Desde urbanistas hasta interioristas los arquitectos tienen la ventaja de poder “jugar en muchas canchas”, esto así, si deciden especializar su saber en cualquiera de las direcciones en las que se precise, desde la planificación general, hasta la pura creatividad.
Continuando con nuestra relación de propuestas alternativas para el ejercicio profesional del arquitecto, hoy planteamos algunas más que nos han parecido interesantes.
El mundo de las instalaciones, generalmente, parece más destinado al campo de las ingenierías, pero es cada vez más común que profesionales de la arquitectura incursiones en el diseño, cálculo y planificación de sistemas de fontanería, electricidad e iluminación, acústica, PCI (Protección Contra Incendios), etc.
En el caso de las primeras, el acercamiento del arquitecto se ha producido, en muchos casos, por su necesaria incursión en el mundo de la eficiencia energética y las EE.RR. (Energías Renovables). En el caso de los sistemas PCI, esta sería una “vía natural”parael arquitecto, dado que su formación en diseño lo lleva a proyectar gran parte de todo lo relacionado a la seguridad en los edificios.
Los arquitectos y el mundo de las propiedades inmobiliarias tienen un vínculo tan necesario, que pensar en los unos sin lo otro, y viceversa, es prácticamente imposible. El mundo inmobiliario se compone de lo que proyectan los arquitectos y estos, a su vez, pueden volver a introducirse en el campo inmobiliario como tasadores, peritos legales e incluso agentes y/o asesores de la propiedad inmobiliaria. En cuanto a las funciones de tasación, valoración y peritaje (peritaje judicial incluso), el arquitecto tiene la ventaja de poder realizar una laboral íntimamente ligada a su formación original, tanto como lo es la elaboración de costes y presupuestos de obras. En todo lo relacionado a la gestión y asesoramiento en los procesos de comercialización de los inmuebles, es decir compra y venta de propiedades inmobiliarias, el arquitecto se encontraría en un campo “adquirido” por otros profesionales, más afines al mundo de las finanzas y las ventas, pero con el que no sería, incompatible – más bien todo lo contrario – al poder aportar el valor añadido de un profesional del campo del diseño y planificación de espacios. Evidentemente, la adquisición de conocimientos en este campo, sería altamente recomendable para el arquitecto interesado, pero también para cualquier otro actor que decida implicarse en el nuevo boom de la comercialización de inmuebles.
Son muchas más las salidas para el arquitecto en un escenario en el que parece que se acabó lo que se daba. No hemos mencionado todas, ni mucho menos lo hemos pretendido. El lector podría ampliar esta relación con otras ramas afines y obvias y con otras ramas remotas y desvinculadas del oficio original de crear espacios habitables para el ser humano.
El arquitecto por definición es adaptable a casi cualquier situación, aunque muchas veces le sea difícil ver el bosque por tener tan cerca los árboles. Adelante, que si en España se ha podido reflotar (reciclar) la profesión, es posible hacerlo hasta en Marte, lugar en el que se cuestiona la existencia de vida.