Quinto Horacio Flaco, unos de los padres geniales de todos los tiempos de la poesía reflexiva, escribía que “las muchas promesas disminuyen la confianza”. Parodiando al gran poeta antiguo podemos decir que de tantas especulaciones en torno a la existencia en el territorio nacional de hidrocarburos en cantidades aprovechables (petróleo, gas, carbón mineral), la gente ha terminado adoptando una actitud recelosa y pesimista.
Los intentos son viejos y se registran desde los mismos inicios del Siglo XX, siendo uno de los más importantes el ocurrido en 1939, año en que la Compañía Dominican Seaboard perforó el pozo Maleno #1. Otras muchas perforaciones ocurrieron en diversos puntos del territorio nacional en la última centuria.
No obstante, la falta de sistematicidad en los estudios hasta llegar al desarrollo de una base científica de alcance nacional, no permitió, entre otros factores, probar reservas, esto es, determinar ciertas cantidades de hidrocarburos en alguna fecha con una certeza razonable basada en información geofísica, geoquímica, geológica y de ingeniería, con la seguridad de ser recuperadas bajo las consabidas condiciones económicas, de métodos de operación y regulaciones gubernamentales.
Un punto de inflexión en la historia del petróleo en la República Dominicana fue la inclusión en 2006 del tema en la Sesión Intergubernamental República Dominicana-Cuba, conocido el incremento de la producción de petróleo y gas y la buena reputación de los técnicos y especialistas cubanos. El planteamiento del asunto en dicha sesión dio lugar a la visita al hermano país de una delegación técnica y política, presidida por el presidente Danilo Medina. Como resultado, un grupo de especialistas y técnicos cubanos arribaron a Santo Domingo con la misión de revisar y analizar en un plazo de apenas una semana, los antecedentes sobre el potencial de hidrocarburos en el país.
El ministro de Energía y Minas de la República Dominicana, doctor Antonio Isa Conde, habla ante las autoridades energéticas de Trinidad & Tobago, principal suplidor de gas licuado de petróleo y de gas natural al país.
Entre el 8 y 29 de octubre de 2006, los cubanos, junto a connotados técnicos dominicanos, elaboraron un enjundioso informe contentivo de una propuesta de programa de trabajo para los próximos años. La finalidad de este esfuerzo consistía en “obtener información suficiente para realizar un análisis más exacto del potencial de hidrocarburos de la República Dominicana”.
Entre otros señalamientos de interés, el informe cubano puntualiza que “…es importante tratar de rescatar los materiales primarios, siendo una tarea de primera prioridad para el futuro. Debemos destacar entonces que los datos, las informaciones y los trabajos e investigaciones, ya sea sobre criterios específicos o generales, relacionados con el potencial exploratorio, son completamente insuficientes para poder evaluar técnicamente el potencial petrolífero, tanto de las diferentes cuencas como de otros sectores de la República Dominicana”.
Partiendo de esa convicción, los técnicos recomendaron enfocarse, a futuro, en los siguientes puntos: a) análisis más sosegado e institucional de la información existente; b) rescate de estudios y hallazgos valiosos extraviados que nunca llegaron a los archivos de la Dirección General de Minería ni a los del Servicio Geológico Nacional (SGN), y c) producción de nueva información geológica, geofísica y geoquímica, utilizando las avanzadas tecnologías existentes en la actualidad.
De esta manera se selló la transición a la siguiente etapa de la exploración hidrocarburífera en República Dominicana. En efecto, la alta dirección del Ministerio de Energía y Minas (MEMRD) de hecho calificó las recomendaciones de los técnicos cubanos y dominicanos como la estrategia correcta a seguir: el éxito respecto al despeje de la incógnita, relativa a si hay o no hay hidrocarburos a escala prometedora en el territorio nacional, dependerá en gran medida de la consecución de los siguientes objetivos:
- Recopilación, ordenamiento y gestión de la información disponible “en nuestras manos”, pero dispersa.
- Recuperación y evaluación de la información que nunca se entregó oficialmente.
- Finalmente, rescate de la información sobre la que se tiene alguna noticia de que existe, pero no se sabe dónde está.
Como será demostrado más adelante, se ha avanzado de manera impresionante en la consecución de estos objetivos de partida, muestra de lo cual ha sido la creación y puesta en funcionamiento de la Base Nacional de Datos de Hidrocarburos (BNDH).
Sin ánimo de exagerar, la BNDH constituye uno de los progresos más relevantes de los últimos decenios en el ámbito de la recopilación, ordenamiento y administración de data especializada sobre hidrocarburos.
- Determinar la presencia, tipos y volúmenes de hidrocarburos utilizando una estructura prospectiva, antes de iniciar las operaciones de perforación. Esta ruta no se queda en la interpretación sísmica con ayuda de la cual pueden ser perfiladas estructuras cerradas e identificar trampas subterráneas potenciales sin llegar a pronosticar su contenido, sino que va más allá, es decir, implica la utilización de una novedosa metodología predictiva que garantiza el éxito de la resolución correcta de la ecuación que nos ocupa.
Como veremos en las próximas entregas, el MEMRD ha dado un paso gigante en el despeje de la incógnita petrolera, viendo, al decir de Winston S. Churchill, “una oportunidad en cada dificultad”.