El fenómeno de la corrupción pública mediante la desviación de fondos públicos tradicionalmente ha tenido una tolerancia social muy alta. En Países con una cultura democrática débil, el desvío de los fondos públicos era algo consustancial al cargo que se ocupa. Las personas hasta se "burlaban" de aquel servidor público que pasará por el Estado sin hacerse millonario.

En los últimos años con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se han creado una especie de conciencia mediática más acabada sobre el impacto que tiene en nuestro propio desarrollo como sociedad el flagelo de la corrupción pública. A través de las redes sociales se ha contribuido a consolidar revoluciones modernas con resultados visibles (primavera árabe) y movimientos ciudadanos con un contenido muy profundo y propositivo en sus planteamientos (Occupy Wall Street).

Conforme pasan los días vemos con mucho optimismo que se está sobredimensionando la preocupación y la intolerancia hacia todo aquello que toma lo público para su beneficio personal. Más alentador  es el hecho de que existe un rostro cada vez más joven detrás de estos ideales no "matizados",  que son puros en esencia y permiten la cohesión en torno a los mismos. Es un proceso de apropiación de una idea colectiva para transformar viejos modelos.

Lamentablemente todavía existen líneas muy frágiles en el tratamiento de la corrupción. Muchas acciones no son percibidas como tales por la falta de información.

Veamos 10 ejemplos de acciones de desvío de fondos públicos, casi "imperceptibles",  pero que al final son corrupción:

1.- Utilización de portales gubernamentales promocionando la imagen personal por encima de la Institución (Narcisismo exacerbado).

2.- Saturación en espacios mediáticos adquiridos con fondos públicos que van encaminados a defender o fortalecer una figura o un Partido en el poder de cara a unas futuras elecciones.

3.- Programas sociales de intervención rápida en poblaciones vulnerables utilizando colores, slogan y fotografías relacionadas con lo que se quiere promocionar. Muy en especial en periodo pre-electoral.

4.- Uso de fondos públicos para hacer regalos y donaciones utilizando el nombre de la Institución.

5.- Aumento de presupuesto público (sin planificación previa) a una Institución que es manejada por una figura que se perfila o se quiere perfilar como Candidato/a.

6.- No existe una separación o renuncia del cargo público cuando inicia un proceso de posicionamiento electoral, ya sea fuera o dentro del periodo que marca la Ley.

7.- Coordinación de equipos y campañas cuando se ocupa una posición pública y se utiliza la misma en doble vía (Separase del cargo sería ético).

8.- Recolectar fondos aprovechando su cargo público para realizar una obra o invertirlo en la imagen de algún posible candidato o Partido.

9.- Utilización de recursos materiales y humanos del Estado en acciones de uso privado, con carácter electoral  o de movilización política.

10.- Inicio y apertura de programas con fondos públicos de carácter temporal en procesos electorales o de posicionamiento de Partido o de personaje.

11.-  ……

A pasar que en muchos países existen Leyes electorales q regulan alguna de estas acciones, su cumplimiento es muy débil. Lo más efectivo hasta el momento ha sido la denuncia ciudadana y el monitoreo social que los señala con oportunidad. Muchas personas, cuando planteó esto me dicen (consuelo de tontos): "Las cosas son así"…. ¿qué le vamos hacer?

Pues le digo que se puede hacer mucho, ejemplos sobran. Por lo pronto le invito a que haga un ejercicio mental y ponga el número 11 en la lista anterior.  Muchas cosas que se ven "normales" tienen un tufo de corrupción y desviación de fondos públicos (que son suyos por cierto).