La organización Europa Laica instituyó el día 9 de diciembre como Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia. Escogió esta fecha por corresponder al 9 de diciembre de 1905, fecha en que fue proclamada la ley francesa de “Separación del Estado de las religiones”, siguiendo los principios de libertad, igualdad y fraternidad de la Declaración de los “Derechos del Hombre y del Ciudadano” de 1789.
En España, el 9 de diciembre también corresponde a un hito histórico. En esa fecha en 1931, se proclamó la Constitución de la II República Española, que la organización Europa Laica categoriza como “una ley de leyes de neto carácter laicista”. En esa Constitución se reconoció la Libertad de Conciencia, que sería adoptada en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” un 10 de diciembre de 1948.
En su manifiesto del 2015, Europa Laica denuncia “la invasión de las creencias privadas en el ámbito público del Estado, bien por la influencia que las confesiones religiosas mantienen hacia los gobiernos, bien por los propios Estados que las privilegian de forma muy diversa, en las políticas económicas, educativas, jurídicas, etc., en mayor o menor grado. En pleno siglo XXI, hay Estados teocráticos y confesionales, en donde el dogma religioso es a su vez la ley civil y en donde el crimen contra la libertad de conciencia y todo tipo de derechos de ciudadanía, quebrantan el Estado de Derecho con toda impunidad. También hay Estados no teocráticos, como es el caso de España, que sin embargo privilegian a la religión mayoritaria, como si fuera la del Estado en materia simbólica, política, tributaria, económica y en la cuestión de la Enseñanza, vulnerando principios constitucionales básicos”.
La confesionalidad del Estado Dominicano es peor que la descrita por Europa Laica para España. En España existe cierta transparencia sobre los financiamientos a la religión; la oferta de enseñanza religiosa puede ser sustituida; la Constitución no impone el aborto absoluto ni prohíbe el matrimonio a parejas del mismo sexo; y la población lucha por sus derechos a la libre expresión y libertad de conciencia.
El origen del Estado Dominicano confesional o teocrático no debemos buscarlo en los 300 años de colonización. Los movimientos Independentistas le dieron un golpe duro a la Iglesia española y colonial. Desde la primera Independencia, y luego la ocupación haitiana, la Iglesia quedó debilitada. En 1844, Pedro Santana forzó al Vicario Tomás de Portes a firmar una Constitución que Portes consideró despojaba a la iglesia del poder. En 1880, con la fundación de la escuela Normal y el gobierno liberal de Gregorio Luperón, la educación Hostosiana creó por primera vez una educación pública laicista y científica que Trujillo respetó hasta 1951. Sus primeros dos Directores de Educación fueron los hermanos Pedro y Max Henríquez Ureña, discípulos de Hostos e hijos de Salomé, quienes restauraron con la Dra. Consuelo Nivar, la formación de docentes basada en la escuela de Eugenio María de Hostos, laicista y científica.
Más aún, cuando Trujillo tomó el poder en 1930, la Iglesia había perdido su personería jurídica y una ley en el Congreso buscaba despojarla de sus bienes inmobiliarios. En 1951, Trujillo sustituyó la Ley 418, del 5 de diciembre de 1932, por la Ley Orgánica de Educación No. ° 29-09, del 5 de junio de 1951. La nueva ley estableció el fundamento normativo institucional del sistema educativo dominicano que permitió la entrada a la docencia a personas con títulos de octavo grado, sin examen calificativo. Según esta ley, la educación “estará en los principios de la civilización Cristiana y de tradición hispánica que son fundamentales en la formación de nuestra fisonomía histórica, y se orientará, dentro del espíritu democrático de nuestras instituciones, a despertar en los alumnos el sentimiento panamericanista y el de comprensión y solidaridad internacionales” El acercamiento de Trujillo a la Iglesia en 1953, año en que preparaba el concordato, lo llevó a proclamar la Ley sobre Educación Religiosa, No..° 3644, de fecha 23 de septiembre de 1953. Su objetivo fue introducir en todas las escuelas primarias y secundarias públicas “la educación de la religión moral católica”. En esa fecha preparaba el texto del concordato siguiendo el modelo español del Concordato de Francisco Franco.
Trujillo quería legitimar su régimen criminal y lograr una Ley de patronato como la conferida por La Iglesia Católica Romana a la Corona Española, que le permitía elegir sus obispos. No lo logró por más que lo intentó. En cambió pagó con creces para lograr la sumisión y gratitud de la jerarquía católica, que el jesuita José Luis Sáez describe como de “sumisión bien pagada”.
Por las razones históricas mencionadas, que he expuesto con detalles en muchos de mis artículos durante los últimos cuatro años, puede afirmarse que el origen de la riqueza y el poder de la Iglesia fueron el resultado de la política Trujillista. Y que ésta continúa siendo efectiva por la vigencia de la Ley Canónica en territorio dominicano a través del concordato Trujillista de 1954, y el Concordato militarista de 1958 ampliado en 1990.
¿Por qué no se derogó el Concordato con la caída del régimen? Porque para lograr la permanencia del status quo, la Iglesia Católica se fortaleció importando sacerdotes, religiosos, y monjas y luchó contra la primera democracia dominicana después de más de tres décadas. La evaluación de la CIA de los 100 primeros días del gobierno de Juan Bosch identifica claramente la campaña anticomunista de la Jerarquía Católica contra su gobierno, no porque éste fuese comunista, sino porque Juan Bosch sacó la religión del espacio público y declaró en la Constitución de 1963 una enseñanza científica exclusivamente en manos del Estado dominicano. (1)
Con el golpe de Estado de 1963 y la derrota del Movimiento Constitucionalista en abril de 1965, fue derrotado el laicismo. La constitución Balaguerista de 1966 continuó la magnanimidad Trujillista hacia la Iglesia Católica Romana. Pero fue durante el gobierno de Leonel Fernández que la relación Iglesia-estado se puso boca arriba. Leonel Fernández no exige, se arrodilla ante el Comandante del Vicariato Militar y Cardenalísimo López Rodríguez.
El Cardenal ha logrado limpiarse con la Constitución e imponer el orden del Vaticano en el siglo XXI. Los sumisos son ahora los políticos. Por eso, de facto, la Republica está pasando de estado confesional a estado teocrático. Aun en tiempos de elecciones, casi ningún partido político de izquierda o derecha, se pronuncia por la laicidad, por la necesidad de celebrar una Asamblea Constituyente, por una revolución en la educación científica y laicista, por la derogación del Concordato y de las leyes que han permitido violar la libertad de conciencia de mujeres, niños, niñas y adolescentes y la discriminación de personas por su orientación sexual.
Comparto el sueño de los que pertenecemos al Foro por un Estado Laico Eugenio María de Hostos, del que formó parte Guido Riggio Pou y cuyo fallecimiento profundamente lamentamos; sueño de que los derechos y las libertades de toda la población sean respetados. Sueño que constituye a la vez un proyecto jurídico y político de abolir las exclusiones que eliminan derechos y libertades. Sueño que no puede realizarse mientras en Republica Dominicana esté vigente la Ley Canónica del Vaticano.
- Ver mi artículo sobre campaña de la Iglesia contra Bosch y la motivación de evitar la Constitución laicista: http://acento.com.do/2015/opinion/8286368-en-1963-la-iglesia-lucho-contra-el-laicismo-sabia-que-bosch-no-era-comunista/).