Recientemente en un encuentro con la Asociación de Industrias, el Presidente Danilo Medina anunció la conversión del BNV en un banco de desarrollo de las exportaciones, entidad que podría jugar un rol importante en el financiamiento de las actividades productivas, especialmente las dirigidas al mercado externo.

El Gobierno está haciendo esfuerzos tangibles para canalizar recursos financieros a la agropecuaria y las mipymes, también la Administración Monetaria tomó el año pasado una serie de medidas, como la liberación de recursos del encaje legal y modificar el Reglamento de Evaluación de Activos, dirigidas a que las entidades de intermediación financiera  prestaran mayores recursos a menores tasas de intereses para diferentes sectores, como efectivamente ocurrió; pero sin un banco de desarrollo, preferentemente de segundo piso,  para financiar los sectores productivos va a ser muy difícil cumplir con la meta de crear 400 mil empleos formales en esta administración y multiplicar las exportaciones.

Los países de la región que han logrado aumentar de forma sostenible las exportaciones cuentan con bancos de segundo piso, estatales o mixtos, cuya finalidad es contribuir a elevar la competitividad canalizando créditos a los sectores productivos, incluyendo mipymes y grandes empresas. Así Brasil tiene a BNDES, Colombia a Bancoldex, México a Bancomext, Bolivia el Banco de Desarrollo Productivo, Ecuador el BEDE, y Perú  la Corporación Financiera de Desarrollo, para solo citar los más importantes.

El Presidente cuenta con una serie de alternativas para crear un banco  de segundo piso (el nuestro podría llamarse Banco de Desarrollo de las exportaciones-BANDEX). Puede, por ejemplo, crearlo partiendo de cero y eso le va a consumir varios meses; también a partir de la plataforma y los activos, también los pasivos, del Banco Nacional del Fomento a la Vivienda y la Producción (BNV). El Gobierno parece se ha decidido por esa opción y este servidor en un artículo publicado en este medio propuse varias alternativas, entre ellas la transformación del BNV (“Banco de Fomento Producción y exportaciones”, 06/07/2013).

El BNV fue, desde su creación el 12 de mayo de 1962, el órgano rector de las  Asociaciones de Ahorros y Préstamos, pero a partir de la promulgación en noviembre de 2002 de la Ley Monetaria y Financiera (183-02), cesaron sus funciones de regulador y supervisor de las entidades mutualistas y se convirtió en una entidad dedicada “a la promoción  de un mercado secundario de hipotecas y a la colocación y facilitación de recursos para los sectores productivos”. Incluso el BNV se benefició de recibir todos los activos y las carteras de préstamos del Departamento de Financiamiento de Proyectos del Banco Central (DEFINPRO), quedando los pasivos en el BC. Obviamente que tras doce años el BNV no ha logrado cumplir su objetivo y sus indicadores financieros son precarios.

A partir del BNV, convertido en un banco de segundo piso, se pueden captar recursos por diferentes vías, como incorporar capital accionario proveniente de bancos múltiples o inversionistas, se pueden crear fideicomisos con diferentes objetivos, diseñar instrumentos financieros, emitir títulos para el mercado de valores y obtener financiamiento de organismos multilaterales. Es bueno recordar que gracias a la creación de los fondos FIDE e INFRATUR, en la década de los setentas del siglo pasado, los cuales fueron gestionados por el Banco Central, se canalizaron recursos que fueron fundamentales para el despegue del sector turismo y se desarrollaron múltiples proyectos industriales.

Convertir el BNV en un banco de segundo piso, dirigido a canalizar recursos para el desarrollo de las exportaciones, va a demandar una inyección de varios miles de millones por parte del Gobierno Central, sanear su actual cartera de préstamos,  y lo más importante, integrar en la dirección de la nueva entidad a un equipo con suficiente experiencia bancaria y mentalidad desarrollista.