Si usted tiene la suerte de ser pasajero en un vehículo, levante la mirada, no se encorve, evite el celular, póngalo en silencio, olvídese de facebook, instagram, twitter y whatsapp. La mayoría de las cosas que pasan en las redes son repeticiones con diferentes filtros y distintos backgrounds. Lo más probable es que haya visto el mismo meme varias veces, el mismito selfie, la misma pose, el mismo sol, la misma luna y hasta las mismas quejas. En las redes lo importante es el hashtag y que el destino sea #instagrameable.
En lugar de perder ese hermoso tiempo dedicándolo a gente que ni siquiera conoce, observe lo que pasa a su alrededor, posiblemente las cinco tonalidades del azul del mar le sorprendan. Advertirá que el muro de piedra que siempre fue sepia lo han pintado de naranja y que al Palacio Nacional ya no le encienden las luces en las noches. Sabrá que las esquinas ya no las habitan paleteros y que a las 7:35 de la noche todavía le quedan algunos rayos al día. Se dará cuenta de que la basura no la están recogiendo como prometieron, que a la Zona le han puesto unos palitos horribles y que desaparecieron los molestosos limpiavidrios de las esquinas de Santo Domingo. Verá que el loco de la Nouel está cada vez más loco y que la inmortal librería La Trinitaria ha muerto. También intuirá que estamos en verano y por eso hace tanto calor a pesar de la súbita lluvia que no predijo el forecast; que los framboyanes tienen el mismo color rojo del vestido de un personaje importante de la última novela de Padura, que la luz izquierda del carro que está delante de usted esta quemada, que el delivery va demasiado rápido y que ese mismo delivery acaba de atracar a una muchacha que ahora, sin cartera que cargar, se lleva las manos a la boca y pide auxilio.
La muchacha atracada tendrá la suerte de que usted puso su teléfono celular en silencio, levantó la mirada y se olvidó de las redes.