La historia es una ciencia no solamente interesante, es parte importante de la identidad del hombre. Debido a que el hombre es un ser histórico, es por lo tanto, producto de un proceso en el cual el ser humano no deja de hacerse humano. Muchas veces no se precisa en las implicaciones de estas cuestiones tan ‘sencillas’, a veces, para un ser humano común, pero esto tiene un barniz epistemológico que es necesario aplicar en cuanto a qué entendemos nosotros por historia. La historia no es solamente relaciones causales, o hechos puros, hay veces que en la búsqueda de las respuestas, tanto de uno mismo como del de otros, pone en juego toda nuestra visión del mundo y, por así decirlo, nuestra propia identidad. Esto implica, a veces, que hay un compromiso ético entre el historiador y su reconstrucción, porque lo que él piense del pasado, pues, tiene repercusiones en la forma de pensar lo humano en el presente. Es este ethos lo que motiva esta reflexión epistemológica y metodológica en la historia y que en tiempos tan desolados por crisis que se confunden con lo cotidiano, donde parece que la vida cada vez más es apartada, despolitizada y despojada de sus modos de ser. Es ahí donde el pensamiento contemporáneo entra en su génesis: mediante revisar el pasado para comprender el presente.

A la luz de esto hay una cuestión en cuanto a la forma de analizar la historia que me gustaría subrayar y esto sirve para aclarar algunas cuestiones sobre estos estériles debates sobre el "relativismo" de autores "posmodernos". Muchos lingüistas e historiadores quedan en analizar los fenómenos históricos de dos maneras:

1. Desde una óptica diacrónica

2. Desde una óptica sincrónica

Como sabemos, diacrónico se centra en el estudio de la lengua y su evolución (su evolución fonética, morfológica, sintáctica, lexical, etc.). El estudio diacrónico es transversal al tiempo o "a través" del tiempo como indica su origen etimológico: día (a través) y chronos (tiempo).

El estudio sincrónico es cuando se estudia la lengua en un momento histórico determinado (Ej. el imperio Ottomano, la primera mitad del medioevo, etc.). Esta analiza las reglas gramaticales y constitutivas de dicha lengua en dicho contexto para ver cómo estas han cambiado en relación a otro contexto histórico.

Muchos filósofos, lingüistas, e historiadores han expresado muchas cuestiones de índole epistemológica relacionada al paso de la totalidad de la historia (diacrónica) a un momento específico de la historia (sincrónica). Algunos han cometido abusos epistemológicos, otros han dado aportes increíbles.  Pero uno de los aportes más grandes que han hecho algunos filósofos y pensadores, como Foucault, Melandri, Walter Benjamin, y en cierta medida, autores post-estructuralistas o  ’posmodernos' como Derrida, Deleuze, Agamben, Roberto Esposito y otros, es que no se paran en la absoluta separación entre diacronía y sincronía.

Como bien argumenta Agamben en Signatura Rerum: Sobre el método:

"Quien está familiarizado con la práctica de la investigación en ciencias humanas sabe que, contra la opinión común, la reflexión sobre el método muchas veces no precede, sino que viene luego de la práctica. Es decir, se trata de pensamientos de algún modo últimos o penúltimos, para discutir entre amigos y colegas, y a los que sólo legitima una gran familiaridad con la investigación. […] En contra de lo que suele creerse, el método, de hecho, comparte con la lógica la imposibilidad de estar del todo separado del contexto en el que opera. No existe un método válido para todos los ámbitos, así como no existe una lógica que pueda prescindir de sus objetos." (Agamben, 2010)

Esto significa que realmente el estudio de la historia, en los post-estructuralistas, se entiende que la separación entre diacronía y sincronía solo tiene como colación o bien: 1. caer en un historicismo ingenuo, donde se niega el papel de toda la totalidad histórica o 2. En un estudio totalmente a-histórico, es decir, carente de historicidad por la incomprensión de los contextos históricos.

Métodos como la arqueología (Foucault, Agamben, Esposito, Jean-Luc Nancy), o la teoría de las imágenes dialécticas (Walter Benjamin) o la deconstrucción (Derrida) son métodos que asumen que la historicidad (en especialmente una serie de fenómenos generalizables a un paradigma histórico) está en un cruce entre lo diacrónico y lo  sincrónico, es decir, en un cruce la evolución total de la lengua y la lengua en un momento histórico y sus reglas constitutivas en ese momento y contexto.

Ante esta implicación, se puede decir que la relación entre teoría e historia en la arqueología o en esos métodos mencionados anteriormente no es como piensan autores racionalistas (que asumen una lógica en que la teoría va de lo general a lo particular) o en el caso de inductivistas/empiristas (de lo particular a lo general), sino que estos métodos van desde lo particular a otros particulares formando así una red interrelacionada, es decir, la teoría y sus ejemplos fenoménicos son inseparables uno del otro, o como diría Agamben: "El caso paradigmático deviene tal suspendiendo y, a la vez, exponiendo su pertenencia al conjunto, de modo que ya no es posible separar en él ejemplaridad y singularidad" (Agamben, 2010)

Entonces, se puede decir que la "teoría" o, si pudiéramos traducir este concepto al análisis de los paradigmas históricos (no de Kuhn  -en Kuhn hay una cierta similitud con Foucault por su discontinuismo historiográfico, pero tratar esos temas, no creo que sea posible ahora mismo, si desean conocer las diferencias, pues, el primer capítulo de Signatura Rerum analiza esta problemática-, sino según Foucault o Agamben) y pudiéramos llamarlo "conjunto paradigmático", este no está presupuesto en los paradigmas sino que "permanece inmanente a ellos" (Agamben, 2010).

Es por esto que estudios históricos en autores como Agamben o Foucault, digamos,  el Homo Sacer Agambeniano, el Panóptico Foucaultiano, el Estado de excepción (Agamben), el poder pastoral (Foucault) la relación entre Inmunitas y Communitas (Esposito), etc. son estudios de paradigmas, por lo tanto, no son "hipótesis" que buscan explicar la modernidad, hipótesis que trata de explicar su origen histórico a través de una mera relación de causa y efecto. Debido a que el método arqueológico incorpora la diacronía y la sincronía, trata de estudiar casos de paradigmas que tienen como finalidad hacer inteligible una serie de fenómenos que su parentesco o su relación análoga entre uno y los otros, así estos fenómenos bien relacionados y con cierto parentesco pueden ser visibles para cualquier historiador.

Ahora, la fundamentación de esto tiene un origen en los hallazgos tanto de Foucault como de otros lingüistas como Emile Benveniste, todo acerca de la llamada función enunciativa del lenguaje. La función enunciativa es la función en la que el viviente asume el lenguaje (o la lengua) en un acto concreto del discurso. Estos términos deícticos o esos "shifters" como "yo", "aquí", "ahora", "tú", etc. se refieren, según Foucault y Benveniste, a un puro hecho del lenguaje, es decir, cuando el viviente hace uso del logos, cuando un ser pasa de la langue a la parole.  Entonces, el estudio histórico no solo debe de analizar únicamente –digamos—, la estructura de las proposiciones, sino también a esa "estructura metasemántica", de la cual hablaba Benveniste, que es la función enunciativa del lenguaje, o en resumidas cuentas: la forma en la que el viviente hace uso del lenguaje para entender el sentido en el que fueron utilizadas esas palabras para entender las proposiciones. Esto se debe a que, negando así el paradigma saussureano del signo, el ser humano o la subjetividad misma es una bipolaridad o una tensión entre viviente y logos, entre langue y parole de la cual es imposible escapar. Por lo tanto, el ser humano es algo así como un signador (un cruce entre lo viviente y lo hablante que firma o signa las palabras mediante el uso que les da). Esto significa que al final de cuentas el hombre es el 'hiato' que une la relación entre significante (palabras) y significado el cual hablaba Benveniste al criticar el paradigma del signo de Saussure: "El mundo del signo está, en realidad, cerrado. Del signo a la frase no hay transición, ni por sintagmación ni de otro modo. Un hiato los separa"  (Benveniste, 1999, p. 69).

Es por esto que el concepto de "lo no dicho", que Foucault habla en la famosa obra "La Arqueología del Saber" tiene un sentido específico, pues se refiere a esa estructura metasemántica la cual no se refiere a un conjunto de proposiciones coherentes o con sentido, sino la posibilidad de hablar y de tomar la palabra el viviente así como su imposibilidad de hablar: La necesidad de hablar o de hacer uso del lenguaje así como la contingencia que todo viviente se somete cuando asume su labor de hablante y viceversa.

El estudio arqueológico comprende no solamente la estructura proposicional, sino aquello que no se dice, es decir, al viviente y como es afectado por ese conjunto de proposiciones que se transforman con el pasar de la historia y que dicha estructura muchas veces trasciende o excede lo que en un momento histórico se ha dicho. Lo que revela esto es la estructura holística del lenguaje (bien mencionada por Borges en una conferencia llamada "¿Qué es la Poesía?") y es por esto que el estudio post-estructuralista del lenguaje tiene una enorme importancia, ya que al no esencializar las relaciones causales pero tampoco negar los cambios históricos, pues, métodos como la arqueología estudian la historia de una manera diferente: Las relaciones causales (propios en los análisis diacrónicos) se entienden en función de las relaciones de significación y de formaciones sincrónicas.

Por razones como esta es que la arqueología Focaultiana (y en cierta medida otros métodos aquí mencionados)  permite analizar el pasado y relacionarlo con el presente, es decir, con el desarrollo total y causal de la historia. Es por esta razón que estos autores, contrario a la opinión generalizada de muchos filósofos racionalistas, analíticos, positivistas y autores cientificistas, les tienden a catalogar a estos autores como "relativistas", cuando realmente estos autores no niegan la causalidad (diacronía), sino que para ellos es imposible separar la formación de las redes de significación y las formaciones sincrónicas de tales o cuales momentos históricos determinados de dichas relaciones causales.  El total desconocimiento de sus posiciones epistemológicas por parte de sus detractores deja mucho que pensar.

Sólo de esta manera se entenderá que para el post-estructuralismo, la relación entre viviente (biología) e historia (cultura) no es dicotómica, sino bipolar. Si bien existe una relación causal de lo corpóreo en el hombre (y qué podemos explicar a través de las ciencias por ejemplo), el ser humano no se reduce únicamente a estas facultades y relaciones causales, sino que inclusive, para comprenderlas (e inclusive transcenderlas) debe de hacer uso de algo histórico, como lo es el lenguaje. Es por esto que el post estructuralismo, incluyendo así el feminismo post estructuralista (ya que la dicotomía entre sexo y género es equivalente a esa dicotomía entre naturaleza y cultura o biología e historía) , así como los estudios  hechos por sociólogos de la ciencia como Bruno Latour (Paloma García Díaz, 2007), no niegan el causalidad, pero no todo hecho es explicable desde esta sin un marco de significaciones que sólo puede darse en la historia o con ella.

Si algo Hegel tenía razón es que era falsa la dicotomía entre naturaleza e historia, por lo tanto, entre viviente y hablante. Por lo tanto, se podría hablar de una tercera forma de analizar la historia: a través de discontinuidad, es decir, a través del cruce entre ambos polos, diacronía y sincronía. La arqueología del saber de Michel Foucault, así como en menor medida, autores como Thomas Kuhn (La estructura de las revoluciones científica) son, pues, manifiestos de la discontinuidad historiográfica. De ahí la importancia de la no separación de los estudios diacrónicos y sincrónicos

-Referencias

-Émile Benveniste, (1999): Problemas de lingüística general II. Decimoquinta edición. Siglo XXI Editores, México. ISBN: 968-23-0029-0.
-Giorgio Agamben (2010): Signatura Rerum: Sobre el método. 1ra edición. Ed. Anagrama. España.  ISBN: 978-84-339-6305-5

-Paloma Garcia Díaz (2007): Bruno Latour y los límites de la descripción en el estudio de la ciencia. (tesis doctoral).  Universidad de Granada. Editorial de la Universidad de Granada. Provincia de Granada, España. ISBN: 978-84-338-4677-8