Hoy debe ser un día de gran regocijo nacional, pues se nos brinda la oportunidad de ejercer uno de los deberes y derechos que en otras naciones están vedados o restringidos, y es la facultad de elegir y la posibilidad de ser elegidos libremente. Pero el voto, más que un derecho, es una responsabilidad del ciudadano, pues en este acto solitario se juega la suerte de todos, el futuro del país, lo cual demanda que sea asumido con la seriedad, la importancia y la profundidad que ello implica.
En la democracia es el voto el mecanismo por excelencia para decidir quién merece nuestra confianza y quien no es digno de ella, quien se ha ganado el derecho a continuar y quien debe ser rechazado por representar el camino de lo incierto, de lo desconocido, del salto al vacío. Afortunadamente, tenemos un pueblo inteligente que no se deja llevar por cantos de sirena, un pueblo que en todas las mediciones ha expresado rotunda y convincentemente lo que quiere.
Si un candidato o un gobernante no ha desarrollado una ejecutoria afín a las necesidades y al Estado que soñamos, es obvio que no será refrendado en las urnas. Pero si vemos que realiza las obras que demandamos, si defiende y promueve las políticas con las cuales comulgamos, entonces gozará de la aprobación de las urnas.
Todos debemos estar comprometidos en aceptar el veredicto de las urnas. Los perdedores deben saber que habrán otras oportunidades y que el país debe seguir por el rumbo que haya decidido las mayorías nacionales.
En la democracia, es el poder del voto, que reside en la voluntad de cada ciudadano, lo que determina el ganador, de modo que es esa sumatoria de decisiones individuales lo que le da carácter colectivo y mayoritario a los resultados electorales. Lo que hace que una democracia sea verdaderamente representativa es el número de votantes que participan con relación a los ciudadanos aptos para hacerlo.
El gobierno que nos demos es el que habremos elegido o en el peor de los casos será el que dejemos que otros hayan elegido por nosotros. De ahí la importancia de no ser indiferente, de no ser parte de la masa abstencionista de dominicanos que delegan en otros lo que es responsabilidad de todos. De ahí la trascendencia de participar directamente en la creación de la democracia que deseamos y la conducción del Estado que queremos a través del mecanismo del voto.
La legitimidad del próximo gobierno y la de los representantes municipales y congresionales que se someten a nuestro escrutinio, está directamente relacionada con el nivel de participación que tengamos en las elecciones del día de hoy. Por eso, tienegran importancia que votemos masivamente para que las autoridades que surjan de este procesotengan el aval de la voluntad de las grandes mayorías expresadas en las urnas.
En eso estriba la gobernabilidad en la democracia, en que nuestros gobernantes sean el fruto de la libre determinación de los ciudadanos a decidir quiénes tendrán la alta responsabilidad de dirigir los destinos nacionales durante los próximos cuatro años.Es mediante el acto de votación que logramos que nuestra voluntad sea conocida para que cuente y sea contada. Es con el hecho de votar que se manifiesta explícitamente lo que decidimos en secreto, convirtiendo en un grito público lo que se anidaba en nuestro silencio interior.
Por tanto, llegó la hora de que la confrontación partidista sea reemplazada por la voz de nuestra reflexión interna.Al votar debemos hacerlo con el pensamiento puesto en que debe prevalecer lo mejor, la paz y la tranquilidad para seguir desenvolviendo con normalidad nuestras vidas. Todos debemos estar comprometidos en aceptar el veredicto de las urnas. Los perdedores deben saber que habrán otras oportunidades y que el país debe seguir por el rumbo que haya decidido las mayorías nacionales.
A votar, pues en orden y en paz, con el convencimiento de que estamos cumpliendo con un deber cívico y patriótico, que los ganadores sean humildes en la victoria y los que no lo sean, habrán ganado la experiencia de que ese no era el camino para no repetirlo la próxima vez.
En estas elecciones de hoy, apostemos pues a la consolidación de nuestra democracia y que eso sea lo que celebremos mañana.