¿Cuánto daño le hace a los esfuerzos por fomentar un turismo de salud que aquí, ni se respete ni se haga respetar, la ley que obliga a atender las emergencias?

Ante la conmoción nacional por la muerte de Claudio Caamaño,  el Ministerio de Salud Pública realizó una investigación y publicó un informe extenso y documentado sobre el caso. De inmediato los involucrados han comenzado a lavarse las manos y a ejercer presión.

Rafael Mena, presidente de ANDECLIP,  para justificar los rebotes ha reiterado que las clínicas privadas son empresas que no pueden perder, colocando este alegato por encima del imperio de la ley, y sin aportar ninguna documentación para mejorar la ley y garantizar el derecho de los dominicanos.

En cambio, José Rafael Vargas, Presidente de ADARS, informó que de un total de 39.5 millones de servicios de salud, 3.5 millones fueron emergencias, por las que les pagaron RD$1,848,589,266 a las PSS en el 2014. Agregó que “todas las prestadoras que están en su red, cubren las emergencias de sus afiliados, y que el 90% de éstos se muestra conforme”.

Nélsida Marmolejos, directora de la DIDA, relató “las constantes quejas que se reciben en su oficina por la exigencia de depósitos de parte de las clínicas, a pesar de tratarse de una ilegalidad” claramente prohibida en la Ley General de Salud (Ley 42-01).

Al parecer todavía no tenemos conciencia del grado de inseguridad nacional, debido al manejo ilegal y sin consecuencias de las emergencias médicas. Ya que los derechos de los dominicanos están sujetos a todo tipo de interpretación, “asigun” sean los intereses de cada sector involucrado, por favor, aunque sea por un momento, examinemos este problema desde una perspectiva internacional.

¿Qué imagen proyectamos como país cuando los extranjeros que nos visitan, o pretenden visitarnos, escuchan los pretextos vernáculos de determinados sectores para justificar el incumplimiento de la ley, arriesgando la vida de las personas, mientras las autoridades y la justicia no hacen lo suficiente para hacerlas cumplir?

Esta pobre imagen se torna más grave y preocupante sobre todo porque el turismo masivo es en gran medida uno de los soportes del empleo y de la economía nacional. Y porque ahora incluso se está hablando de fomentar el turismo de salud, aprovechando el clima y la infraestructura disponible. Dentro de poco Cuba va a competir fuertemente en el turismo con la gran ventaja de tener un mejor sistema de salud y una medicina más humana y responsable.

Inseguridad al cuadrado: en las calles y en las emergencias

Imagínense la oportunidad de sobrevivir de una muchacha violada, rudamente golpeada, robada y dejada por muerta, a quien alguien por humanidad la recogió y la llevó a la emergencia de una clínica. Su desgracia se duplicó al ser rechazada ya que le robaron su carnet del seguro y las tarjetas de crédito, y quien la transportó ni la conocía, ni podía hacerse responsable de su internamiento.

O el caso de un hombre a quien asaltaron desprevenido, lo inmovilizaron, lo golpearon, le quitaron su jeepeta, y lo tiraron sangrante e inconsciente en una cuneta en una zona apartada. Cuando recobró el conocimiento, pidió ayuda, y lo llevaron a una clínica donde lo rebotaron porque sus asaltantes le robaron su cartera con sus tarjetas de crédito y del seguro médico.

¿Cómo se debe sentir la ciudadanía, si a los niveles alarmantes de inseguridad que reconocen todas las encuestas publicadas, ahora se le adiciona el alto riesgo de no ser debidamente atendida, si la llevan a una emergencia de una clínica privada o de un hospital público?.

La verdad es que estamos muy mal. Resulta inconcebible que después de medio siglo de democracia todavía estemos discutiendo si la ley debe cumplirse o no. Y que veamos impotentes, como minorías se atribuyen el derecho a violarla impunemente, frente a las autoridades y a la opinión pública. Inseguridad al cuadrado, medio siglo después. ADS/132/14/04/2016.