¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo, aunque me cueste decirlo,  tristes caricaturas de modelos de vida impuestos desde afuera?: norteamericanos o europeos que  con su devorador consumismo, pretenden transformarnos  de los ciudadanos conscientes que fuimos a los meros consumidores que ya somos. Nos quieren hacer consumidores de transnacionalizados y  enlatados productos culturales, de  estilos de vida ajenos a los códigos de nuestra  identidad nacional.  ¿Hasta cuándo vamos a seguir como la cotorra o el mono: repitiendo, imitando?

Ese es un gran desafío de los dominicanos, andar con cabeza y pies propios, erigidos en una cultura de lo nuestro, sin dejar de asumir lo más valedero de la cultura universal; porque, también, los nacionalismos a ultranza, son cercenadores. Pero…, pienso que si algún referente debemos tomar, es de los países latinoamericanos,  no a los que  andan fundiendo al Ministerio de  Cultura,  porque  para ellos la cultura tiene  significados que difieren, en muchas dimensiones, de los nuestros, fundados en la historia de estos países de Nuestra América.

Es ahí donde está uno de los más grandes retos, en asumir una cultura muy nuestra, alejada de los modelos del entertainment americano o europeo. Pero…, ¿Y cuándo acabaremos de entender los dominicanos que entretenimiento, no es Cultura? Y que en el mejor de los casos, las presentaciones artísticas, corresponden solo a una de las dimensiones del ciclo reproductivo de la cultura: la difusión del arte.

Entretenimiento nos refiere lo efímero.  Cultura: perdura, porque es conservación y restauración de la memoria de lo que fuimos, de lo que somos, y de  lo que seremos, cuando del entretenimiento no quede ni el más mínimo recuerdo en el imaginario social.

Entretenimiento es divertimento. Cultura son las obras, bienes y valores que nos distinguen como pueblo creador y cualifican como civilización. Entretenimiento no va más allá de la diversión.  Cultura…, Cultura es muchísimo más complejo y trascendente, inicia desde el acto creador, transita por el proceso de  creación hasta el producto cultural, tangible o intangible, siempre de alto contenido estético.
Cultura es producción, difusión, comercialización y consumo  de productos valederos de la creación humana, con valor artístico, social, económico, y educativo. Cultura es identidad y es diversidad étnica. Cultura es educación artística y ética. Cultura es generación de ingresos y de empleos. Cultura es más que  rostro, es cuerpo y alma de la nación.

Y el desafío no está solo en decir que vamos a afirmar nuestra identidad sino en investigar en la historia, en el pensamiento, en el accionar y en políticas culturales a escala nacional, caribeña y latinoamericana,  para extraer las mejores experiencias.

Debiéramos dejar de mirar tanto al Norte y acercarnos a los que están al lado nuestro, padeciendo y gozando similares sufrimientos  y esperanzas. Deberemos trabajar por una coproducción cultural latinoamericana, para crear y enriquecer la nacional y aportar, desde la nuestra, a la de países hermanos. Brindaremos al mundo, nuevos paradigmas culturales, con sello propio de creación. 

A escala del país, pudiéramos, creo, hacer una alfabetización cultural, ciudad por ciudad, funcionario por funcionario, hombre por hombre, mujer por mujer,  para que estos dominicanos limitados por la equiparación de Cultura a entretenimiento y por la inmediatez, puedan ver el bosque porque los árboles le impiden una mirada generalizadora y de futuro. Y no me vengan con  modelos descontextualizados, culturalmente, de los nuestros. Ya la época del cambio de los "espejitos", hace siglos pasó. Cuando "Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España (…) Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! (…) La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas." Ensayo "Nuestra América" José Martí, New York, 1891.