Aguijoneado por la curiosidad al saber del proyecto de una narradora amiga de escribir una novela que tendría al navegante y explorador británico Francis Drake como personaje —por su oscura vinculación con la historia colonial de la ciudad de Santo Domingo—, recordé aquel trágico acontecimiento en el que, durante la toma de dicha ciudad «a puro cañonazos» por parte del archifamoso pirata, perdió la vida el primer poeta nacido en la isla Española del que se conserva, por lo menos, un soneto: Francisco Tostado de la Peña, quien«murió destrozado por una bala de cañón disparada por Drake cuando su flota atacó la plaza en 1586». 1
Se sabe con certeza que el incidente tuvo lugar en la calle Las Damas (frente a la casa de Rodrigo de Bastidas), en enero de 1586, aunque no así el día exacto. El historiador literario Néstor Contín Aybar es quien muestra mayor empeño en precisar la fecha: «La flota pirata atacó la plaza de Santo Domingo y desembarcó en ella en enero de 1586. No hay precisión en cuanto al día, que bien puede ser el diez, el once o el doce».2
Contín Aybar, quien también fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de República Dominicana, cita una interesante referencia a ese suceso hecha por los españoles Rodrigo Cid Lobo y Osorio de Peralta:
«El día que entraron a la ciudad, mataron al pobre bachiller Francisco Tostado, de un tiro de artillería que tiró una nao por la calle de las Damas, estando en la puerta del Arzobispado, e hizo grande lástima a todos sus amigos».3
Fue, en verdad, un hecho trágico que enlutó a la incipiente comunidad literaria de la primera colonia española en el mundo descubierto por Cristóbal Colón.
Francisco Tostado de la Peña, autor del primer soneto conocido en la historia de América, era hijo de Francisco Tostado, escribano en 1514 que había llegado a la Isla, en 1502, con Nicolás de Ovando, y que fue uno de los primeros en poseer un ingenio azucarero en el Nuevo Mundo. De él nos dice el humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña lo siguiente: «Tostado de la Peña, abogado, enseñaba en la Universidad de Santiago de la Paz. Murió en enero de 1586, víctima de la invasión de Drake».4
Tostado de la Peña, cuya fecha exacta de nacimiento se desconoce —posiblemente haya nacido en 1530, opinan algunos investigadores—, escribió un soneto de bienvenida al oidor Eugenio de Salazar (1530-1602), a la llegada de éste a la ciudad de Santo Domingo en diciembre de 1573. Salazar, un ilustrado español,
«Residió en la isla de 1573 a 1580, y en su Silva de poesía, publicada fragmentariamente por Bartolomé José Gallardo en su Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos (1889), recoge preciosos datos sobre la vida intelectual de Santo Domingo durante el siglo XVI».5
El soneto de Tostado de la Peña aparece en esa compilación de Salazar y sus dos últimos tercetos los transcribimos a continuación:
«Vuestra venida, tanto desseada,
A todos a causado gran contento;
Según es vuestra fama celebrada;
Y esperan que de oy más irá en augmento
Esta famosa isla tan nombrada,
Pues daros mereció silla y assiento».6
Marcio Veloz Maggiolo, uno de nuestros más connotados hombres de letras, nos expone su visión sobre aquel histórico acontecimiento:
«Drake nos avistó con furor isabelino y en 1586 hizo crujir sus cañones mientras saqueaba la catedral más vieja de América. El poeta Tostado de la Peña cayó destrozado por una bala de cañón: primer intelectual víctima de las intervenciones en América».7
Paradójicamente, Francis Drake —sagaz navegante al que la corona inglesa le había concedido permiso («patente de corso») en virtud del cual podía capturar y saquear las posesiones del enemigo, como las colonias españolas y portuguesas―8 es considerado un héroe en su patria, donde fue, incluso, distinguido por la reina Isabel al conferirle ésta el título de «Si»” en septiembre de 1580, es decir, seis años antes de invadir y saquear la Ciudad Primada de América.
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1. Max Henríquez Ureña. Panorama histórico de la literatura dominicana. 2 ed. Santo Domingo: Librería Dominicana, 1965. Tomo I: pág. 48. Colección Pensamiento Dominicano; No. 33).
2. Néstor Contín Aybar. Historia de la literatura dominicana. San Pedro de Macorís: Universidad Central del Este, 1982. Tomo I: p. 200.
3. Idem.
4. Pedro Henríquez Ureña. La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, en: Obra crítica [1960]. Editada por Emma Susana Speratti Piñero. 2.a edición.; reimpresión. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. Pp. 355-356.
5. Joaquín Balaguer. Historia de la literatura dominicana. 10.ma edición. Santo Domingo: Editora Corripio, 1997. P. 52.
6. Max Henríquez Ureña, Op. cit., p. 49.
7. Marcio Veloz Maggiolo. Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo. Santiago de los Caballeros: Universidad Católica Madre y Maestra, 1972. P. 255.
8. De la conversación sostenida con el ilustre historiador Emilio Cordero Michel en momentos en que presidía la Academia Dominicana de la Historia. Fallecido ya, lo recordamos con respeto y admiración. QEPD