Cuando en agosto de 1978 el siempre bien recordado Presidente don Antonio Guzmán Fernández designó Secretario Estado de Educación al ingeniero electromecánico Pedro Porello Reynoso, aquello sacudió sísmicamente a la entonces peliaguda opinión pública dominicana, en razón de que calcaba la vieja práctica trujillista de poner a ignorantes frente a carteras importantes; y una repetición de cuando el siempre mal recordado Joaquín Balaguer de los Doce Años designó Secretario de Educación a un tal Víctor Idalgo Justo, experto en telecomunicaciones, quien al frente de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones se había destacado por clausurar radiodifusoras y prohibir a periodistas y políticos oposicionistas hablar por los medios de comunicación social electrónicos. ¡Vaya educador!

Esa práctica trujillista –dictatorial- ha continuado impepinablemente en los gobiernos de la etapa democrática con su secuela de estragos en áreas tan sensibles como la Dirección General de Foresta, denominación desaparecida, y Ministerio de Medio Ambiente, donde hemos tenido a ignorantes por pi pá: generales, coroneles, historiadores, políticos, abogados y, para colmo de los colmos, ahora a un Pediatra desenfocado, quien anda con un tabaco en la boca contaminando a todo el que le quede cerca. (Por favor, no tomen en cuenta esta incalificable exageración).

Todos los presidentes son medalaganarios. Algunos hacedores de opinión pública quisieran moldearlos tal cual el país ideal que todos queremos y que hemos ensamblado en territorios mentales

Sin embargo, hay que reconocer que excepcionalmente ha acontecido que algún designado, ignorante de lo puesto en sus manos, lo ha hecho bien, que equivale a decir que mejor que algunos expertos carentes de condiciones gerenciales. A mí mismo me ha dado un tapaboca el actual Ministro de Obras Pública, que ha sacado notas sobresalientes, y de quien dije en agosto de 2012 que me había asombrado que el presidente Danilo Medina designara a un no ingeniero, a un ignorante en tan delicado ministerio.

¿Cuál es el grado de calidad del asombro ahora porque el Presidente Medina ha designado a un arquitecto, ducho en administración municipal, en el Ministerio de Relaciones Exteriores en sustitución del bonachón Carlos Morales Troncoso, cuasi embajador de hecho del gobierno cubano en el exilio, esto es, la Fundación Cubano Americana?

Y como ya ha sido observado en algunos comentarios periodísticos, sería difícil justificar la calidad de la designación de Nickauly de la Mota como Ministra Consejera en Méjico. Hasta donde tengo entendido el Ministro Consejero es quien sustituye al Embajador, tiene también categoría de Encargado de Negocios… y ahí se llega por escalafón.  Si fuere así, ¿acaso la producción y presentación de televisión es un escalón diplomático previo al cargo en que la designaron?

Pero lo de ella carece de exclusividad y de culpabilidad del Presidente Medina si nos abstuviéramos a que la costumbre hace ley. En todas partes del mundo tenemos a Ministros Consejeros que fueron designados años atrás por decretos y que carecían de experiencia diplomática.

Todos los presidentes son medalaganarios. Algunos hacedores de opinión pública quisieran moldearlos tal cual el país ideal que todos queremos y que hemos ensamblado en territorios mentales.

No es lo mismo ver desde la tierra el avión que vuela entre nubes, que ver la tierra desde el avión que vuela entre nubes. Nunca, jamás se verá lo mismo ni se llegará a las mismas conclusiones.

Las necesidades y visiones de los presidentes dominicanos suelen responder generalmente a parámetros ajustados a estructuras mentales y sociales que no se ven pero que ellos las intuyen.

He ahí entonces que retrotraiga una anécdota del doctor Leonel Fernández años atrás. Un importante funcionario y político español demandó del Presidente Fernández una explicación suficiente al hecho de que en su gobierno pagara a miles de dominicanos sin trabajar.

-Comprenderlo es muy sencillo. Si ustedes hacen eso en España, los sacan del poder. Si nosotros no hacemos eso aquí, nos sacan del poder- le dijo, palabras más, palabras menos.

(Mi explicación no necesariamente es una adhesión. L.C.).