Juan Bosch es el único dominicano que elaboró una abundante producción teórica sobre la democracia y a la vez ejecutó el gobierno -junto con su Constitución- más democrático que hemos vivido como pueblo. Se le suma a esa proeza que es el único candidato que en un año y dos meses pasó de ser totalmente desconocido por su pueblo a obtener el 60% de los votos en las primeras elecciones modernas y democráticas de la República Dominicana. Y se le añade a este prontuario que es el único líder dominicano que fundó dos partidos políticos en la sociedad dominicana que ganaron elecciones democráticas en varias ocasiones. Pensar en Bosch y su relación con la democracia no es incidental.

Ejecutado el criminal Golpe de Estado contra el pueblo dominicano y apresado Bosch en el Palacio Nacional, él logra sacar una comunicación al pueblo dominicano que es una joya de nuestra historia política. En el mismo redacta una afirmación que sintetiza su agenda personal y política desde octubre del 1961 hasta mayo del 1990: “Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social”. Todos los matices y cambios que desarrolló en ese periodo de tiempo, fruto de experiencias y lecturas, mantuvieron intacta esa afirmación. Y sigue siendo para nuestro pueblo la gran agenda, el gran proyecto, la inmensa tarea que nos espera a los que estamos vivos y nuestros descendientes mientras exista algo llamado República Dominicana.

Es precisamente girando en torno a la construcción de la democracia dominicana y los elementos presentes en el crimen político del 25 de septiembre del 1963 que Bosch escribió la obra Crisis de la democracia de América en la República Dominicana y que estamos comentando desde la entrega anterior de Veritas Liberabit Vos. Es el primer análisis, la primera exploración del tema, con la frescura de los hechos vividos recientemente, a pocos meses del Golpe ocurrido y a un año antes del estallido de la Revolución del 1965. Sobre ese tema Bosch volverá a enriquecer su perspectiva, especialmente a partir de la invasión de los Estados Unidos el 28 de abril del 1965 para aplastar el levantamiento del pueblo dominicano que buscaba recuperar su democracia y la vigencia de la Constitución del 1963.

El régimen democrático que el pueblo dominicano escogió el 20 de diciembre del 1962 y su derrocamiento por los enemigos acérrimos del bienestar y libertad de nuestra sociedad es incomprensible sin el decorado de fondo que es la dictadura trujillista. “Además de los hijos de su sangre, Rafael L. Trujillo dejó numerosos herederos en la República Dominicana. Los dominicanos tienen que limpiar su tierra de esa mala semilla. En el trabajo de limpieza, yo cumplí mi parte como líder político, como presidente democrático, y ahora aspiro a hacerlo con este libro” (Bosch, 2009, v. XI, p. 7). Si los herederos biológicos de Trujillo no pudieron mantenerse más de cinco meses en control de los aparatos claves del Estado y su testaferro apenas llegó a enero del 1962, el trujillismo dejó sembrado el país de “jefes” a la usanza del déspota que controlaban parajes y pueblos, barrios y ciudades, y por supuesto el aparato policial y militar. Como perverso fenómeno de verso y reverso, pero la misma moneda, contra los trujillistas militaban los “de primera”, igual de autoritarios que los primeros y que terminaron formando una alianza para enfrentar su común enemigo: el pueblo dominicano y sus aspiraciones de democracia y justicia social. La masacre de Palma Sola, a escasos 8 días después de las elecciones, fue la muestra de la naturaleza criminal de ambos grupos contra los sectores mayoritarios y más pobres del pueblo dominicano.

En su libro Bosch explica una de las piezas claves de todo lo ocurrido desde el ajusticiamiento del tirano (30 de mayo del 1961) hasta el golpe de Estado (25 de septiembre del 1963) y es la llegada de los delegados del PRD a República Dominicana el 5 de julio de 1961. ¿Cómo Balaguer y Ramfis permitieron que eso ocurriera? La explicación está en la economía y su impacto en la política. La República Dominicana había sido bloqueada económicamente por Estados Unidos y la OEA por el intento de asesinato de Rómulo Betancourt el 24 de junio de 1960 por sicarios enviado por Trujillo. Eso hundió la economía dominicana. “A esa crisis económica se había sumado la crisis política producida por la muerte del tirano, y todo ello junto afectaba a las fuerzas armadas, base del poder de Ramfis Trujillo. El heredero militar del régimen necesitaba una victoria internacional que le permitiera ofrecer a sus soldados un porvenir seguro; y la única victoria internacional posible era el levantamiento de las sanciones americanas. Ahora bien, ¿cómo podían levantarse esas sanciones si se mantenía el régimen dictatorial? Y para dar pruebas de que el régimen dictatorial iba a ser liquidado, ¿qué mejor precio podía pagar Ramfis que el de ofrecer garantías a un partido democrático, cuyos líderes eran conocidos y respetados en toda América?” (Bosch, 2009, v. XI, p. 13-14). En ese complejo juego de ajedrez Bosch demostró más talento que Balaguer y Ramfis. La tesis del quiebre económico del régimen ya él la había planteado en 1959 en una conferencia en la Universidad Central de Venezuela, cuando ni siquiera estaba como posibilidad el atentado contra el presidente venezolano, ni el bloqueo continental contra el trujillismo.

La decisión de aprovechar la coyuntura de que los herederos de Trujillo necesitaban mejorar su imagen internacional para intentar consolidar su poder con un respiro económico, cuestión que Bosch sabía que no ocurriría, le aseguró él éxito de que la delegación del PRD fuera recibida y se le permitiera cierto margen de acción. Las otras dos opciones nunca fueron, ni serían, parte de la agenda política de Bosch: conspirar con militares trujillistas dominicanos para derrocar a Ramfis e implantar otra dictadura o procurar una invasión de Estados Unidos que destrozaría la soberanía dominicana. Él optó por sembrar en la sociedad dominicana un partido político que fuera el instrumento para que el pueblo se diera una democracia y un régimen de justicia social.