En una sociedad donde prevalece la anomia y un profundo egoísmo social, sobre todo de aquellos que se aprovechan de la Macrocefalia estatal y donde el cuerpo social es reducido a un simple mercado “sin manos invisibles”, y a una inmensa cantidad de habitantes que no llegan a ciudadanos y cuando lo hacen quedan menguados a sencillamente Homo Faber y Homo Consumens

Nuestra sociedad requiere cultivar y desarrollar la Resiliencia. La Resiliencia es para Andrew Zolli y Ann Marie Healy “La capacidad de un sistema, una empresa o una persona para mantener su objetivo central y su integridad ante circunstancias que han cambiado dramáticamente”. La Resiliencia, es por decirlo así, cómo afrontamos la adversidad y los obstáculos económicos, sociales, políticos y culturales que nos permitan la pertinencia, en función del contexto, del momentum, tomando en cuenta los principios. Es la asunción concomitantemente de la Adaptabilidad y la Proactividad.

La denominación de este año del Foro Económico, en DAVOS, Suiza, “Resistencia Dinámica”, es un llamado a la Resiliencia positiva. Es asumir la realidad, pero al mismo tiempo trascendiéndola hacia un escenario societal más positivo, más exitoso. Ese proceso de adaptación y transformación, en medio de la complejidad y fragilidad de la realidad, es que nos invita a cultivar y desarrollar la Resiliencia, que como la cultura, no es innata, sino adquirida.

La Resiliencia es un llamado constante y consistente a LA RESOCIALIZACION, entendida esta como el proceso de romper con los comportamientos, sobre todo inadecuados, que nos impiden una interactuación social más efectiva. Es la capacidad de adaptación, empero, al mismo tiempo, tener el ingenio, la aptitud para generar confianza y cooperación.

La violencia, en todas sus modalidades y dimensiones: violencia social, feminicidios, crimen organizado, la corrupción, constituyen un reflejo directo de cómo los dominicanos han ido permitiendo cada vez más el umbral de la tolerancia; lo que nos hace una sociedad más enferma. Un entorno social más dramático cada día y a ello se responde con más violencia institucionalizada; esto es, desde el Estado, a través de la Policía Nacional. La Resiliencia, significa adaptación, pero implica también resistencia al statu quo y la búsqueda del cambio. De un cambio que nos haga más humanos; con actitudes y comportamientos más cónsonos con la integridad. Porque ella es la respuesta de la individualidad en la conectividad con lo social, teniendo a los demás como actores, en el proyecto colectivo que es la sociedad. Es que el otro, que se expresa en el Yo, está ahí como soporte y contención, para realizarnos como tal.

La búsqueda de un Equilibrio Dinámico en el encuentro de la inestabilidad para llegar a la estabilidad, está mediada por la forma cómo afrontamos los obstáculos, las adversidades. Es el logro de cómo liderar las diferencias; de cómo encontrar los puntos que nos unen; de cómo alcanzar los objetivos comunes; de cómo transformar los conflictos en oportunidades; como negociar sin atropellar, sin desconocer los intereses de los demás que están en el escenario y en la propia agenda; es como interactuar en medio de la diversidad, entendiendo la tolerancia y mostrar y demostrar respeto; es comprender las distintas experiencias, logrando darle un sentido a la vida de cada cual.

La Resiliencia positiva no se anida en el resentimiento, en el rencor, en la exclusión, en el poder que pudo ser ayer y que hoy no lo es; en la mera jerarquización sin la autoridad moral; en la legalidad sin legitimidad; en el insulto y la irracionalidad. La Resiliencia es ese encuentro entre el amor–la pasión y el deseo. Esa llama fluorescente de corazón y mente. Esa búsqueda irrefrenable de mejorar para el logro de la excelencia, pero entendiendo que el fracaso es una posibilidad y que existen siempre límites para las acciones.

La Resiliencia, como nos dice Ben Schneider, es “la forma de cultivar la capacidad de resistir situaciones extremas y salir airosos de ellas. De ser resistente y poder recuperarse rápidamente de situaciones difíciles. Es la habilidad de disponer de resortes, para justamente reponerse o reacomodarse ante los retos cambiantes del entorno”. Incertidumbres, riesgos y volatilidad; sin embargo, compromisos y lucha por nuevas posibilidades. ¡Ese es el desafío de LA RESILIENCIA!

La Resiliencia negativa nos permite ver lo que sucede en el Partido Revolucionario Dominicano, que más que resiliencia, ven en la lucha por los distintos intereses, a los otros actores como RESIDUOS, que es descomposición, destrucción. Nos permite ver como en los últimos 8 años la deuda externa, los desequilibrios externos, los déficits fiscales, de cómo la sostenibilidad fiscal se está basando solamente en mantener la confianza en los mercados para conseguir nuevas emisiones de bonos, la corrupción y la violencia social, la desigualdad social y la cohesión social, se han incrementado.

La Resiliencia negativa se ha ido entronizando en el tejido social. Los datos de la Encuesta de LAPOP, Cultura Política de la Democracia 2012, lo apuntalan. Cuando vemos el cuadro referido a nivel de acuerdo con que el Estado debería reducir la desigualdad; la percepción de la corrupción en los países de las Américas; el que aborda el porcentaje de victimización por corrupción en las Américas; el referido a la percepción de la inseguridad y el de actitudes conducentes a una democracia estable. Todos ellos nos dicen de una manera factual, que nos hemos ido deslizando por una pendiente muy negativa como sociedad; sobre todo, en el campo social.

Una clara evidencia de cómo necesitamos desarrollar y cultivar la Resiliencia desde la perspectiva psicológica, sociológica, ecológica, medioambiental y de negocios; para poder alcanzar mayor prosperidad, mejor felicidad; frente a los cambios, los fracasos, los obstáculos y las adversidades y los LOGROS, a fin de crear una sociedad más firme, con personas más sanas.