En sentido general, los procesos electorales de América Latina se caracterizan por los intentos de manipular la intención de voto para orientarla a favor de quienes detentan el poder del Estado. La compra de cédulas, el dislocamiento de los padrones electorales, o el pago a votantes para elegir un candidato son solo algunos de esos esfuerzos de manipulación. No es extraño que, a pesar de la modernización de los procesos electorales en América Latina, movimientos u organismos observadores de estos procesos denuncien con reiteración las prácticas señaladas.

El problema radica en una situación que la filósofa húngara Ágnes Heller denominó ʺrefeudalización". Se trata de un proceso de concentración de la riqueza por parte de un grupo político que se constituye en una corporación con la capacidad para competir y someter al resto de los grupos económicos y corromper a la sociedad civil.

La refeudalización funciona hacia arriba cuando los líderes políticos concentran tanto poder económico que son capaces de subordinar a los grupos económicos que no ostentan el poder del Estado y  controlan todas las instancias del poder político incluyendo los grandes medios de comunicación. Hacia abajo, la refeudalización funciona cuando esos mismos líderes políticos se aprovechan de la exclusión social de millones de ciudadanos para comprar sus conciencias a través de dádivas económicas.

El último aspecto es el más grave peligro para una sociedad democrática, porque esos ciudadanos son los llamados a constituirse en fuerza social crítica contra los abusos del poder.

Sin embargo, embrutecidos por un proceso paulatino de envilecimiento económico, sin posibilidades reales de ascender mediante el trabajo y el mérito, sin expectativas de un futuro para ellos y los suyos, millones de seres humanos se entregan a la red clientelar construida desde el Estado disfrazada de subvención económica y asistencia social.

Ante esta realidad, las prácticas clientelares coyunturales de los procesos electorales son anecdóticas.

Es el proceso no coyuntural de la refeudalización el que genera el daño estructural al funcionamiento del modelo democrático creando dictaduras electorales donde la elección de los candidatos no es más que una pantomima que oculta el engranaje de una sociedad autoritaria.