La agitación política va subiendo de tono y de temperatura a medida que se acercan las elecciones en la Republica Dominicana. Las enormes caravanas y la saturación de propaganda electoral por todos los medios es alucinante, todo esto es aceptable como un rito a nuestra joven democracia que tanto ha costado. Lo que no es aceptable es la justificada falta de confianza que tradicionalmente ha existido en la Junta Central Electoral, ese susto que le dan a la población cada noche de elecciones, cuando suspenden los boletines, suspenden el conteo, hay suspenso, nos acostamos sin saber los resultados finales, y después de la fiesta de la votación la JCE convierte la celebración en una noche de brujas, sin que nadie sepa que se está cocinando. Luego todo se despeja, sospechamos que hubo un forcejeo, se continúa con el proceso normal, los perdedores aceptan los resultados y termina el cuento.
Con los avances tecnológicos y la madurez política alcanzada por el pueblo, ese lapso de misterio debe eliminarse del proceso de conteo de votos y pasar a un proceso completamente transparente y expedito. El problema es que la desconfianza no es solo de parte del pueblo hacia a la JCE, sino que esta última también tiene desconfianza del pueblo y sobre todo de los medios de comunicación. Están como asustados o bajo presión, un día resuelven una cosa y luego la cambian, según sopla el viento. Están haciendo su trabajo pero a la vez están creando más desconfianza e inseguridad con sus miedos. Demuestran no tener confianza en el pueblo porque le ponen obstáculos a la observación de Participación Ciudadana, no vamos a explicar aquí los meritos, la preparación y el esfuerzo de participación ciudadana pues ellos, y muchos otros, lo han hecho muy bien, solo destacamos la actitud obstruccionista de la JCE poniéndole piedras en el camino. Demuestran la desconfianza a los medios de comunicación al demostrar resistencia a la transmisión simultánea de las actas de votación. Lo que la Junta propone es que antes de entregar las actas a los medios, la JCE debe revisar, contar, recontar y lanzar los boletines, luego las entregarían. La propuesta de los medios es que tan pronto las actas estén listas y firmadas por los delegados políticos y representantes de la Junta en las mesas de votación, estas sean entregadas simultáneamente a los medios que cuenten con la tecnología para recibirlas. Nos parece que esta acción permitiría un proceso más transparente, y que contribuiría a eliminar la desagradable situación que ha ocurrido históricamente de la interrupción del conteo, de los corto-circuitos que producen apagones, y la consecuente frustración del pueblo que votó y que desea saber con la mayor seguridad y brevedad el resultado de su votación. Tenemos derecho a conocer las actas originales simultáneamente con la JCE. Con el internet, los celulares, mensajes de texto, las redes sociales, y periódicos digitales, ya no hay que esperar las señales de humo. Además estos obstáculos a la transparencia del proceso electoral son decisiones graves, no son solo terquedad o capricho de la JCE, sino vacilación ante las posiciones y presiones del Gobierno y el PLD.
Otras distorsiones al proceso democrático son aun más graves que las decisiones que tome la JCE. Los abusos que constituyen el uso masivo de los recursos del Estado en la campaña del candidato del partido de gobierno, el espionaje telefónico a los candidatos y líderes del partido de oposición, y el uso de instituciones como la Procuraduría para perseguir judicialmente a los opositores creando acusaciones ridículas, son motivos reales para tener más desconfianza.
La Junta Central Electoral debe demostrar su independencia de criterio y de acción, llevar la tranquilidad al pueblo, permitir la transmisión simultánea de las actas y facilitar la observación a Participación Ciudadana. Así pueden garantizar la transparencia, por lo menos durante el día de las elecciones, del proceso de votación y del conteo de votos reflejado en las actas que son la evidencia de los resultados. Es posible que al ser publicado este artículo ya la junta habrá cambiado de nuevo sus resoluciones, pero queda el tufo que deja una institución que ha demostrado vacilación y poca seriedad.
El resto de las distorsiones del proceso electoral no serán corregidas por la JCE, pues son un producto de la dictadura institucional y solo con la participación masiva de la población, votando el 20 de mayo a favor del cambio real, se comenzará a desmontar el sistema de opresión, abusos, corrupción, amenazas, acusaciones ridículas, persecución, prevaricación, malversación, deshonestidad y perversión que nos agobian.