No caben dudas que el presidente Medina y el ex presidente Fernández, cómplices en todas sus partes del atolladero por el que atraviesa nuestro pis. Generadores en sus mandatos de las peores desigualdades sociales que haya vivido nuestro pueblo; aun pretenden, como si la gente no estuviera consciente del daño que nos han causado, vendernos la idea de que la república, como concepto político, no sería capaz continuar y que nadie más puede sin la “unción morada” administrar la finca que ellos tienen como heredad.
De un domingo otro, ambos políticos, quienes se han repartido catorce de los últimos veinte años el pastel oficial; de forma distinta pero con la misma intención. Buscan envilecer de nuevo a los dominicanos, planteándonos el proyecto político con matices continuistas del Partido de Liberación Dominicana más allá de lo que podamos soportarlo. Ignorando que el dominicano aprendió a conocer sus mañas y repudiar sus actos indecoros, muy a pesar, de la manipulación constante a la que somos sometidos por distracción mediática, dirigida desde Palacio para desviar la atención.
Danilo; que ha sacado provecho al uso de nuestros impuestos para vender la imagen de simplón, con la que entretiene a una población hambrienta. No escatima esfuerzos para la auto-exaltación y atrapado en su delirio de grandeza; entiende que el Estado es un extensión de su propio “Yo”. Pronombre que mencionó excitado unas 172 ocasiones, en un simulacro de entrevista que pusiera a circular en estos días. Demostrando, su tendencia a vincular lo público con su persona y su apego a nuestros recursos con pretensiones personales, obviando las fronteras existentes entre uno y otro, y que el político posee un lenguaje eminentemente colectivo.
Leonel, cuya suerte y propósito de ser líder, duró hasta el día que el ungido de San Juan de la Maguana tomara el timón del barco. Ahora con un “Nosotros” fantasioso, y un discurso cansón, vinculado más al pasado que a propuestas futuras. Pretende inocularnos por cuarta ocasión el soporífero con el que nos durmió por más de una década. Esta vez, aturdido por la decepción de no contar con el respaldo de un Comité Político al que diera todo tipo de canonjías y que hoy, movido por las ambiciones desmedidas, da la espalda a un ser que no entiende que su ciclo y para bienes de los dominicanos, afortunadamente concluyó.
Quien una vez fuera bautizado el León; hoy no es más que un tímido gatito que busca con desesperación el respaldo de un conglomerado social al que le negó por tres ocasiones el Estado de Bienestar. Y olvida que al perder la capacidad de maniobrar con los dineros del pueblo, también perdió fuerza que tenía en las filas moradas y consecuentemente los encantos que alguna vez poseyó. Porque él, más que cualquier otro mortal en esta tierra de incautos, es consciente de que lo único que mantiene a flote el velero morado, es el uso y abuso del Presupuesto de la Nación.
Por ello, después de haber jugado a ser dios entre los mortales, sucumbe con dolor ante el “Yo” de Medina, con un “Nosotros” absurdo y desadaptado, con el que se plantea romper los obstáculos que el oficialismo le ha fabricado en su recorrido por un sendero cenagoso y escabroso. Utilizando como lema, “bajo cualquier circunstancia”. Consciente de las dificultades que posee de lograr un respaldo a lo interno de un partido, al que alguna vez sirvió de guía y maestro.
Ni el –yo- ni el –nosotros- escapan a las desgracias que hemos tenido que afrontar, por los desvaríos de dos individuos, cuyos liderazgos se basan en la administración fétida de los recursos públicos y el fomento descarado de la corrupción y la impunidad. El “Yo”. Es confirmar que la descomposición que existe en esta administración dirigida y auspiciada por Medina, es el producto de las violaciones flagrantes a toda norma establecida. “Nosotros” define la trama de un sistema judicial a imagen y semejanza de un método carroñero, articulado para protegerse unos a otros. Porque el yo es Odebrecht, Darío Contreras, Omsa entre otros. Y nosotros, Sund Land, Félix Bautista, Díaz Rúa, Tucanos, etc.