No se requiere haber leído ¨Historia de la Belleza¨ del escritor italiano Humberto Eco para encontrar belleza por doquier. Tampoco es necesario ser un enciclopedista para saber que el arte no le importa a todo el mundo, aun cuando su contemplación produzca placer estético. De todos modos, muchas cejas se fruncen cuando la belleza y el arte convergen en un propósito utilitario. Pero quienes consideran tal fusión como un delito no conocen la fecunda obra que lleva a cabo la Escuela de Diseño de Altos de Chavón (EDAC).
Para enjuiciar esa obra es preciso ponderar el significado de la producción artística que emana a raudales de esa noble institución. Al enfocarse en el arte utilitario la EDAC rechaza la desaprobación de algunos clásicos del pensamiento occidental. Partiendo del concepto de que el arte no es más que un “mimesis” o imitación de la naturaleza, Platón y Aristóteles llegaron a conclusiones diferentes respecto a su misión. Para el primero el arte solo produce “sombras” de la realidad, siendo las ideas lo único verdadero y valioso. En el arte no existe espacio para la técnica y este solo emerge cuando el artista es poseído por las musas divinas. En cambio, Aristóteles creyó que el arte es una técnica cuyo producto final es una imitación del lenguaje. Lo importante es lograr un efecto emocional con las estructuras que el artista crea o inventa, aunque no transforme nada.
La distancia entre estos dos pensadores clásicos es “la valoración que, tanto en el plano estético como ético, hacen de la obra artística y de su creador.” Contrario a Platón que consideraba el arte como una creación inmoral y falsa, Aristóteles postulaba que el arte es representación y recreación con un sentido de universalidad. “El arte, o produce lo que la naturaleza no ha sido capaz; o bien, la imita, a través de recursos técnicos y del lenguaje.” Obviamente, Platón no concebía una función utilitaria para el arte pero su discípulo Aristóteles sí (http://eldia.com.do/platon-aristoteles-y-el-arte/).
Algunos piensan hoy día que la función utilitaria devalúa el arte a la categoría de artesanía. De hecho existe una escuela de pensamiento que valora el arte exclusivamente en función de su valor estético. El crítico Hubertus von Amelunxen , por ejemplo, sostiene que “si el arte sirve para algo, ya no lo es” (https://acento.com.do/2018/opinion/8591176-arte-util-no-arte-segun-famoso-critico-aleman/). Pero la lógica más elemental sugiere que si el arte sirve para deleitar o ayudar a los demás, entonces es arte, aunque haya que clasificarlo como arte utilitario. Siempre que produzca placer estético y su contemplación inspire no podrá negársele ese nombre solo porque también persiga metas funcionales.
Es bien cierto que el arte puede ser interpretado de muchas maneras. Un diccionario machista lo define así: “Actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido.” Se podría disentir de tal definición si se prefiriera creer que el arte no es la actividad sino el producto. Pero independientemente de tal distinción, lo que importa es que el objetivo del artista es recrear la realidad “en formas bellas”. De ahí que Humberto Eco considerara el arte como consustancial con la belleza, la noción clásica de las bellas artes.
En el caso de la EDAC el arte es consustancial con su misión institucional. Esto así porque el diseño de cualquier cosa es producto de la intelección, sin importar si se realiza con fines prácticos o si las musas proveen la inspiración para retratar la belleza sin fines practicos. Según algunos, “El arte lo crea el artista como expresión de sí mismo y por disfrute propio. El diseñador crea algo funcional encargado, normalmente, por un cliente. Hay quien considera el arte como un talento y el diseño como una habilidad.” (https://waarket.com/es-el-diseno-un-arte/) Esta interpretación postularía el diseño como la parte utilitaria de la labor artística.
El perfil de la EDAC funde simultáneamente el arte, la belleza y el diseño en una “industria del arte” con fines preponderantemente ocupacionales (http://altosdechavon.edu.do/). Como institución pionera en el país para la enseñanza del arte y el diseño que ya tiene 38 años de fundada y está considerada como una de las 13 mejores escuelas de su tipo en el mundo, su oferta curricular persigue estimular las habilidades creativas y el pensamiento crítico. En la EDAC se “fomenta la visión holística de la industria del arte y sus componentes, tomando en cuenta la diversidad de ramas que la definen.”
Afiliada a la prestigiosa institución Parsons School of Design de New York, los programas de estudio de la EDAC ofrecen las herramientas para desarrollarse en cualquier área del diseño. Los programas incluyen carreras técnicas (comunicación visual, moda, bellas artes, cine), cursos cortos y talleres para adultos y diplomados (decoración y diseño de interiores, branding, diseño grafico, comunicación de modas y community management). Además, ofrece programas para niños y adolescentes. Algunos destacados egresados de estos programas son becados para seguir sus estudios en la Parsons.
Un factor enriquecedor de la EDAC es la diversidad cultural del estudiantado, habiendo acogido estudiantes de 30 nacionalidades distintas. Ya se cuentan en más de 2,000 los egresados de las carreras técnicas y son más de 10,000 los participantes de los programas de corta duración. En la actualidad su matrícula es de unos 200 estudiantes en total, de los cuales 133 cursan sus estudios en Santo Domingo. Su exigente política de admisiones, aunque enfocada a lograr los mejores talentos, no podría considerarse elitista o clasista. La EDAC no es un coto de las elites adineradas porque una tercera parte de los estudiantes provienen de familias de escasos recursos y reciben el apoyo de becas que otorga la fundación de la institución.
La ilustre fundadora de la EDAC es Dominique Bludhorn Vda. De Camps, quien mantiene un monitoreo constante de sus operaciones para asegurarse de que se mantienen los altos estándares de calidad de la enseñanza. Su esmerada y continua atención a ese hijastro ha merecido el mecenazgo de empresas tales como el Banco Popular, Propagas, Central Romana, Grupo Ramos, Grupo Pagés y algunos individuos. Con sus valiosos aportes estos donantes han reconocido el valor del entrenamiento ocupacional que provee la EDAC, proveyendo así personal calificado al mercado nacional e internacional. Esa es la función utilitaria de la institución.
Según fuentes informadas, en la EDAC se persigue tanto la función utilitaria como la magna majestad de la belleza. Por eso su producción es básicamente un arte utilitario. Si la estética es la rama de la filosofía que estudia la belleza y la fealdad, en la EDAC se aprende a distinguir entre una cosa y la otra, ayudando así a la búsqueda de la verdad a través de la imitación de la naturaleza. De ahí que tanto Platón como Aristóteles estarían orgullosos de ella. Pero la razón de que la EDAC no comete un delito estético con la función utilitaria de sus programas es la magnífica contribución que hace al desarrollo nacional. En tal sentido, la EDAC es un adalid de la virtud y de la verdad.