A propósito de la clara tendencia mayoritaria de apoyo a Bolsonaro en Brasil, publicamos en esta sección un artículo con el título “Democracia en Brasil y el mundo”. Se trataba de poner en perspectiva el auténtico desarrollo de la humanidad ante la posibilidad de elegir candidatos evidentemente contrarios a la democracia en sus esencias; pero la realidad es que la mayoría de las y los brasileños eligieron a Bolsonaro aun defendiendo éste abiertamente la tortura, el racismo o la discriminación de la mujer, entre otras barbaridades. Aun así se puede afirmar que no es un cambio de rumbo, como sí aconteció en el pasado con la llegada de dictaduras o expresiones tan extremas como el ascenso del fascismo en Alemania.
Los casos de Bolsonaro, Trump o Duterte en Filipinas surgen en una etapa de tal desarrollo de las instituciones del sistema democrático que difícilmente los harían predominantes. Inclusive hasta países como China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte no se podrán resistir por muchas décadas- ya hay cambios en curso- a corrientes democráticas indicativas de verdaderos avances de la humanidad tales como libertad de expresión o libertad de elegir y ser elegido sin discriminación política.
Las elecciones de medio término en los Estados Unidos el 6 de noviembre pasado y sus resultados indican que el retroceso no pasará de ser una amenaza, un susto o un recordatorio para quienes sí creen en el desarrollo de la humanidad; desarrollo sin etiquetas ideológicas resumido magistralmente en lo que la Organización de las Naciones Unidas- ONU- ha denominado Desarrollo Humano y sus formas de medida con el Índice de Desarrollo Humano.
Cuando la mayoría de los votantes se inclinan por personajes como Trump, Bolsonaro o Duterte si bien no se pone en riesgo la democracia en sus esencias, sí dan una señal frente a supuestos demócratas o traidores de la democracia, un enfoque de conducción de la sociedad humana por la vía del Estado con muchas fallas pero que hasta el momento no ha tenido un sustituto que lo supere y que en términos de justicia social ha tomado, para mejorar, de otras corrientes que procuraban sustituirla.
En las elecciones recientes de los EEUU el Partido Demócrata les ha abierto espacio en la Cámara de Representantes a líderes de los más variados matices populares y es cierto también que el Partido Republicano no es una mera marioneta de Trump quien no puede hacer siempre lo que le venga en gana.
Con relativos retrasos o en zigzag y posiblemente muy lentamente, la humanidad aun con adversidades y complejidades… ¡avanzará!