A pesar de las diferencias que se presentan en los pronunciamientos de los principales candidatos a la Presidencia de la República, todos coinciden en la necesidad de adecuar el modelo de desarrollo actual con la finalidad de enfrentar los niveles de pobreza existentes en nuestro país y reducir la desigualdad social que se evidencia en los desequilibrios territoriales a nivel nacional.
Estos ajustes deben ser apoyados por todos los sectores representativos de la sociedad dominicana, con el objetivo de impulsar un "Pacto por el Desarrollo Nacional", el cual impactaría positivamente en los niveles de competitividad del país y beneficiaría de manera directa a los más necesitados, repercutiendo en la estabilidad económica, social y política de toda la población.
Ante la posibilidad de un cambio en el modelo de desarrollo que ha prevalecido durante las últimas décadas, es necesario entender el proceso de planificación utilizado en el país para el diseño de las líneas generales que definen un modelo de desarrollo.
La década de los sesenta sirvió como escenario para la construcción de los cimientos estructurales de la planificación en la República Dominicana, a través de la definición del marco institucional del aparato gubernamental y en la conformación de la base legal correspondiente a las entidades encargadas de planificar el desarrollo del país (1961-1968). A esta etapa le sucedieron una serie de iniciativas las cuales han germinando una serie de productos hasta nuestros días, los cuales sirven de orientación para conducir el desarrollo económico y social de la nación.
A pesar de la elaboración de este tipo de ejercicios durante los últimos cuarenta años, realizados a partir del primer Plan Nacional de Desarrollo 1970–1974 (1969), la realidad es que la República Dominicana ha producido un modelo de desarrollo excluyente, cargado de inequidades y generador de desigualdades en los diferentes territorios. Numerosos estudios han señalado que los contrastes evidenciados en los distintos territorios se asocian con el modelo de desarrollo implementado en el país. Recientemente el intelectual francés Jaques Attali señaló: "estos desequilibrios revelan la ausencia de una concepción integral del territorio, que se exprese en una visión del desarrollo del país como conjunto".
Estos desequilibrios en el territorio se evidencian en la distribución de la inversión tanto pública como privada, el aumento de la población en los territorios urbanos, la localización de los planes de construcción de viviendas e infraestructuras para la satisfacción de las necesidades colectivas, la ampliación y mejoramiento de la red vial, al igual que en la calidad y cobertura de los servicios públicos; lo que permite diferenciar el nivel de fortalezas y oportunidades entre los distintos asentamientos humanos, indicando la importancia que posee el territorio en la definición y planificación de un modelo de desarrollo incluyente, equitativo y efectivo para toda la población.
Basta con observar los niveles de crecimiento económico que ha experimentado nuestro país en los últimos cincuenta años y comparar estos resultados con los indicadores de desarrollo, satisfacción y calidad de vida de la sociedad en general; para darnos cuenta de la necesidad de planificar el desarrollo a partir de la integración de otras disciplinas que complementen los postulados economicistas que han dominado la forma de construir la visión del desarrollo de nuestro país. Con el fin de generar un instrumento que garantice una mejor nación.