I.- Comportamiento político  luego de las  pasadas votaciones

1.- La actitud ante la vida define a los seres humanos, y la forma de proceder en el medio social que desarrollan  sus  actividades, determinará si han sido o no  consecuentes con la prédica. La práctica social es la que decide si actuamos conforme sermoneamos.

2.-La política puede llevarse a cabo  con fines culturales y educativos, como pasatiempo para recrear  la mente, distracción de círculos sociales y entretenimiento de grupos afines. Pero para quienes la política con contenido social es un  compromiso que se asume con seriedad y responsabilidad, el accionar  político no tiene nada de  hobby,  es un  convenio, un acuerdo entre el ser humano y su pensamiento.

3.- En nuestro país, las campañas electorales son episodios,  farándulas politiqueras, ambientes adecuados de cómicos, farsantes y fantoches; una vez llegan a su final esas chácharas costosas y de mal gusto, la mayoría de sus principales actores, polichinelos  y monigotes, hacen una pausa para luego  de maquinaciones post electoreras,  volver con nuevos bríos a confabulaciones y asechanzas contra lo mejor de nuestro pueblo.

4. Un comportamiento diferente al de los negociantes de la politiquería, deben asumir los hombres y mujeres comprometidos con el  rumbo, la dirección que ha  de seguir el país para  con  una correcta orientación llegar al éxito. Mientras los enemigos  del pueblo, después de los comicios hacen pausa para maquinar,  sus amigos deben aspirar  a cambios verdaderos, hacer  un alto para reflexionar,  una tregua mental con el fin de repensar  qué  harán en lo adelante.

II.- Posición que deben asumir los comprometidos  con la lucha política y social 

5.-  Concluidas ya las votaciones el pasado día 15 de mayo, los comprometidos con la causa de los humildes, burlados y despreciados de la sociedad dominicana, que  no cifraron esperanza en el resultado de las urnas, deben hacer una labor de  repaso con relación a lo que han hecho en el accionar político con resultados positivos o negativos, y enfrascarse, concentrarse en qué harán en lo adelante, para seguir cumpliendo las funciones políticas  y sociales que por convicción, fidelidad a sus irrenunciables principios,  están  obligados llevar a cabo.

6.-  La forma como está diseñada la sociedad dominicana, y  la flexibilidad de su moral,  permite que las personas que la integran se manejen en su  comportamiento público y privado, laboral y familiar, conforme su conveniencia y de acuerdo con las circunstancias. Aquí, cada quien ajusta su proceder político a lo que  le dicta su conciencia, dependiendo de su ideología.

7.- Aquel que asume el compromiso político y social de ser coherente con sus principios, no tiene excusa alguna para liberarse, sin importar apuro, dificultad o el trance que se le presente. En el  medio cada quien  sabe la forma que,  conforme sus posibilidades y habilidades, puede hacerle honor a su responsabilidad como político comprometido.

8.-  En nuestro país, miles y miles de hombres y mujeres han demostrado estar comprometidos con las mejores causas, las de los que viven en estado permanente de opresión social; y haciéndoles honor a su compromiso han actuado en coyunturas diferentes.

9.- Pero no basta con comprometerse con una causa, un objetivo liberador, también hay que  accionar correctamente para hacer realidad  la razón, el fundamento de la motivación que es la  materialización de las ideas. Para alcanzar los resultados    esperados hay que manejarse, desenvolverse; trabajar, no abstenerse; funcionar, no inhibirse.

10.- El  deber llama a los  luchadores políticos y sociales consecuentes del país a que asuman las tareas que mandan las circunstancias para cumplir su cometido, sin importar que  hayan  llegado a su final las votaciones de mayo 15, organizadas por los que defienden el sistema para legitimarlo y rodearlo de las formalidades de la democracia representativa. Aquí, no tienen alternativas los que por voluntad propia han decidido liberar a los que están hundidos en la miseria que los  ha metido la minoría nacional.

11.-  Diferentes son las actividades que los hombres y mujeres con vocación  democrática están llamados a cumplir en el quehacer político nacional; pero dentro de las múltiples tareas hay una que constituye la piedra de toque: hacer posible agrupar, enlazar, amalgamar a los que coinciden en el objetivo de la liberación de los oprimidos.

12.- En los trabajos unitarios hay que  desarrollar todo el dinamismo  posible, demostrar agilidad mental, ser cuidadoso en el trato, estar atento a los más mínimos detalles y prestos a buscar soluciones. En busca de lograr  la unificación de los que quieren un mejor país, no hay nada que desdeñar; el momento  no  es de separar, sino de incorporar en un solo órgano político a los que creen en la unidad dentro de la diversidad.

III.- Aprovechar el momento actual 

13.- El tiempo desempeña un papel importante a tomar en cuenta en los asuntos políticos, porque  no se actúa igual en cualquier momento. Los ciclos sociales cambian en un abrir y cerrar de ojos, y las fases de los procesos se presentan cambiantes, por lo que  hay que estar preparado para saber actuar y tener éxito.

14.- En la actualidad política nacional, es necesario comprender el momento  de actuar, y saber combinar coyuntura, situación del país y el estado de ánimo  de las masas populares.  La ocasión  a veces resulta determinante para alcanzar el objetivo perseguido.

15.-  Los seres humanos se manifiestan de formas diferentes en las actividades políticas, razón por la cual hay que tomar en consideración su entusiasmo o desaliento, los bríos que exhiben  o la pusilanimidad que demuestran ante un llamado a accionar. La resolución, la  decisión a moverse por una causa que le motiva, demuestra su intención en uno  u otro sentido.

16.- No hay que ser un sabihondo  de la política nacional para darse cuenta el estado de indignación, el  completo enojo que hay en amplios sectores de la sociedad dominicana;  el disgusto es patente, se  observa con claridad, sin mucho esfuerzo; y son distintas las causas  que generan ese explicito desencanto de la situación actual.

17.- Corresponde a los dirigentes políticos con sentido común y sensibilidad,  conocedores  de la realidad nacional, en la presente coyuntura  interpretar  el sentir del pueblo,  y haciendo un análisis objetivo de las  lacras de la sociedad dominicana y la insatisfacción popular, actuar en consecuencia.

18.- La oportunidad que se presenta  en el país, por el deterioro material y moral, la degradación de la sociedad en general, es adecuada para organizar al pueblo y guiarlo por un  camino distinto al que ha transitado hasta ahora. La desmoralización y pesares fijos en la conciencia popular es notoria, y el  mensaje que deben mandar los luchadores sociales  es de acción permanente, sin descanso, sin tregua.

Reflexiones finales

19.- La intervención de los hombres y mujeres comprometidos con las causas justas, la conducta que  expresen debe ser preparar al pueblo para emprender grandes batallas políticas, económicas y sociales. El tiempo actual es  de empuje de masas, y la pujanza que demuestren  los oprimidos es compromiso de los dirigentes democráticos más lúcidos, decididos y resueltos.

20.- Una sociedad como la dominicana de hoy, preñada de injusticias, inseguridad, corrupción, degeneración y cuantos vicios sociales están vigentes en  un  cuerpo social enfermo, sin duda impulsa al desasosiego, la intranquilidad e impaciencia.  Corresponde a los que  no están  de acuerdo con esa podredumbre, desnudarla, quitarle el velo que la cubre colocado por los que de la porquería se benefician.

21.-  Los mejores dominicanos y dominicanas, deben estar debidamente organizados y bien dirigidos para que expresen su desacuerdo con la  situación actual;  manifiesten su   ruptura  con el modelo vigente; y demuestren así la pugna que existe entre el desastre que hay y la vida digna a que aspiran. Al frente de esas acciones han de estar aquellos que  tienen calidad para dirigir, es decir,  los más decididos luchadores sociales, poniendo por delante acierto, sensatez y buen tino.

22.- Las dominicanos y dominicanas inconformes con la desastrosa situación actual,  deben ser captados para luchar;  atraídos a expresar unidos su disgusto; seducidos para que su voz unida a la de otros indignados se escuche  más potente; conquistarlos para que nunca más sean presa de los politiqueros desalmados que les mantienen secuestrados, como prisioneros de sus propias necesidades.

23.-  Hay que salir al frente para que el pueblo sepa que no todos estamos en política para engañarlo con mentiras y traiciones; y vea las mismas caras de los que durante años han estado a su lado en diferentes escenarios reclamando derechos y libertades; iguales  los rostros de los que  sin reservas  se han levantado exigiendo respeto a la soberanía nacional y el adecentamiento de la vida pública, en fin, reclamando democracia sustentada en la igualdad de oportunidades y funcionalidad de las instituciones y órganos del Estado.

24.-  Deben salir y hablarles al pueblo con franqueza, los que en este país no tienen fechorías que ocultar, dinero robado que encubrir ni cómplices truhanes para tapar;  conversar con   las masas populares y manifestarles que sus verdaderos amigos no se van  a refugiar  cubiertos en  instituciones del Estado, carcomidas por la corrupción; que no estarán agazapados, ni agachados, sino presentes en todas partes para mostrarse  como lo que son: hombres y mujeres de vanguardia, que pueden abrir sus manos y de ellas no cae al suelo dinero robado ni sangre generosa de los hijos de esta tierra.

25.- Nuestro pueblo necesita que sus mejores hombres y mujeres,  los honrados y decentes del accionar político,  estén predicando desde la misma tribuna, con idénticos mensaje de orientación, caminando parejos hacia el  objetivo común de acabar con el ignomioso estado de  deshonor que nos avergüenza como país, y el despreciable ambiente  que  padecemos y no merecemos como comunidad laboriosa y honesta.

26.- Aquellos que por años se han dedicado a esquilmar a la mayoría del pueblo dominicano, y al concluir el proceso electoral piensan continuar empobreciéndolo, hay que decirles que  en lo adelante no será igual al pasado  de ignominia, maldad, depravación, perversidad y vileza, porque los que aquí se han  opuesto y se oponen a la desigualdad, la infamia, ultraje y mezquindades  han decidido unirse para cambiar el país de la ruta trazada. El estado de desastre que en el orden de decencia e institucionalidad  que vive el país hay que impugnarlo ya,  en la cotidianidad de nuestra existencia, sin necesidad de esperar la llegada de un nuevo proceso electoral.