La Declaración de Estocolmo (1972) establece 25 principios rectores comunes para la conservación y mejora del medioambiente. El Principio 1 de dicha Declaración subraya que: "El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y condiciones de vida adecuadas, en un ambiente de calidad tal que le permita llevar una vida de dignidad y bienestar, y él tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras”.
Después de Estocolmo, comenzaron a considerarse los derechos humanos de una manera más decisiva y se identificaron aquellos derechos cuyo ejercicio puede ser considerado como un requisito previo para la efectiva protección del medioambiente.
La protección y conservación del medioambiente y la promoción, respeto y cumplimiento de los derechos humanos poseen cada vez más intereses comunes y objetivos obligatorios y complementarios para el desarrollo sostenible.
Obviamente, no todas las violaciones de los derechos humanos están necesariamente vinculadas a la degradación del medioambiente y no toda acción de preservación del medioambiente va a contribuir con el cumplimiento de los derechos humanos. Sin embargo, la interrelación de los derechos humanos y el medioambiente es innegable.
Cada ser humano depende de los ecosistemas y los servicios que estos ofrecen, como por ejemplo los alimentos, el agua, el aire limpio, en fin, el bienestar en general. No es lo mismo vivir en una ciudad contaminada que vivir en un lugar donde se pueda respirar aire fresco y apreciar el verdor de la naturaleza.
Todas las actividades humanas tienen un impacto sobre el medioambiente. En la mitad del siglo pasado las actividades humanas cambiaron los ecosistemas más rápido que en cualquier período de tiempo comparable de la historia. Y a pesar de que esta transformación ha contribuido a aumentar el bienestar humano y económico en distintas regiones del mundo, no todas las personas se han beneficiado, de hecho las condiciones de muchos se han deteriorado.
La protección del medioambiente y las actividades económicas de desarrollo deben tener en cuenta las leyes de la naturaleza puesto que medioambientalmente todo es interdependiente.
El daño a un aspecto del ambiente, es muy probable que tenga consecuencias amplias e imprevistas en otras dimensiones de la naturaleza, incluyendo, sobre todo la que más nos atañe, el bienestar humano.