Quiero aprovechar el regreso de Martha Heredia, así como la propuesta de firmas de Cheddy García para salvar a Omega y reflexionar nueva vez acerca de la diferencia que hace la cultura machista, sostenida en los valores del patriarcado, acerca de la conducta individual de los hombres y las mujeres. 

Desde hace unos meses hemos visto el valiente retorno de esta joven mujer al escenario artístico y digo valiente, pues hay que tener mucha fuerza para regresar y exponerse al escrutinio y a la crítica pública después de lo vivido. En mi trabajo con mujeres que sufren violencia, siempre digo que hay que tener mucha fuerza para soportar lo que ellas soportan y que cuando logran redirecccionar esa fuerza interna hacia ellas mismas, lo que vemos salir es un gran poder y valor descomunal.

Hace unas semanas vi en televisión nacional una discusión que se produjo entre hombres en un programa donde Martha fue juzgada y criticada. En ese momento me transporté al pasado y recordé a Fernandito Villalona, "El Mayimbe", como se le suele llamar. Recordé los múltiples escándalos por incumplimiento, llegadas tardes, conflictos públicos, desaciertos en la vida amorosa, decomiso y cambio de nombre a lo encontrado en vehículos y muchos, muchos episodios más. A pesar de ello, fue bautizado con el sobrenombre de "el niño mimado". Justamente todos estos nombres hacen referencia a lo que intento plantear, el hecho de hacer con su vida lo que él quería y cómo a pesar de él mismo la gente lo seguía, llenaba los estadios, asistía a sus fiestas y bailaba su música. Fernandito movía multitudes y producía cualquier cantidad de reportajes en la prensa escrita de los años 80 y 90.

Y yo me hago la pregunta ¿reaccionaría igual la sociedad si se hubiera tratado de una mujer? Creo que no y para muestra el botón de Martha Heredia. Ella comete un error, es condenada, paga por ello con cárcel y el perdón social no llega. Reboza de talento, da la cara, se expone, comienza de nuevo y el perdón social no llega. 

Es que el error femenino es más castigado que el masculino; es que la pena femenina siempre tendrá que ser mayor que la masculina. Esta chica deberá tener mucho cuidado de no cometer ningún error público en su vida, pues siempre será juzgada por el error primero, por el que ya pagó.

En esta cultura, cuando se trata de los hombres mucha gente reclama lo que el estado y los gobiernos no han hecho por los ciudadanos y ciudadanas para justificar el error del  “macho”, que fue lo que hizo Sergio Vargas en el evento artístico de mayor trascendencia del país. Usó su breve, preciado y único momento como ganador del más alto galardón, para interceder por Omega,  pero por las mujeres nadie saca la cara.

En esta semana fue la comediante Cheddy García que lo hizo a través de sus redes sociales, apelando a su popularidad ofrece un cambio del cual ella ni nadie puede ser garante.

Omega tiene miles de defensores públicos y privados, nunca escuché a nadie hablando del talento de Martha y reclamando que fuera perdonada por alguna razón.

Posiblemente los delitos cometidos por estos artistas y por Martha tengan las mismas razones: inmadurez, ignorancia, falta de apoyo familiar y social, falta de educación, el sistema de creencias, incapacidad para manejar la fama, entre otras, pero de seguro para ella siempre será más difícil levantarse.

Ponerse de pies, reinventarse, seguir adelante es una de las capacidades más importantes y valiosas en los seres humanos, se llama resiliencia, que implica caer, sufrir, aprender y levantarse. Martha lo está haciendo, pero por el solo hecho de ser mujer le costará 10 veces más que si fuese un hombre.

Y quiero decir que no se trata de una defensa personal, pues no la conozco, para mí es una mujer que de seguro volverá a equivocarse como lo hacemos todas y todos, pero de eso se trata la vida, y esa es la materia prima del trabajo de los profesionales de la conducta. Somos expertos en decirle a la gente y desarrollar la conciencia de que lo importante no es caer, sino saber levantarse, lo importante no es el error sino el aprendizaje y creo que de Martha y Fernando, como sociedad tenemos mucho que aprender, de Omega, es materia pendiente.