La gran tragedia de las 11 niñas y niños fallecidos por elementales fallas de los servicios de salud en la República Dominicana,  es la expresión más reciente de un sector  en profunda crisis.

Las nuevas autoridades designadas deberían trabajar preferentemente en los aspectos sustantivos que definen la profunda crisis del sector salud. Para iniciar un camino de transformaciones hacia la excelencia de los servicios. Pues aunque luzca quimérico, aunque la sociedad dominicana se haya acostumbrado por décadas a lo peor especialmente en los servicios públicos de salud, la excelencia no puede estar al margen de tan estratégica área, pues es la salud y junto a ella la vida misma, lo más preciado del ser humano.

Existen problemas identificados hace ya muchos años cuyas respuestas no deben aplazarse más. La separación de las funciones de rectoría, de las de provisión de los servicios y especialmente del financiamiento de los centros de salud públicos no debería retrasarse más.

La habilitación y acreditación de los centros de salud tanto públicos como privados ha de prevenir muchos desaciertos en la atención médica. Hay que relevar además la creación a todos los niveles y vertientes de los servicios de salud de un eficaz sistema de supervisión y auditoría como garantía de calidad incorporando- entre otros- los protocolos  e historias clínicas dentro de los estándares internacionales.

En coordinación con las autoridades del Sistema Dominicano de Seguridad Social-SDSS- otro tema de imprescindible importancia es la incorporación del Primer Nivel de Atención tanto para el Régimen Subsidiado en relación al cual hay que reconocer que se han tomado interesantes iniciativas con la creación de las  Unidades de Atención Primaria-UNAPs- como para el Régimen Contributivo donde no se ha tomado ninguna acción al respecto a pesar de tantas resoluciones del Consejo Nacional de Seguridad Social- CNSS- .

Junto a los temas resaltados entendidos como imprescindibles en la transformación del sector salud de la República Dominicana hay que considerar la necesidad de un instrumento gerencial que asegure el enfoque de conjunto integrando lo estratégico y lo operativo. Ese instrumento gerencial ya se tiene y sólo hay que retomarlo ya que había sido no sólo puesto al margen, sino totalmente olvidado. Nos referimos al Plan Decenal de Salud-PLANES-2006-2015, el cual ha de adecuarse a la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030.

Sólo restaría a los desafíos enumerados el incremento sustancial de la inversión en salud que es de sólo un 1.6% del Producto Interno Bruto-PIB- y que debería ser de un 4% como en educación lo cual trasciende las competencias de las autoridades designadas, sin dejar de ser un aspecto central de los desafíos a enfrentar.