Los desafíos de las nuevas tecnologías y nuevos actores que surgen y se igualan o desplazan a los que la dominaban para mejorar los procesos productivos, junto a la recomposición de los mercados y la creación de grandes bloques económicos, comienzan a dar señales en el Foro Económico Mundial de un desplazamiento del poder global. Esta organización, conocida como el Foro de Davos, porque desde la primera convocatoria en el año el 1971, que realiza encuentros que reúne al liderazgo político y empresarial del mundo con la finalidad de, a través de alianzas público privadas, elaborar propuestas y buscar soluciones a los grandes problemas que enfrenta el mundo, se congrega en el Monte de Davos, Suiza; pues resulta que de esta localidad occidental, el encuentro que debió celebrarse en 2021, cancelado debido a la pandemia causada por la Covid-19, se movió a una ciudad oriental, Singapur; una mudanza que a decir de algunos analistas especializados en temas internacionales, no responde al deseo de romper con el aburrimiento que provoca ir todos los años al mismo lugar a discutir los mismos temas; sino, a un vuelco hacia Asia por lo que comienza a representar en el nuevo juego de poder global.
Desde el inicio del proceso de reformas en China, en 1979, Davos comenzó un proceso de acercamiento con el país asiático y no fue sino hasta el 1991 que una delegación asistió a la actividad en representación del Gobierno; luego sucesivas comisiones gubernamentales harían presencia en la ciudad suiza en reconocimiento a la importancia y el peso de esta organización no gubernamental. A medida que las reformas se profundizaban y el gigante oriental se convertía en pieza clave para la estructuración de políticas diseñadas para su aplicación a nivel global, China se convirtió en tema recurrente, y no era para menos, su ascenso, que desplazó a Alemania y Japón, como segunda y tercera economías del mundo, indicaba que ya, como principal rival económico de Estados Unidos, el próximo paso sería ir por el máximo liderazgo, en un mundo en franco movimiento y cambios veloces en el que las fuerzas productivas diseñan una multipolaridad que advierte un globo compartido, realidad asimilada por el presidente Xi Jinping, que decidió asistir por primera vez a la reunión realizada en el 2017, en medio de comentarios como los hechos por Klaus Schwab, fundador del Foro, quien previo al arrobo del mandatario, resaltó que “el éxito de la reforma y apertura de China han dejado una gran impresión en la gente”, a esto añadió el deseo de “poder compartir las ideas y experiencias de China”, e insistió en comunicar que “hoy en día, necesitamos el apoyo de China para afrontar las dificultades de la economía mundial, y la reforma de la gobernanza económica internacional espera ansiosamente a China”. Fijémonos en el que encierra “ansiosamente”, por ello fue claro al señalar que “Davos espera ‘la buena voz de China” de acuerdo a una publicación del Diario del Pueblo, bajo el título “La asistencia por primera vez del presidente Xi al Foro de Davos muestra la responsabilidad de un gran país”.
El diario El País, escribe, en su publicación del 17 de enero del 2017, sobre la visita que el mandatario chino haría, con un titular sugerente: “China desembarca en Davos dispuesta a consolidar su poder frente a Trump”, y lo acompaña del subtítulo: “Pekín negoció que el presidente Xi Jinping inaugure este martes el Foro Económico Mundial”. Negociado o no, el mandatario asiático abrió la actividad y su discurso fue una señal bastante clara para el liderazgo mundial en el sentido de que China ya era un actor fundamental en los espacios del poder planetario. Alicia González, enviada del medio español para cubrir las incidencias del encuentro, nos cuenta en el primer párrafo de su reporte que “el presidente chino, Xi Jinping, inaugura este martes el Foro Económico Mundial (WEF en sus siglas inglesas) de 2017 en la estación suiza de Davos. No será solo una deferencia de la organización hacia el primer presidente chino que acude a la reunión anual por excelencia del capitalismo global. Es una intervención largamente negociada y pergeñada para hacerla coincidir, por expreso deseo de Pekín, con la semana de la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos. Xi llega a Davos dispuesto a consolidar el papel de China en la economía mundial y su propio liderazgo de cara al congreso que el Partido Comunista celebra en otoño”.
El presidente chino en su discurso para esta conferencia defendió el libre comercio, criticó el proteccionismo y dejó entrever la necesidad de afianzar el multilateralismo, un concepto que acompaña su retórica para sostener el principio del beneficio mutuo. Quedaba claro que, aunque no desafiaba abiertamente el poder hegemónico de los Estados Unidos, dejaba establecido que el liderazgo a partir de estos momentos sería compartido. En su discurso inaugural, el presidente Xi destacó la importancia de adaptarse a la globalización económica, de guiarla y de llevar sus beneficios a todos. Así se interpreta de acuerdo a la reseña que hace Xinhua, en una publicación del 18 de enero del 2017 en la que cita al mandatario: “Culpar a la globalización económica de los problemas del mundo no concuerda con la realidad y no es útil para resolver los problemas, dijo Xi, quien destacó la necesidad de actuar de manera activa y de manejar de forma apropiada la globalización económica para liberar su impacto positivo y reequilibrar su proceso. Xi hizo un llamado a todos los países para que sigan la tendencia general, avancen a partir de sus respectivas situaciones nacionales y se embarquen en el camino correcto de integración a la globalización económica al ritmo correcto”.
Para el Foro del 2020, de acuerdo al escritor español Pedro Baños, en juicios emitidos durante una entrevista que le hiciera a él y a Javier Villamor (periodista), el comunicador Jano García, el discurso de Xi junto al del presidente ruso Vladimir Putin, rompieron los esquemas de los tradicionales discursos de los líderes políticos y empresariales que se concentran en los repetidas contenidos sobre “cambio climático, las empresas que tienen que pensar más en la sociedad y ganar menos en beneficios, la agenda 2030”, etcétera; pues las intervenciones de estos mandatarios dieron pistas “por dónde va a venir el mundo, no este mundo idílico e idealizado que tenemos en Europa, sino el mundo real”. En el conversatorio colgado en YouTube el analista expresó que leídas entre líneas las “interesantísimas intervenciones”, el público se puede enterar de que se avizoran grandes cambios. En ese sentido Villamor, apoyando lo afirmado por Baños, recordó que los titulares que reseñaron el discurso del líder asiático destacaron lo dicho por el mandatario chino en esa intervención en el sentido de que “el mundo como lo hemos conocido se ha terminado”
Davos no es en Davos podríamos decir, pues resulta que Baños asegura que como antesala a la conferencia en esta ciudad se celebran actividades previas auspiciadas por el Foro que normalmente se realizan en ciudades europeas, pero que esta vez, además de Singapur, los eventos previos y las reuniones que no salen a la luz, se mudan, igual que la actividad central, a países asiáticos, pero el centro de la mudanza, según Villamor, es China que emerge como líder del nuevo orden mundial; es el país que gestionará la Cuarta Revolución Industrial y será el modelo como nuevo paradigma, pues ocurre que para el liderazgo político y empresarial que acude al Foro, este país es el ejemplo de cómo debe manejarse con eficiencia un Estado, de cómo generar riquezas con el compromiso de distribuirlas con mayores niveles de justicia, lo que deja muy mal parados los proyectos occidentales con predominio de los mercados en desmedro del Estados como garante del bienestar común.