Llegó agosto 2020 y en tan solo 12 días tendremos un nuevo gobierno y partido político dirigiendo los destinos del país. Por primera vez desde el año 2004, el presidente de la República no será miembro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Para la democracia esto es positivo, ya que la alternabilidad hace que esta se fortalezca. Para el país, lo sabremos con el pasar de los meses y los años. El nuevo gobierno tiene la tarea de convertir en hechos lo prometido y sobre todo poder recuperar la confianza y credibilidad de la que no goza el partido que lo encabeza, por una herencia nefasta que le dejó el antiguo Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El presidente electo, por su parte, ha iniciado de una manera distinta a la cual nos han acostumbrado sus antecesores. Luis Abinader, adaptándose a los nuevos tiempos y replicando la costumbre del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha estado anunciando las designaciones de los funcionarios que lo acompañarán en su gabinete a través de su cuenta de Twitter. Esto por lo pronto ha creado cierta cercanía entre el presidente electo y la ciudadanía, quienes de primera mano y no a través de un intermediario, han podido tomar conocimiento de quiénes serán los funcionarios del nuevo gobierno. Por igual, muchas de estas designaciones han sido personas con una imagen fresca y que gozan de buena reputación dentro de la sociedad.
La mayoría de las designaciones que hasta ahora han sido anunciadas se caracterizan por ser personas que a lo largo de los años han sido duros críticos del gobierno actual y del PLD en sentido general. Han reprobado las actuaciones tanto del gobierno encabezado por Danilo Medina, como por Leonel Fernández. A su vez, han opinado acerca de cómo deberían hacerse las cosas para que el presente y el futuro de la República Dominicana sea diferente. Siendo así las cosas, a estos estos futuros funcionarios les ha llegado la oportunidad de llevar a la práctica las ideas y teorías que han plantado a lo largo de todos estos años para que el país de una vez y por todas pueda alcanzar un camino de desarrollo que impacte en todos sus ciudadanos y no solo en un grupito.
El nuevo gobierno debe demostrar que lo que faltaba en la República Dominicana era voluntad política. Tiene en sus manos la difícil tarea de romper con la regla de que todos los que llegan al poder lo que persiguen es hacerse ricos. A su favor, la gran mayoría de los funcionarios que acompañarán al presidente electo, incluyéndolo a él mismo, llegan a la función pública con una estabilidad económica que no necesitan de un empleo en el Estado para mantener un nivel de vida privilegiado. Es por esto que, tienen la oportunidad de dar el ejemplo de que es posible ocupar una función pública de primer nivel y estar dispuesto a llevar una vida conforme a lo que le permita su salario y no pretender usar la función que ocupen para ganarse su salario y desde allí hacer negocios para multiplicar por 5 y por 6 lo que legalmente perciben.
El compromiso mayor que tiene el próximo gobierno de Luis Abinader es con la integridad y la transparencia. Para que esto pueda lograrse, el accionar correcto debe empezar con el mismo presidente de la República y sus ministros. La tolerancia debe ser cero con quienes vulneren la ley, sin importar al partido o a la línea política dentro de ese partido a la que pertenezcan. Siempre será mucho más fácil criticar y exigir desde la acera de al frente, pero, ya les ha llegado el momento de pasar del dicho al hecho. El PRM y sus miembros deben estar conscientes de que ya no son los encargados de indicar cuáles son los problemas que tenemos como nación, sino que su tarea es aportar las soluciones y llevarlas a cabo