Crecimiento moderno de la población, epidemias y pandemias
Pese a la continuidad de recurrentes epidemias y pandemias virales, la espectacular reducción de la mortalidad endémica y epidémica por enfermedades infecciosas inicia en Europa, en la segunda mitad del siglo XVIII, una época de un elevado crecimiento de la población en las regiones hoy desarrolladas, que se ha denominado crecimiento demográfico moderno. Este crecimiento tiene tres características que lo distingue del ocurrido en épocas anteriores: su dimensión exponencial, su continuidad y su duración, sin interrupción durante casi tres siglos.
Si bien hasta el siglo XIX continua las carencias seculares de registros de enfermedades y muertes y de censos nacionales de población modernos en la mayoría de países del mundo y las limitaciones de cobertura geográfica y deficiencias de los registros administrativos en los países que tempranamente ya contaban con sistemas de registros no permiten aún contar con estadísticas razonablemente confiables de la morbilidad y mortalidad provocadas por las epidemias y pandemias, si sabe con menos incertidumbre que hacia fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX la población europea aumentó en forma acelerada, creciendo por primer vez a ritmos superiores al 1% anual, y en algunos casos próximos al 2%.
Se estima -aun con las limitaciones similares de las estimaciones de población de la época- que de alrededor de 145 millones de personas en 1750 la población europea alcanzó los 277 millones 1850, casi duplicándose en esos cien años; en 1900 llegó a los 400 millones; en 1955 a los 549 millones y actualmente se estima en unos 740 millones. Un patrón exponencial del crecimiento demográfico acompañó a la tendencia descendente secular de la mortalidad endémica.
Si bien la tasa de crecimiento de la población mundial casi se duplica en la en la segunda mitad del siglo XIX, llegando a crecer al 0.55% anual, superando los 1200 millones de habitantes en 1850 y duplicándose en la primera del siglo XX, es a mediados del siglo pasado que se inaugura era de la mal llamada “explosión” del crecimiento de la población mundial. A mediados del siglo XIX la población mundial era de 1,241 millones. Cien años después, a mediados del siglo XX, se duplicó al llegar a los 2,536 millones. En la segunda mitad del siglo XX el período de duplicación se redujo a apenas cuarenta años, pues en 1990 el total de habitantes en el planeta ascendió a 5,331 millones, y en la actualidad unos 7,700 millones compartimos este planeta.
El acelerado crecimiento de la población mundial que se produjo en la segunda mitad del siglo XX porque es a mediados de ese siglo que en la mayoría de los países en se inicia el descenso sostenido de la alta mortalidad endémica y de aquella provocada por episodios epidémicos y pandémicos, cuando comienzan a aplicarse avances de la tecnología biomédica en inmunización y antibióticos, la quimioterapia y la cirugía, acompañado de mejoramiento en las condiciones de higiene y salubridad ambiental. Esta “explosión” demográfica estuvo marcada sobre todo por el extraordinario crecimiento de la población de los cinco países más poblados (China, la India, Indonesia, Pakistán, Nigeria y Brasil). En sólo medio siglo la población reside en el mundo no desarrollado casi se triplicó. De acuerdo a las proyecciones de población de Naciones Unidas, la población de las regiones menos desarrolladas en 1950 era de 1,721 millones, que representaba el 67.8% de la población mundial. Treinta años después dicha población ya se había casi duplicado, al ascender a 3,374 millones, y al final del siglo se elevó a casi 5,000 millones, el 80.6% de la población mundial. En sólo 50 años la población total del continente de Asia se incrementó de 1,404.9 a 3,741.3 millones; la de América Latina se triplicó de 168.8 a 521.8 millones y la de África se cuadruplicó, aumentado de 227.8 a 811 millones.
En las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX (1950-1980) las regiones menos desarrolladas contribuyeron con el 86% del crecimiento total de la población mundial, y en las últimas dos décadas aportó el 93.7%. Sólo China y la India aportaron el 39.5% del crecimiento mundial en 1950-1980 y el 30.2% en 1980-2000. Los 8 países en desarrollo más poblados (China, la India, Indonesia, Pakistán y Bangladesh en Asia, Nigeria y Egipto y Etiopía en África y Brasil en América Latina) contribuyeron con más de la mitad del crecimiento demográfico mundial (56.5%) entre 1950 y 1980 y con el 43.7% en 1980-2000. Esos países actualmente albergan más de la mitad (52%) de los habitantes del planeta.
En el caso de los países desarrollados el crecimiento demográfico también se expandió en los años 50 y parte de los 60 del siglo pasado por el aumento de la fecundidad debido al efecto del llamado baby boom una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial – cuando las familias y parejas decidieron tener los hijos que habían sido pospuestos durante los años de conflicto por la recuperación de la economía en la postguerra.
El aceleramiento del crecimiento de la población mundial se produjo sobre todo en los años 50, 60 y la primera mitad de los 70 porque durante esas décadas los países subdesarrollados mantenían aún niveles altos niveles de fecundidad pese haberse iniciado su descenso en los años 60, combinado con el descenso sostenido de la mortalidad que se había iniciado en décadas anteriores. El balance que arrojaba la diferencia entre los totales de los que nacían y los que morían alcanzó niveles nunca registrados en la historia demográfica de los últimos cuatro siglos. La tasa de crecimiento demográfico se mantuvo por encima del 2% hasta los años 90, sin embargo, el más elevado crecimiento se produjo en la década de los 60 y primera mitad de los 70, cuando la tasa de crecimiento demográfico aumentó sostenidamente hasta mediados de los 70 -unas dos décadas y media-, e iniciando su descenso sostenido desde los 90, al caer por debajo del 2% (1.81 en 1990-1995).
De acuerdo con las proyecciones de Naciones Unidas se proyecta que la población mundial continuará creciendo durante todo el presente siglo. Si bien hoy se considera poco probable que la población mundial se vuelva a duplicar, al año 2050 habrá casi dos mil millones más de seres humanos, y en los próximos 50 años se agregarán 1,412 millones. De no retroceder a la época de las pandemias catastróficas, se espera que a mediados del siglo la población llegue a 9.772 millones, y en el 2100 supere los 10.000 millones, con un crecimiento de casi cero en la última década (ONU, 2019).