Haití está sumido en una crisis que inició como protesta ante un escándalo de corrupción por el programa de Petrocaribe, pero que ha pasado a ser una lucha que pide la destitución del Presidente.

Haciendo una revisión de la historia haitiana se observa que esta situación viene desde sus orígenes pues los líderes que lucharon por establecer su propia patria entre ellos mismos tejieron una serie de componendas en las que buscaban siempre destituir al que estaba y quedarse ellos en el poder. Esa ha sido una práctica superada por la República Dominicana y ahí reside la diferencia del avance de ambos países. Pondré algunos ejemplos que nos ilustren lo planteado.

El jefe negro Jean François, líder original de la insurrección esclava de 1791 y generalísimo de Fort-Dauphin (actual Fort Liberté) terminó asesinando al líder Jeannot Buller y persiguió a Georges Biassou quien junto a Toussaint y el mismo Jean François, se habían aliado a España contra Francia en 1793, con el propósito de acumular poder.  Toussaint Louverture y Jean Jacques Dessalines, eran capitán de guardias y lugar teniente de Bissou respectivamente y al mismo tiempo fueron quienes lo entregaron a Jean François para que lo fusilara.

Dessalines era el lugar teniente de Toussaint, pero tenía como sus compañeros una ambición de poder desmesurada y usaba todos los medios posibles para eliminar a su jefe. Desde el año 1802 mostró una fidelidad sin límites a los intereses de Francia, antes era a España, poniéndose al servicio del capitán Leclerc. Tanto Dessalines como Christophe ayudaron a los franceses a descubrir las intrigas y los planes de Toussaint quien estaba preparando una insurrección general de los negros para fortalecer su posición de jefe supremo y lograr una independencia nacional con la ayuda de los ingleses y los norteamericanos.

El general Toussaint odiaba ver a sus compañeros revestidos de tantos títulos imperiales porque competían directamente con sus aspiraciones, por eso eliminó a su sobrino Moïse, Goa y a Macaya un líder que se pronunció a favor de la restauración de la monarquía francesa en 1793 y que se autoproclamó rey de L’Acul du Nord.

El anhelo de convertirse en rey o jefe supremo se había convertido en una enfermedad de todos los caudillos negros que se encontraban en la colonia de Sait-Domingue.

El coronel Dessalines, hijo de Jean Jacques Dessalines, traicionó al Presidente Soulouque provocando un golpe de Estado que lo llevó a él a la Presidencia. Estimé Rameau, primo hermano de Dumarsais traicionó a Duvalier. En el caso más reciente el último golpe de estado se le dio a Aristide con la protección de Estados Unidos y su compadre, Jacques B. Kétant, lo acusó en una corte federal de Miami de entrar droga a Haití. ¿Qué ejemplo de unidad ha demostrado el liderazgo haitiano después de 1791? Sencillamente ninguno.

Basta considerar los conflictos surgidos entre la mayoría de los líderes haitianos para entender por qué resulta difícil para el pueblo confiar en “la buena fe” de sus líderes. Todos los conflictos producidos en Haití desde el Siglo XIX hasta nuestros días tienen que ver con la dificultad que tienen las élites para encontrar un equilibrio.

Cualquier conflicto, por pequeño que sea, es aprovechado por una serie de “líderes” para manipular la población y pedir la destitución del Presidente de hecho en los últimos veinte años sólo dos presidentes han concluido su mandato.

Si no se logra una estabilidad política, social y económica y visión de su liderazgo, Haití seguirá siendo un estado usado por líderes inescrupulosos cuyo único fin es enriquecerse a costilla de un pueblo mancillado y maltratado.