Ricardo Balestreri, un reconocido profesor brasileño, especialista en materias relacionadas con la seguridad pública, escribió el libro Derechos Humanos: Asunto de Policía. En este trabajo, el escritor busca ofrecer una visión más innovadora de la policía que tenemos y de la policía que queremos tener. Por otro lado, derriba la idea de que existe un antagonismo natural entre la sociedad y su policía y va más allá; afirma que el policía debe actuar en su trabajo diario como pedagogo de la ciudadanía. Ésta es una idea revolucionaria, especialmente en nuestra región y en nuestro país, donde en general la policía es vista como enemiga de la sociedad.
En este enfoque debemos entender que el policía es un ciudadano. Es el resultado de la sociedad en la que vive, y lleva consigo todas las características positivas y negativas del dominicanismo. Por un lado, es una persona que se adapta a situaciones adversas e imprevistas como somos todos nosotros; por otro lado, es un profesional que carece de organización, de método y, sobre todo de formación. Esto sería aceptable para cualquier profesión, pero considerando las trágicas consecuencias del servicio prestado por un mal policía, aquí es donde debemos priorizar nuestra atención. Hechos como los que se han producido en los últimos meses en República Dominicana, en los que policías actuaron mal y lastimaron a tanta gente inocente, son consecuencia de tener policías con una formación inadecuada e insuficiente.
He estado siguiendo en la prensa el trabajo de la comisión compuesta para hacer recomendaciones sobre la reforma de la Policía Nacional Dominicana, y me parece que el grupo estaba integrado por excelentes especialistas en varias áreas. Son profesionales que han demostrado que son capaces de analizar los datos disponibles y ofrecer al gobierno recomendaciones que modernizarán nuestra policía. Pero ahora empieza la parte más complicada de la ecuación: hacer que esas recomendaciones se materialicen, y para ello debemos ser conscientes de la necesidad de planificar a fondo qué pasos serán necesario para que, en el menor tiempo posible, tengamos la policía que ansía la sociedad.
Desde mi punto de vista y considerando los más de 20 años que tengo en el servicio policial brasileño, creo que, para que podamos soñar con nuestros pedagogos de ciudadanía, debemos actuar en tres áreas diferentes: 1) los niveles de exigencia y las condiciones salariales para el ingreso a la policía; 2) la estructuración de una oficina de asuntos internos sólida e independiente y 3) el establecimiento de un programa de formación continua. Así han triunfado muchos cuerpos policiales en sus procesos de reforma, y así imagino que debe ser el proceso dominicano.
La policía es el resultado de la sociedad con todos sus males, y si queremos que la policía ejerza un rol más ciudadano, más humano y especializad, tenemos que educarlos para que aprendan e interioricen conceptos de seguridad pública más actualizados. Y esta educación debe ser desde que ingresa a la institución (luego de un exigente proceso de selección) hasta su retiro. Sólo un programa de formación policial coherente podrá cambiar la cultura de la violencia y la "teoría del enemigo" que prevalece en el continente iberoamericano. Y tal cambio pasa por priorizar la vida humana y el patrimonio material y moral de las personas, cuyo respeto debe ser la base de cualquier política de seguridad pública. Pero para lograr esta visión tenemos un largo camino por recorrer.
Lo que no queremos es una policía que regule la actuación de sus integrantes fuera de los límites establecidos por una adecuada política de uso progresivo de la fuerza, y que tenga el instinto de sacar su arma como primer paso en una situación en la que tiene que actuar. Por el contrario, lo que la sociedad quiere son policías que actúen estrictamente dentro de la ley y que exijan su cumplimiento, independientemente de la persona o de la situación. Y cambiar la cultura de la Policía Nacional es un paso necesario para tener un país más seguro y justo. La educación es una de las llaves para esto.
Una de las conclusiones a las que llegó la Comisión de Reforma Policial es que “el proceso de reforma requiere necesariamente un cambio de cultura institucional. Este cambio de cultura institucional debe hacerse sobre la base de la planificación estratégica”¹. De hecho, todo el proceso de reforma debe basarse en una planificación de tres niveles: estratégica, táctica y operativa. Las conclusiones del comité, en este sentido, corresponden a la base sobre la que se discutirá la planificación estratégica, que a su vez sentará las bases para las demás fases de la planificación.
Otra recomendación de la comisión se refiere a la que considero la principal debilidad en la lucha contra la delincuencia y en el mantenimiento de la paz y la tranquilidad pública: la falta de recursos suficientes para el desarrollo de las actividades estatales contra la delincuencia. El texto del informe, en su punto 5 dice que “Uno de los aspectos claves que fue resaltado en diferentes montos del Seminario fue el de los recursos financieros y la gestión presupuestaria. En todas partes se requiere más dinero que el que están recibiendo en la actualidad”². Este punto es quizás el más importante del documento, ya que aborda un problema que afecta a casi todas las actividades que realiza la policía. No existe forma de reformar la Policía Nacional Dominicana si no hay una valorización decisiva de la institución y sus integrantes. Por tanto, la asignación de recursos suficientes debe ser una de las prioridades del gobierno, pues por muy buena que sea la planificación, sin un presupuesto específico no nos será posible soñar con una policía diferente.
Traigo un último punto relativo al informe de la comisión, en el que recomienda que: “Conforme las nuevas dinámicas sociales, resulta un consenso el hecho de que las actuaciones de los agentes policiales no pueden obviar, de cara a su desarrollo institucional, el uso de las tecnologías.” A pesar de la obviedad de tal recomendación, hasta ahora no ha habido mayor preocupación por dotar a la policía de equipos tecnológicos que permitan investigar los delitos cibernéticos, es decir, delitos cometidos en el ambiente digital. Además, los investigadores no cuentan con equipos de inteligencia para el trabajo de campo, lo que significa que muchas de las investigaciones no prosperan por falta absoluta de pruebas con la calidad necesaria para que sean útiles al fiscal y al juez. Por otro lado, es necesario dotar a la policía de un sistema de gestión de investigaciones con capacidad para organizar y agilizar el servicio policial, así como generar estadísticas que orienten a los gestores en la distribución de los policías por el país.
Para ser pedagogo de la ciudadanía, la policía y el policía dominicano necesitan cambiar y adaptarse en un momento en que la sociedad demanda un Estado que cumpla con sus obligaciones de cuidado a su población. El camino es largo, pero subrayo la importancia del primer paso que está dando el Gobierno dominicano.
¡Ahora es hora de actuar!
*José Monteiro es director de Misión Internacional de Justicia en República Dominicana y coordinador general de la Coalición de ONGs contra la Trata de Personas.
Referencias
¹Aspectos relevantes de la Coordinación del Grupo de Trabajo para la Transformación y Profesionalización de la Policía Nacional. (2021)
²Aspectos relevantes de la Coordinación del Grupo de Trabajo para la Transformación y Profesionalización de la Policía Nacional. (2021)