoridades, salvando escoyos para asumir una cooperación objetiva y efectiva. Esto ayudará a crear y fortalecer la confianza mutua. Sin cooperación no habrá nunca una lucha efectiva contra el crimen. Esto último es el denominador común entre todos los países, sus sectores públicos y privados.

Finalmente, las medidas adoptadas por todos los países parten de las mismas estandarizaciones, a saber: 40 Recomendaciones del GAFI (Para el lavado, financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva), 29 Normas de Basilea (Supervisión Bancaria), IOSCO (Mercado de valores) e IAIS (Seguros). Pero, insistimos siempre, en que es mejor una buena y efectiva supervisión a una buena regulación. Aunque esta última es la base de todo proceso, lo que nos lleva a que esto es cuestión de balance, de equilibrio.

Un cumplimiento efectivo, que se acerque a las expectativas comunes dependerá de la voluntad y de los recursos. De la calidad de la inversión. Aunque el crimen no va a desaparecer, si podrá mitigarse logrando un nivel de aceptación operativa común que genere la confianza mínima de todos (Autoridades, bancos, elementos económicos) y garantizar la inclusión de quienes denoten las calidades exigidas.

De esta forma se viabilizará el cumplimiento, vía procesos más transparentes, se estimulará el comercio y con ello la creación de riquezas. Lo cual es bueno para todos.