Otro combatiente extranjero que luchó junto a los patriotas constitucionalistas fue el francés André Rivière. Su participación fue esencial, aunque menos, quizá, que la de Ilio Capozzi. Rivière nació en el Marruecos, entonces protectorado de Francia, en 1933, según, algunas fuentes. Su familia tenía una antigua tradición militar. Desde muy joven se inscribió en la Legión Extranjera y, según Ilio Capozzi, participó en la campaña de Indochina, entonces colonia francesa. En 1954, Rivière participó en la Batalla de Dien Bien Phu, luego de la cual, según lo estipulado en el tratado de Ginebra Francia saldría de lo que sería Vietnam.
Al igual que Capozzi, que participó en la Segunda Guerra Mundial del lado de los nazis y los fascistas, Rivière combatió del lado de los agresores, primero formó parte, ya lo hemos visto, de los ocupantes franceses de Indochina y, luego, en las tropas francesas que combatieron los patriotas argelinos que luchaban por la independencia de su país. Luego del fin de la guerra que llevó a la independencia de Argelia, formó parte de la organización paramilitar ultraderechista OAS, cuyos métodos, que pueden calificarse como terroristas, incluían la tortura de los patriotas terroristas. La OAS llevó a cabo el fallido atentado del Petit Clamard, en el que general De Gaulle salió ileso de milagro. La OAS quiso así vengar la salida de Francia de Argelia, decidida por el general De Gaulle.
Rivière se redimió de igual manera que Capozzi, uniéndose a los patriotas constitucionalistas. Antes, había participado en un fracasado movimiento que buscaba derrocar al dictador haitiano François Duvalier. Rivière, que fue muy popular, era el hombre de confianza del ministro de las fuerzas armadas y jefe de los hombres rana, Manuel Ramón Montes Arache. Rivière murió luego de ser herido en la garganta por un francotirador yanqui en barrio de Santa Barbara, el 15 de junio de 1965, menos de un mes después de que Capozzi cayera en el ataque al Palacio Nacional.
En cuanto a los datos desconocidos que hemos encontrado en archivos audiovisuales de Francia y Bélgica, cabe mencionar su posición respecto a la Revolución de Abril. Rivière afirma, refiriéndose irónicamente a los americanos: “los grandes defensores del mundo libre me dan asco”. Agrega que “estoy dispuesto a todo, por una cuestión de principios, porque la guerra que hacemos es una guerra justa. Si perdemos creo que el mundo está listo para la bomba atómica. Es lo único que puede salvarnos”. Rivière contradice la versión contenida en un informe del Departamento de Estado americano revelado por el periodista Tad Szulc en el que se le acusaba de estar vinculado a los comunistas. Al negar la presencia de comunistas en la Revolución, Rivière afirma al periodista belga que lo entrevistó: “los americanos están enfermos. Cuando ellos quieren ahogar su perro, dicen que tiene la rabia”.
El periodista francés Roger Louis visitó Santo Domingo en dos ocasiones. En el reportaje correspondiente a la primera, a fines de abril de 1965, Louis entrevista a Manuel Ramón Montes Arache y André Rivière sirve de intérprete. Los tres hombres se encuentran en una azotea, acompañados de varios combatientes constitucionalistas. En el transcurso de la entrevista se intensifican los tiros de ametralladoras y de fusiles. La cámara capta el miedo de los combatientes que se parapetan tras la fachada del edificio. De pie, Montes Arache sigue respondiendo y André Rivière sigue traduciendo, como si nada. Y cuando Roger Louis sugiere detener la entrevista, Rivière y Montes Arache acceden, sin prisa, y se resguardan de los tiros como si se tratara de una llovizna inofensiva. El episodio habla del coraje de Rivière por sí solo.
Roger Louis regresó a Santo Domingo a fines de junio de 1965, dos meses después de su primera visita y quince días después de los combates del 15 de junio, los más sangrientos, que causaron trescientos heridos y ochenta muertos. André Rivière fue, como hemos dicho, uno de ellos. Un combatiente constitucionalista explicó al periodista francés que Rivière no murió en combate, que fue asesinado a traición por un francotirador. El carro en que viajaba estaba fichado por los americanos. La muerte de Rivière era un objetivo esencial para ellos, ya que él jugaba un papel esencial en la organización de los comandos constitucionalistas. La entrevista tuvo lugar frente al carro en el que viajaba Rivière, el cual permanecía desde hacía dos semanas en el mismo lugar. Los francotiradores americanos que cegaron su vida habían permitido que su cadáver fuera llevado a una casa vecina, pero impedían que el vehículo fuera retirado.
Rivière fue enterrado en el cementerio de la Avenida Independencia. Los fusiles enemigos no dieron tregua, por lo que solo unos pocos constitucionalistas, encabezados por Montes Arache, pudieron acompañarlo. El gobierno constitucionalista lo honró dándole la ciudadanía dominicana, nombrándolo como oficial de las fuerzas armadas dominicanas y sepultándolo en un ataúd y no en la tierra desnuda, como fue el caso de la mayoría de los constitucionalistas muertos. Roger Louis llegó a tiempo para asistir a la misa oficiada a la memoria de André Rivière a solicitud del gobierno constitucionalista, a la cual asistió el embajador de Francia en República Dominicana y un Montes Arache entristecido.
Al igual que la de Capozzi, la muerte de Rivière fue un serio golpe a la resistencia de los constitucionalistas. No solo la privó de uno de sus soldados más preparados, sino de uno de los más impetuosos y decididos. Tenía apenas 32 años, 18 menos que Capozzi. La bala asesina dio al traste con los planes de Rivière de establecerse definitivamente en nuestro país y de fundar, junto a Montes Arache, una compañía dedicada al rescate de barcos.
No hemos logrado encontrar los familiares de Rivière en Francia. Tenemos la impresión, sin embargo, de que dejó también deudos en nuestro país. En las imágenes de la misa oficiada en su memoria, el camarógrafo francés se detiene en una hermosa joven vestida de luto, cuyo desamparo es visiblemente mayor que el del resto de los asistentes a la misma. En sus manos puede verse un recordatorio de misa con una foto de un sonriente Rivière vestido de camuflaje. Tenemos la impresión de que se trata de su pareja. A lo mejor dejó descendencia. Este dato podría ser confirmado por sus compañeros de armas que aun viven. Si así fuera, entendemos que deben ser ellos los que reciban en su nombre el homenaje que merece este patriota criollo nacido en el Magreb francés.