Aunque se dice que las elecciones son una fiesta de la Democracia, ciertamente en nuestra República Dominicana todavía no ha llegado el momento para asimilar este acontecimiento y sus días previos, a la alegría. Todos sabemos la causa: la desigualdad en la contienda electoral y la apabullante promoción electoral del partido oficial que gasta inmensidades de millones de pesos y emplea los recursos del Estado para venderse y promover sus candidatos hasta provocar saturación en las conciencias y las mentes de los dominicanos y dominicanas. Pero no solo por eso, sino porque normalmente el fantasma del fraude asalta y se ciernen dudas sobre posible aspectos y sistemas que serán puestos en funcionamiento el día de las elecciones. Eso se debe a lo maltrecha y precaria de nuestra institucionalidad democrática. Cualquier nube por pequeña que pueda ser tambalea la credibilidad en un proceso tan delicado como este.
En la actualidad, a penas a días de las elecciones hay sembradas incertidumbres. El órgano electoral a pesar de su desarrollo técnico y del cumplimiento del cronograma electoral cabalmente, no ha podido hacer sentir al sistema de partidos políticos de la República Dominicana y a la ciudadanía, que todo está absolutamente en orden como para garantizar la plena confianza de sus resultados.
Con el nuevo ingrediente añadido, que se refiere al escrutinio electrónico, hay cifradas dudas y aprehensiones que no dejan de tener su peso sustancial. Lo primero es que es un sistema traído tardíamente y el órgano electoral, a pesar de que se esforzó por hacerlo, en el poquísimo tiempo que distrajo para ello, en el fondo no ha logrado convencer a los partidos políticos y ciudadanía consciente de que ese sistema es invulnerable y que puede sustituir el método de toda la vida que está consignado en la Ley Electoral, del escrutinio manual de los votos en los colegios electorales frente a los delegados de los partidos políticos. No importa que haya aumentado el porcentaje del muestreo a un 15%, luego de que las máquinas cuenten los votos y el colegio certifique lo que de ellas provenga como conclusión. El hecho de que se haga un muestreo manual a posteriori, no despeja las dudas que existen sobre este nuevo sistema.
Las máquinas son vulnerables. Cada día nos damos cuenta de ello. Desde el caso Snowden cualquier credibilidad a ciegas que tuviéramos en los sistemas digitales, se calló de cuajo.
En los procesos electorales dominicanos y mucho más cuando el partido oficialista va con un candidato reeleccionista a las elecciones, el órgano electoral debe hilar muy fino y debe revestir el proceso de la más absoluta confianza. Nunca se debe ir a unas elecciones con niveles de incredulidad en un sistema que se va a implementar y que en el presente inmediato es el puntal del proceso. Señoras y señores se trata del conteo de las boletas electorales.
Por demás, no dejo de afirmar que una Resolución de la Junta Central Electoral se está colocando por encima de la ley. Esto le arroja excesiva vulnerabilidad al proceso. Nuestra Ley Electoral establece un procedimiento detallado para realizar el escrutinio, que con la aplicación del conteo
electrónico, se obviaría. Por eso, es importante que se sepa que con el sistema que la JCE va a aplicar se estará violando la Ley Electoral. Si se cumple con lo que dice la ley, paso por paso en cada colegio electoral y luego se hace el escrutinio electrónico, entonces no habría problemas. Por eso pedimos a la Junta Central Electoral no cerrarse respecto de lo que ya decidió y revestir el proceso electoral de la mayor confianza y la menor vulnerabilidad.
Por otro lado, es necesario observar lo delicado que es la manipulación o trastocar el sistema de la ley pues no hay que olvidar que después que se haga el cómputo electoral los partidos políticos y candidatos tienen un período limitado para hacer sus impugnaciones y pedir si lo juzgan conveniente, anulación de elecciones en colegios electorales. Esto no se hace por ante el Tribunal Superior Electoral, sino por ante las Juntas Electorales correspondientes que actúan como tribunal de primer grado.
Es necesario tener presente que el Acta de Escrutinio de los Colegios Electorales es fundamental para poder accionar. Que si el delegado político no hace la observación correspondiente en el Acta de Escrutinio, luego no podrá impugnar ni solicitar anulación de las elecciones. Su reclamo será declarado inadmisible por la Junta Electoral y luego que apelen al Tribunal Superior Electoral este órgano confirmará la decisión de primer grado. Por eso, es importante detenerse en el Colegio Electoral, llevar a cabo el proceso como lo dice la ley y si existe fundada aprehensión sobre boletas falsas, nulas, anulables y otras situaciones es necesario hacerlo consignar en el Acta de Escrutinio del Colegio Electoral. De lo contrario, reitero, toda reclamación futura es tiempo perdido.
Fui testigo de excepción de una inmensa cantidad de procesos declarados inadmisibles, luego de las pasadas elecciones congresuales y municipales, sin que se conociera el fondo, solo porque no se consignó la protesta en el Acta del Colegio Electoral y créanme, muchos casos de esos si se ventilaba el fondo hubieran podido triunfar. Muchos candidatos perdieron posiciones que efectivamente fueron ganadas por ellos.
Nadie desea torpedear ni intranquilizar a la Junta Central Electoral. Lo que sí se quiere es que no hayan incertidumbres ni fisuras sobre las que se puedan generar dudas e inseguridades. Para nadie es un secreto que en el terreno electoral históricamente en este país se ha jugado duro y hemos tenido elecciones que sin duda alguna fueron robadas.
Aprendamos de las experiencias del pasado.
Seamos cautelosos.