Porque… “haz lo correcto para que no te Arrepientas o te remuerda la conciencia”
Él nada gana en la paz, y es el primero en la guerra; no le perdonan si yerra, que no saben perdonar, porque el “pobre” en esta tierra, sólo sirve pa’ votar”. (J. Hernández)
Por tradición este ha sido un pueblo “abobao” o pendejo. Cambiaba oro por espejito y ahora cambia voto por salami o canastilla. Y esta debilidad es alto conocida y explotada por los enganchados a la profesión de la política.
Este comportamiento es como si fuese alguna enfermedad tipo viral, se contagia fácil y obnubila hasta el pensar de mucha gente seria y que en el curso del devenir de su vida pública o privada así lo han demostrado. Todo esto como seres de carne y hueso, esto es, con sus defectos y sus mayores virtudes que han caído en ese comportamiento dañino y denigrante, representado por el clientelismo político.
Los temas en este pueblo son por cortas temporadas, sean buenos o malos pero todos se olvidan con una rapidez pasmosa. En estos días es con la foresta; que si la carretera tal hace bien o hace mal; que si la fabricación de carbón va acabar con los Haitises y lo poco que queda de árboles a lo largo de la frontera pero, todo esto es por un tiempo corto y después, directo al zafacón del vergonzoso y pendejo olvido.
Sobre estos problemas siempre surgen cuestionamientos y misterios que parecen sacados de una película de Walt Disney pero que de película o misterio no tienen nada para todo aquel que quiera escuchar o ver. Pero, nadie sabe ni conocen a nadie. Hace tiempo que están acabando con los pinos y otras maderas preciosas en los antes tupidos bosques de Valle Nuevo y Constanza pero, nadie sabe quién lo hace. Los moradores hacen piquetes para protestar por el hecho pero todos, -en este caso-, absolutamente todos conocen muy bien quien o quienes lo hacen, lo han hecho y continúan haciéndolo pero no hay autoridad ni ha habido, que se dé por enterada, que le ponga el cascabel al gato.
¿Dónde cortan los arboles?; en Constanza; ¿Dónde procesan la madera?, en Constanza; ¿Quién o quienes lo hacen?, gente de Constanza; ¿Quién lo autoriza?, autoridades de Constanza. ¡¿Entonces qué?!
Nos hacemos los pendejos pero de pendejos no tenemos nada. Es la permisividad, la complicidad, la corrupción extendida y el desgraciado clientelismo político que provoca esta situación. Queremos justificar lo injustificable en hechos donde están involucrados de una manera u otra parte de todas las autoridades que inciden en ese bello, fértil y desamparado valle pero, los llamados a parar la situación la justifican con desmentidos que ni ellos mismos se los creen.
No existe lugar por donde transitar en un vehículo, burro, caballo o carreta cargado de madera, que no puedan ser visto por alguna autoridad y saber quién la conduce, hacia donde la conduce y a quien pertenece, ¡no lo hay! a menos que todos se hayan quedado ciegos, sordos y mudos, aunque no mancos, eso es seguro…¡No j…s!
Quizás para ponerle fin a este degradado convivir entre “licencias y permisos” perversos, amañados y corruptos, sería más que bien parodiar a José Hernández –Martin Fierro- y decir: “vamos suerte, vamos juntos/ desde que juntos nacimos/ y ya que juntos vivimos/ sin podernos dividir…/ yo abriré con mi cuchillo, el camino por seguir”.
Y como en verdad y al parecer este desmadre de desmonte que ha aguantado durante tantos años esta región de Constanza, bien llamada la madre de todas las aguas y que es llevada a cabo por fantasmas, aunque con “mañosamente papeles firmados”, lo mejor sería recomendarle al señor funcionario de Medio Ambiente, que se ponga en contacto con Delis Herasme y le solicite unos cuantos de sus “calieses” que de seguro le dirán quien, cuando, donde, como y el por qué ese desastre se está llevando a cabo, muy a pesar de que sus subalternos le digan que no… continuaremos con esto. Así nomás. ¡Si señor!
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