Hace ocho días escribí un artículo tratando de demostrar que los candidatos presidenciales “alternativos” dominicanos cometieron un desacierto político al dispersar el voto opositor en las elecciones del pasado 15 de mayo frente a una reelección que se mostraba apabullante y con el control de todos los poderes.

Contrario a ellos, los alternativos de Perú corrigieron su táctica a tiempo y dando un paso práctico trascendente, se convirtieron en la fuerza determinante para frenar el retorno al poder del gansterismo fujimorista apoyando sin compromisos la opción menos mala.

En ese escrito dije que la líder del Frente Amplio de Perú, Verónika Mendoza, y su equipo político variaron su posición inicial de no apoyar a ningún candidato de los dos finalistas que iban a la segunda vuelta, para respaldar a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) con la intención expresa de cerrar el paso al fujimorismo.

Ese cambio de posición, para mí, fue una lección táctica esencial para los “alternativos” dominicanos que sabiendo que entre todos no llegaban a un 3% -lo sabían perfectamente- insistieron en dividir el voto anti-reeleccionista y cosecharon una derrota devastadora aunque no lo sepan o crean que han avanzado.

Verónika y su equipo del Frente Amplio variaron a tiempo la táctica y pasaron a apoyar a Kuczynski porque de lo contrario se impondría la peor opción: Keiko Fujimori.

De ese escrito se ha ocupado el señor Guillermo Cifuentes –como en otras ocasiones sin que le contestara hasta hoy- para tratar de justificar la torpeza de los “alternativos” del patio al compararla con los evidentes y fructíferos aciertos de la izquierda peruana.

En Perú fue correcto que la izquierda acudiera sola a las elecciones en todos los niveles en la primera vuelta porque era evidente que tenía fuerza suficiente y un programa diferente para representar la opción más popular.

Por eso el Frente Amplio obtuvo 18.8% de los votos presidenciales con Verónika como su candidata y una respetable representación legislativa. Kuczynski solo la superó por el 2% y por ello pasó él y no ella a la segunda vuelta frente a la triunfante Keiko que alcanzó 39%.

En República Dominicana –lo advertimos a tiempo en el artículo “La torpeza hundió la esperanza”-, publicado el 6 de mayo de 2016 http://acento.com.do/2016/opinion/8345891-la-torpeza-hundio-la-esperanza/ los “alternativos” eran proyectos dispersos, sin raíces populares, desconectados de las protestas reivindicativas que se registraban en todo el país, por lo que iban a pagar un precio muy caro por su falta de sensibilidad política y compromiso real con el pueblo.

Los resultados no pueden ser más elocuentes: la candidatura presidencial de Minou Tavárez obtuvo apenas 0.35%; la de Guillermo Moreno, solo el 1.83%.

¿Quiere el señor Cifuentes hacer comparaciones entre Verónika en Perú con votos independientes por el monto de 18.8% (2, 874,940 votos) y ser la tercera más votada en primera vuelta, con Minou en República Dominicana que fue la segunda menos votada con tan solo 0.35%  (16,254 votos)?

Peor aun, ¿quiere Cifuentes comparar el comportamiento independiente de Verónika en Perú que respaldó a Kuczynski en segunda vuelta sin reunirse con él porque no estaba negociando nada sino cerrando el camino a Keiko, con la actitud de Minou que se negó a considerar la unidad con Luis Abinader (el puntero de la oposición)  y con Guillermo Moreno (el tercer candidato más votado) antes de las elecciones, pero ahora, cuándo ya no hay ningún poder en juego, anda con ellos dos, con Pelegrín Castillo, con Elías Wessin, con Soraya Aquino… denunciando los atropellos de que fueron víctimas? Qué cambió ahí… ¿la táctica o la estrategia?

El riesgo mayor de quien no tiene flexibilidad táctica ni grandes contingentes de masas u otros factores de poder es que lo desborden los acontecimientos y lejos de dar continuidad a su discurso, tiene que salir a hacer exactamente lo contrario de lo que preconizaba una semana antes.

Eso que están haciendo ahora unidos los opositores para no lograr nada –y lo lamento sinceramente- era lo que tenían que hacer y se lo dijimos a tiempo antes de las elecciones para mejorar su representación en el Congreso y los cabildos, desde donde podían seguir la lucha por crear una verdadera alternativa de poder del pueblo.

A los “alternativos” correspondía romper el propósito del PLD de mantener divida a la oposición para pasar la reelección. No lo hicieron antes de las votaciones y por tanto dividieron el voto opositor y demostraron gran debilidad para defender el sufragio en los colegios electorales.

No soy un experto en política pero a mi avanzada edad no ignoro que quien se aferra al doctrinarismo sectario esgrimiendo una estrategia (que en este caso son solo críticas al adversario) olvida que lo esencial de la táctica de un partido es construir alianzas sociales y políticas efectivas para poder avanzar hacia objetivos estratégicos.

Quien se aferra a sus “principios” y a las ideas dispersas que considera una “estrategia” y actúa con ellos como si fuera una camisa de fuerza, termina aislado y por tanto será incapaz de convocar a grandes masas para hacer los cambios que demanda la sociedad.

Combinar armoniosamente la visión estratégica con la flexibilidad táctica para conducir un partido que quiere atraer, movilizar y organizar a grandes masas exige no solo capacidad política, sino experiencia, rasgos personales que permitan tomar decisiones importantes de acuerdo con las alternativas que arroja la situación política en cada momento.

En la coyuntura electoral que acaba de pasar, los “alternativos” demostraron que carecen de esas cualidades y salvo que hagan un serio balance de su actuación y adelanten las rectificaciones urgentes, corren el riesgo de repetir esas acciones dentro de cuatro años.

Desde la más absoluta modestia afirmo que solo liderazgos inteligentes, creativos, esforzados, estrechamente vinculados con las grandes masas y sus luchas cotidianas, valientes y dispuestos a hundirse realmente en el corazón del pueblo, pueden construir una verdadera estrategia y un curso de acción táctico que contribuya cada día a acercar la materialización de aquella.

Los alternativos dominicanos que no se juntaban con los “corresponsables del desastre del país” para preparar una fórmula electoral anti-reeleccionista, terminaron juntos para denunciar el escamoteo de sus votos.

Los felicito porque después de la tempestad comienzan a ver las estrellas.