La democracia no son momentos ni dramáticos ni espectaculares, sino la expresión de participación permanente de los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos y deberes como en la fiscalización y control del poder otorgado a sus representantes. Pero es innegable que el sufragio es un ejercicio de participación fundamental de la ciudadanía.
El certamen electoral constituye el espacio estelar para escoger a los funcionarios de elección popular que representen los mejores intereses ciudadanos y sean capaces de mejorar la administración pública y profundizar los avances y garantías para el ejercicio de los derechos fundamentales.
Por ello, la democracia no puede constituirse en un freno para que las inversiones fluyan en una economía de mercado en la que los entes privados son fundamentales para la creación de riquezas y empleos y la participación del Estado es imprescindible en términos regulatorios para garantizar equidad, libre competencia y bienestar ciudadano.
Una democracia con ciudadanos es una democracia de personas conocedoras y conscientes de sus deberes de participación plural y determinante en el destino del país. El voto marca un momento crucial en democracia. Ejercer este derecho y deber es obligación de todos.
El 5 de julio está llegando. No se va acabar el mundo ante el cambio de gobierno que se avecina; pero sí es la ocasión para que el ciudadano exprese el tipo de gobierno y la agenda de trabajo para el próximo cuatrienio.
Acudir masivamente con conciencia del valor del voto y de su poder transformador de la realidad es el reto que todos tenemos. No dejemos que los malos augurios, las campañas huecas y sin contenidos ni los programas bellamente estructurados, pero sin base en políticas y estructuras de cambio creíbles, nos confundan al momento de votar. El cambio con la oposición o sin ella depende de nuestras capacidades para exigir la continuidad de los programas de gobierno exitosos, como el cambio de rumbo en el caso de las políticas emprendidas fracasadas.
Concluidas las elecciones debemos preguntarnos si el presidente, vicepresidente, senadores y diputados electos serán capaces de cumplir las metas propuestas en sus programas de gobierno. De nuestro voto depende la calidad del gobierno y de nuestra democracia.